El ozono (O3) es un gas incoloro de olor penetrante, altamente oxidante e inestable en altas concentraciones. Puede ser “bueno” o malo para la salud y el medio ambiente dependiendo de en donde se encuentre en la atmósfera.

Este gas se produce naturalmente en la estratósfera. Se considera “bueno” porque protege a la tierra de los rayos ultravioleta.  Esta capa de ozono se destruye gradualmente por compuestos producidos por el hombre conocidos como sustancias que destruyen el ozono, los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).

A nivel de superficie (tropósfera) se considera un contaminante porque en ciertos niveles representa un riesgo para la salud humana, la vegetación y los animales.

La temporada de ozono se caracteriza por las altas concentraciones de este contaminante durante largos periodos. Las condiciones que lo favorecen son el aumento de la duración del día, escasa humedad e intensa radiación.

En el caso de la Zona Metropolitana del Valle de México, la temporada de ozono inicia en la segunda mitad de febrero y concluye en la primera mitad del mes de junio con el inicio de la temporada de lluvias.

Las precontingencias y contingencias se declaran cuando las concentraciones de ozono son mayores a 150 y 180 IMECAs, respectivamente. 

Daños

La exposición al ozono genera daños en la salud humana, la vegetación y ecosistemas incluyendo los bosques, parques y áreas naturales protegidas.

Acciones

En el 2013 se creó la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) como una plataforma de gobernanza ambiental regional entre seis entidades para impulsar políticas, programas y acciones de sustentabilidad y economía verde para la región del Centro de México.

Atiende las recomendaciones de las autoridades cuando se declare una precontigencia o contingencia ambiental y evita la exposición al aire libre.