Hoy el rol de la madre en las familias es más complejo. Lucha por sus derechos, se incorpora al mercado laboral dónde gana menos que los hombres y corre el riesgo del despido por embarazo y, ahora, debe reenfocar la relación con sus hijos e hijas para respetar e impulsar los derechos de niñas y niños. Es una tarea que no sólo involucra a las madres sino a todo México

Las madres jóvenes, las madres solteras, las madres adolescentes, son protagonistas en la sociedad mexicana. El INEGI señala que entre 2010 y 2015 el número de mujeres que son jefas de familia se incrementó en cuatro puntos porcentuales. En 2010 eran 6,916,206 hogares con jefatura femenina, el 24.6% del total; en 2015, ya eran 9,266,211 hogares, el 29%, donde una mujer es sostén económico de toda la casa. Incluso, en ciertas regiones, el porcentaje es mayor: en Ciudad de México, las jefas de familia sostienen ya al 36% de los hogares (1).

En forma paralela, las madres pugnan por el reconocimiento de sus derechos en diversos campos: licencias por maternidad en el Sistema de Seguridad Social, denuncia laboral por pérdida discriminatoria del trabajo por estar embarazada, las políticas sociales de apoyo a madres solteras, entre otras manifestaciones.

Sin embargo, también hay que tomar en cuenta el otro lado de la moneda. En el hecho de la maternidad hay dos protagonistas: para que haya una madre también existe una o un bebé, una niña o un niño, una o un adolescente. Por lo tanto, así como se impulsan los derechos de la maternidad también hay que reconocer los derechos de la niñez. Ambos están relacionados y se complementan, tanto en el campo jurídico como en el de la cultura cotidiana que mueve nuestras acciones día a día. Así como existe el Derecho a la Salud para las mujeres, para las madres, también existe para niñas y niños. También coinciden en el Derecho a una vida libre de violencia y a la integridad personal, en el Derecho a la No discriminación, entre otros.

Uno de los puntos más álgidos, donde se entrecruzan violaciones a derechos de las mujeres, y de las niñas y las adolescentes es el embarazo y maternidad adolescente. En el año 2000, el porcentaje nacional de nacimientos registrados de madres adolescentes era de 17.1% del total; en 2014, fue del 19.2% (2). En 2016, según la OCDE, México es el país con la mayor tasa de nacimientos de mujeres adolescentes de la organización: 1 de cada 5 nacimientos en México es de una mujer adolescente menor de 20 años (3).

Así como en la maternidad adolescente se entrecruzan los derechos de las mujeres con los de niñas, niños y adolescentes, también pueden surgir soluciones entre madres y sus niñas y niños. Soluciones que no sólo son responsabilidad exclusiva de las mamás sino de todas y todos: autoridades, familia, docentes, escuelas, la sociedad en general.

Es momento en que las madres, así como luchan por sus derechos, también impulsen y respeten los derechos de las niñas, niños y adolescentes, es decir, de sus hijas e hijos. Es la mejor combinación posible. El cimiento es que las madres, en especial las adolescentes, perciban a sus niñas y niños también como sujetos de derechos al igual que ellas mismas; comprender que no son su propiedad, no son cosas u objetos a su capricho ni “personitas con derechitos”. Es en el mutuo respecto donde mejor florece el amor maternal… y el amor filial, para beneficio de madres, hijas e hijos.

  1. http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/hogares.aspx?tema=P
  2. http://www3.inegi.org.mx/sistemas/sisept/Default.aspx?t=mdemo29&s=est&c=17528
  3. http://www.animalpolitico.com/2016/05/vas-a-ser-mama-estos-son-los-mejores-y-peores-estados-de-mexico-para-serlo/

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