Este parque es conocido por sus interesantes formaciones rocosas, producto de la erosión milenaria del agua y viento. Su belleza escénica atrae a los visitantes que gustan del campismo, el ciclismo de montaña y la naturaleza en general.

Su riqueza forestal forma un mosaico de vegetación que va desde el pastizal hasta los bosques de pino y encino. Alberga alrededor de 4 mil 701 ha y está asentado en el municipio de Chihuahua, a menos de una hora de la capital estatal.

Debido a la explotación forestal y el sobrepastoreo, entre otras amenazas, el presidente Lázaro Cárdenas lo decretó como Parque Nacional Cumbres de Majalca, el 1° de septiembre de 1939, para conservar la flora y fauna locales, la sustentabilidad de sus recursos naturales, escénicos e hidrológicos.

Majalca alberga dos cuencas hidrológicas y su vegetación es determinante en los procesos de precipitación, escurrimiento e infiltración del agua que recarga los acuíferos. Estos mantos alimentan los ríos que sustentan la agricultura y ganadería locales y surten parcialmente a la ciudad de Chihuahua.

Entre sus especies representativas de flora se encuentran los bosques de pino y encino, pino piñonero y zacatón. Su fauna alberga pumas, venados cola blanca, pavos salvajes y linces; algunas de sus especies endémicas (sólo  existen en esa zona): zorzal mexicano, tecolote colimense y cotorra serrana occidental. Destaca que en sus pastizales invernan y descansan aves que posteriormente regresan a sus áreas de reproducción en Canadá y E.U.A.

Histórica y arqueológicamente, el área de Majalca representa un acercamiento a la cultura de los indios Conchos, habitantes del norte de México y en especial de Chihuahua, desde la conquista y hasta su desaparición.

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