Señor Secretario de Gobernación.

Señores Subsecretarios.

Señor Comisionado.

Señor Oficial Mayor.

Compañeros de trabajo de la Secretaría de Gobernación.

Señores y señoras de los medios de comunicación.

Señoras y señores.

Es para mí un gran honor y una enorme responsabilidad la invitación que me hace el señor Presidente de la República para integrarme como Subsecretario de Gobierno dependiente de la Secretaría de Gobernación, dirigida con rumbo, con firmeza, con certeza, por el licenciado Miguel Osorio Chong.

Me siento muy reconocido, me siento verdaderamente muy satisfecho de integrarme a este equipo de trabajo.

Señor Secretario, quiero expresarle que he tomado puntual nota de las seis recomendaciones y tareas que me ha encomendado.

Habré de cumplirlas con eficacia, con transparencia, pero sobre todo, con una gran lealtad a la institución que usted representa, encabeza y, sobre todo, con una gran lealtad, reconocimiento y gratitud al Presidente de todos los mexicanos.  Gracias por esta confianza, señor Secretario.

Asumo esta responsabilidad no como un privilegio, sino como una gran responsabilidad. Lo hago con la firme convicción y compromiso de contribuir en la medida de mis posibilidades a la gobernabilidad democrática, a la armonía social y a la convivencia civilizada de todas y todos los mexicanos.

Me integro a un gran equipo de trabajo, lo hago con humildad, generosidad y convicción para sumar esfuerzos y cumplir con las tareas que nos corresponden de cara a la nación.

En el cumplimiento de nuestras responsabilidades, habremos de privilegiar el diálogo incluyente como instrumento fundamental de la política, sin condicionamientos ni chantajes, diálogo con respeto a la ley para fortalecer el Estado de Derecho.

No olvidemos que en política la solución pasa por la anticipación del conflicto.

Ante los retos y desafíos que enfrenta México, nadie puede quedar atrapado en la desesperanza.

No desconocemos que existe irritación social, pero no será través de la descalificación y la diatriba como superemos nuestros problemas. Se vale disentir, pero no se vale destruir.

Tendamos los puentes necesarios para fortalecer la comunicación y la construcción de los acuerdos.

Encaucemos la unidad a partir de propósitos comunes.

Estoy seguro que en el propósito de avanzar en la construcción de un México más justo e igualitario, nadie puede estar en desacuerdo.

Que nadie se equivoque, en la conducción del país hay rumbo y destino cierto.

Hay mando y mandato, hay liderazgo encarnado en la persona del Presidente de todos los mexicanos, el licenciado Enrique Peña Nieto.

Mantendremos una comunicación permanente con las entidades federativas. Por cierto, el diálogo no es sinónimo de debilidad, ni firmeza significa cerrazón, cuando la firmeza se sujeta al cumplimiento irrestricto de la ley.