El Gobierno de México apoya que haya un precio al carbono, porque es una manera efectiva de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un precio al carbono desalienta el consumo de combustibles contaminantes y, al mismo tiempo, promueve el desarrollo de tecnologías más limpias.

Congruente con una sólida política nacional de combate al Cambio Climático, México fue el primer país en desarrollo en presentar a la ONU su contribución prevista y determinada nacionalmente con compromisos concretos para reducir el consumo de carbono.

Para estabilizar la temperatura del planeta, México está convencido de que debe reducirse el consumo de carbono.

Para ello, el establecimiento de un precio justo y real, fomentará el consumo de energéticos más limpios y una mayor eficiencia energética en toda nuestra economía.

Al detonar oportunidades de negocio en tecnologías limpias, se crean nuevos mercados que alientan la participación del sector privado en el combate al cambio climático.

Derivado de la Reforma Energética, creamos instrumentos, como los Certificados de Energías Limpias que, de manera indirecta, incentivarán un desarrollo bajo en emisiones.

Desde el 2013, contamos con un impuesto al carbono y estamos desarrollando un mercado de este energético en el país.

Ello nos permite promover el uso de combustibles más limpios y la generación de energía eléctrica, a partir de fuentes renovables.