"Muy buenas tardes a todas, a todos.

Saludo con afecto al licenciado Luis Raúl González, Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Al maestro Jaime Valls, muchas gracias. Además, porque logró esta convocatoria en dos días, y la verdad, apenado, pero creo que para el tema de derechos humanos es siempre hacerlo con prontitud es muy importante. Gracias, maestro.

Saludo, por supuesto, al director del Instituto Politécnico.

A los rectores, a la directora, a directores de diferentes instituciones.

Sobre todo, saludo a jóvenes universitarios. Siempre estar con ustedes es para nosotros una posibilidad de confianza, de saber que ustedes son los verdaderos impulsores, no solamente en tema de derechos humanos, sino del desarrollo del país. Por eso, es un placer estar con todas y con todos ustedes.

Y estar, además, después de una gira muy importante, una visita que hizo Su Santidad, el Papa Francisco, en la que recorrió nuestro país, que estuvo donde quiso estar, que dijo lo que quiso decir, y que nadie, absolutamente nadie evitó, ni su visita a algún lugar, ni el encuentro con nadie, ni por supuesto el poder escuchar las voces de México.

Creemos que fue una gran visita en la que se logró con absoluta libertad, y por supuesto, también actuó con absoluto respeto a nuestro país.

Recibimos sus mensajes, un mensaje hacia las mujeres y hombres de México, hacia la libertad, hacia las libertades, hacia el progreso, hacia el desarrollo. Y, particularmente, en el tema de derechos humanos, a evitar que se lastime de alguna manera, por algún tipo de delito, a las y a los mexicanos.

Hoy reiniciamos esta semana con este muy importante evento, y por eso, un placer nuevamente saludarles y saludar a todos los que saludó Roberto Campa, que fue muy extenso, además, en el inicio.

El pleno respeto a los derechos humanos es una aspiración que sociedad y gobierno compartimos. Una aspiración que nos debe de unir, y que nos llama a la corresponsabilidad.

Porque todos formamos parte del Estado mexicano, y cada uno de nosotros tiene mucho que aportar.

Se trata de que mujeres y hombres puedan, con absoluta libertad y en igualdad de condiciones, construir su propio destino.

Se trata de que la dignidad humana encuentre siempre sustento en el goce efectivo de los derechos, lo mismo en el ámbito individual y social, que en el político, económico o cultural.

Se trata, en suma, de vencer las barreras que limitan el desarrollo, y de sentar las bases para que cada mexicano ejerza sus libertades, sin más límite que la ley.

Porque es con más libertad, nunca con menos, que las personas pueden generar por sí mismas, oportunidades de crecimiento y realización.

Es con más libertad, nunca con menos, que surgen nuevas formas de participación y acción conjunta que enriquecen la democracia.

Y hay que decirlo, como país, y de manera puntual durante los tres primeros años del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, hemos dado pasos importantes en esa dirección.

Pasos que son producto del trabajo con la sociedad, los organismos autónomos, los órdenes de gobierno y los poderes.

Fue así, por ejemplo, que se puso en marcha un Sistema Nacional de Atención a Víctimas, pieza indispensable para la reparación integral del daño y su no repetición.

Es así, como estamos dando un impulso sin precedente al nuevo Sistema de Justicia Penal, tomando medidas para garantizar un acceso igualitario a la seguridad social.

Y también, muy importante, fortaleciendo los mecanismos para garantizar a las mujeres una vida libre, libre de violencia.

Actuamos de la mano con las minorías y los grupos vulnerables, para promover la tolerancia y cerrar el paso a la discriminación.

Porque todos los seres humanos nacemos iguales en dignidad, y todos debemos ser tratados con el mismo respeto por la ley y por la sociedad.

Y en ese tenor actuamos en casa, atendiendo puntualmente las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, capacitando a servidores públicos, y con una apertura y colaboración, sin precedentes, con organismos internacionales. Repito, sin precedentes.

Entre todos hemos alcanzado, sin duda, avances importantes. Sin embargo, el Gobierno de la República es el primero en reconocer que persisten retos.

Retos que son, en gran medida, los de la sociedad contemporánea y que si bien se expresan de distinta manera en cada país, están presentes a nivel global.

Me refiero a fenómenos como la migración o el cambio climático, y a flagelos como la exclusión, la trata de personas, la violencia de género o la desigualdad.

Se trata de problemáticas que obstaculizan el ejercicio de los derechos y ante las cuales el Gobierno de la República actúa con determinación y altura de miras.

Porque son desafíos que debemos enfrentar como nación, con unidad y una visión compartida de presente y futuro.

Por eso el diálogo es fundamental; por eso es tan importante que se escuchen todas las voces y se tomen en cuenta todas, absolutamente todas las opiniones, y para ello, quién mejor que ustedes, la comunidad universitaria de nuestro país.

Porque las instituciones de educación superior son, por esencia creadoras, reproductoras y difusoras del conocimiento.

Es en las universidades y, sobre todo, entre sus integrantes, donde se encuentra el espacio privilegiado para formular las preguntas correctas y para construir, a partir del debate razonado, las mejores respuestas.

De ahí, que todas y todos ustedes sean, sin lugar a dudas, aliados indispensables en la construcción de políticas públicas más efectivas para el impulso del desarrollo nacional.

Y de ahí la importancia de que estemos hoy aquí, sumando esfuerzos a favor de los derechos humanos. De eso se trata, precisamente, la Carta Compromiso que hoy firmamos.

Porque los derechos deben ser reconocidos y conceptualizados, pero también y fundamentalmente, difundidos, protegidos y ejercidos a plenitud.

Porque una ley, para ser letra viva, debe de ser transformada en práctica cotidiana, y porque solo quien conoce sus derechos, puede exigirlos y hacerlos valer.

En el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto trabajamos para que el goce de los derechos sea una realidad en la vida diaria de las y los mexicanos.

Lograrlo requiere de un esfuerzo de Estado.

Es decir, un esfuerzo de todos: de autoridades, poderes y ciudadanos.

Ese es el camino para concretar cambios de fondo que afiancen la cultura de los derechos humanos, lo mismo en las instituciones que entre individuos y comunidades.

Porque las grandes transformaciones comienzan en el ciudadano, que es el actor central de nuestra democracia.

Sigamos trabajando juntos, sigamos sumando esfuerzos para consolidar el México que queremos.

Un México donde por encima de todo, esté siempre el respeto irrestricto a la dignidad de la persona, sus derechos y libertades.

Gracias por su atención."