El trabajo infantil transmite la pobreza por generaciones, perpetúa las desigualdades. Cuando una niña o un niño trabajan, se limitan sus derechos a una vida libre de violencia y de explotación: pierde el país, la economía, las niñas y niños (#NNA); perdemos todas y todos.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que en el mundo cerca de 168 millones de niñas y niños laboran. En México, datos del INEGI (Módulo de Trabajo Infantil, 2013) dan cuenta de 2.5 millones de niñas y niños de 5 a 17 años que trabajan, de los cuales 7.2% no acuden a la escuela y el 46% no reciben ingreso alguno por su actividad. Asimismo, el 61% de las personas que emplean a niñas y niños son sus familiares, lo cual indica el grado de normalización que existe de esta práctica dentro de la cultura social.

Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, este 12 de junio, es momento de que el Estado dé una respuesta a esta problemática, a través de políticas públicas con enfoque de derechos.

En la próxima sesión ordinaria del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) –presidida por el Presidente de la República— se aprobará y presentará la estrategia “25 al 25”, en la que participan dependencias y entidades públicas que tienen atribuciones en favor de #NNA. Tiene como propósito generar 25 metas nacionales a cumplirse en el año 2025, que definen una agenda de Estado para garantizar a todas las NNA de México el derecho de prioridad y el interés superior. El objetivo 18 de la estrategia se enfoca a la erradicación del trabajo infantil y proteger los derechos de las y los adolescentes trabajadores en edad permitida.

Una buena noticia con la que amanecemos hoy, es que a partir de este viernes 10 está en vigor el Convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la edad mínima de admisión al empleo, que cambió de 14 a 15 años para combatir el abandono escolar antes de concluir la secundaria.