Señor Licenciado Aristóteles Sandoval Díaz, gobernador Constitucional del estado de Jalisco.

Señor presidente del Consejo General para el Fortalecimiento de la Educación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Señores presidentes de los Honorables Poderes Legislativo y Judicial de la entidad.

Distinguidos señores presidente municipal y rector de la universidad de Guadalajara.

Maestros de Jalisco.

Señoras y señores.

Jalisco es una entidad en la que el compromiso social con la educación y la formación docente han sido una constante en su historia.

Fue la Constitución de Jalisco de 1824, uno de los primeros ordenamientos que estableció como deber del Congreso determinar un Plan General de Instrucción Pública. Asimismo, fue en este estado donde en 1828, se fundó la Escuela Normal Lancasteriana en el Colegio de San José, una de las más antiguas de México, la cual dio origen al concepto de normalismo.

De la mano de Manuel López Cotilla, regidor de Guadalajara, Jalisco vivió una de las más importantes etapas en su historia educativa. Don Manuel dedicó su vida a realizar una fecunda labor como encargado de la Instrucción Pública.  Predicando con el ejemplo, recorrió el estado para inducir a los maestros al mejor cumplimiento de su misión y luchó incansablemente por fundar una escuela normal para profesores.

Sin embargo, fue después de su muerte cuando la Institución Normalista abrió sus puertas con la encomienda, no sólo de formar maestros, sino de imprimir en todas las escuelas del estado, un sello de unidad científica y pedagógica.

La benemérita y centenaria Escuela Normal de Jalisco ha contado desde sus inicios con la profunda vocación de sus maestros, que son los que marcan cualquier derrotero en esta materia en el país, como no recordar a Ignacia Encarnación, María Bancalari, Aurelia Guevara e Irene Robledo, entre quienes con un gran sentido de la responsabilidad se entregaron a la formación de la juventud.

Precisamente también en Guadalajara vio nacer a don Valentín Gómez Farías, uno de los padres de la reforma, que contribuyó al desarrollo educativo de México.

Las escuelas normales superiores, primero en el siglo XIX y después en el XX con la Revolución Mexicana, tuvieron un papel trascendental en la renovación pedagógica.  Los maestros han sido y siguen siendo agentes de cambio y han desempeñado su papel vital en la consolidación de nuestra identidad mexicana, de nuestros valores, de nuestras costumbres y de nuestros ideales.

Educar a los educadores es una tarea que ha provocado una reacción en cascada, que ha fertilizado y distribuido en el país, el impulso educativo.  Las normales superiores fueron pensadas para tener una flexibilidad capaz de adaptarse a las distintas realidades del territorio nacional, conservando al mismo tiempo un propósito: autonomía sin atomización.

Sin embargo, Jaime Torres Bodet, al impulsar la escuela de la unidad nacional, ya advertía sobre los peligros de que no hubiera una acción coordinada entre normales y sistema educativo en su conjunto.

Educar es, como lo decía Luigi Giussani, introducir a la realidad total; significa desarrollar todas las estructuras del individuo hasta su realización integral y, al mismo tiempo, es afirmar todas las posibilidades de conexión activa de esas estructuras con su entorno.

Precisamente, como lo señalaron, lo mismo los grandes filósofos griegos como los ideólogos del constructivismo, el maestro debe ser más un facilitador de la experiencia del aprendizaje y debe enfocarse en que el alumno construya su propio conocimiento a través de actividades basadas en experiencias.

De este modo, la labor del educador debe centrarse en el cumplimiento de tres objetivos fundamentales:

Enseñar a pensar, desarrollando en los educandos un conjunto de competencias que les permitan optimizar su razonamiento.

Segundo, enseñar sobre el pensar, estimulando a los alumnos en la toma de conciencia de su propio bagaje intelectual.

Y finalmente, enseñar sobre la base del pensar, que implica incorporar de manera clara objetivos de aprendizaje, adaptándolos a las distintas áreas de contenido y niveles educativos.

Actualmente nuestro país cuenta con 256 escuelas normales, las cuales ofrecen, muy variados  programas de Licenciatura, entre otros la de la Licenciatura en Educación Preescolar, la Primaria, la Primaria Intercultural Bilingüe, la Secundaria, la Especial, la Inicial, la Física y la Artística para un universo de más de cien mil estudiantes.

Precisamente el Presidente de los mexicanos Enrique Peña, ha señalado que el primer pilar de la Reforma Educativa es el que corresponde al Servicio Profesional Docente.

En congruencia, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 deberá marcar las pautas para que la red normalista evalúe y oriente su política docente en función de la nueva realidad y de las necesidades del país.

Estamos hablamos de un proceso a largo plazo que hay que empezar de inmediato. Dar calidad a la formación de profesores para las escuelas básicas es una urgencia.

El grado académico que las normales otorgan debe ser revalorado. Esta acción no ocurrirá si no se muestra calidad en la formación de los maestros.

No se pretende ignorar ni la experiencia asimilada por cada escuela ni su contexto ni las necesidades específicas. Se trata de construir un plan orgánico, que permita detectar problemas, conflictos y carencias, para que las normales sigan siendo motor del desarrollo educativo del país.

Sin profesores no hay educación posible, ni reforma viable. Entendemos las dificultades y los retos que enfrentan y estamos de su lado. La Reforma Educativa no se hace contra el maestro, se hace para el maestro, para los alumnos y para los padres de familia.

Sabemos que necesitamos dotarlos de mejores herramientas que les permitan crear competencias, del mismo modo que tendrán que hacerlo con sus alumnos en el salón de clases. Queremos apoyarlos en el camino, para que puedan desarrollar sus fortalezas y superar sus debilidades.

Estamos comprometidos con la calidad educativa y entendemos que enseñar es más que una profesión, es un arte que requiere un aprendizaje permanente. Como lo decía Reyes Heroles: “los maestros son, por sí, depositarios del estilo de México, forjadores de su espíritu y formadores del alma nacional”.

Por ello, hoy les decimos a los estudiantes y a sus maestros que en ellos descansa el futuro de la educación de los mexicanos.  No sólo vamos a mantener a las normales que no desaparecerán, sino a transformarlas en la calidad de sus servicios.

Al declarar este acerto quiero recordar, para finalizar mis palabras, la honda satisfacción de releer las palabras del gobernador  Agustín Yáñez, futuro secretario de Educación Pública:

“He aquí la importancia de la formación de los futuros maestros. qué honda satisfacción para el educador que contempla desinteresadamente la ascensión de sus alumnos a escalas de responsabilidad y prestigio, gracias no sólo a las enseñanzas generales impartidas con leal saber, sino a una sola palabra, a un consejo, a un gesto, a un ejemplo siempre con carácter personal, que distingue al maestro de todos los profesionales”.

Muchas gracias.