Ciudadano ENRIQUE PEÑA NIETO, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas;
 
Senador ERNESTO JAVIER CORDERO ARROYO, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores;
 
Senador EMILIO GAMBOA PATRÓN, Presidente de la Junta de Coordinación Política;
 
Distinguidos Coordinadores de las Fracciones Parlamentarias;
 
Honorable Cámara de Senadores;
 
Generales, Jefes, Oficiales, Cadetes y Tropa;
 
Distinguidos Compañeros de Armas;
 
Muy buenas noches.
 
Agradezco a la Honorable Cámara de Senadores, la iniciativa para acudir a este recinto legislativo.
 
¡Gracias por este reconocimiento al Ejército Mexicano, en sus primeros 100 años de vida!.
 
A nombre de sus mujeres y hombres, les expreso nuestra más elevada gratitud por la deferencia que nos han dispensado, al incluir en la agenda del día este inédito acto.
 
Entendemos y valoramos la formalidad, la generosidad y la relevancia misma de este evento, que mucho nos dice del elevado sentido de institucionalidad, que ha caracterizado al Senado.
 
Este noble gesto motiva y fortalece moralmente a quienes vestimos el Uniforme de la República.
 
Hace 100 años, México demandaba hombres de temple y fe inquebrantables, para asumir compromisos de trascendencia histórica.
 
Concretar consensos y fomentar un espíritu institucional y nacionalista, eran factores imprescindibles para lograr la estabilización del país.
 
El ámbito castrense, respondió a ese reto con conciencia histórica, jerarquizando sus niveles de mando y apegándose a la ley y disciplina; acciones determinantes para que los militares de aquella época, se profesionalizaran.
 
Esta postura cimentó el proceso de institucionalización militar en el México Posrevolucionario y su respeto a las instancias gubernamentales.
 
Es por ello, que este evento reviste la mayor importancia en la esencia del Federalismo, al mostrar fehacientemente la constitucional y fructífera relación cívico–militar del Senado de la República y las Fuerzas Armadas del país.
 
Los soldados confiamos que el pensamiento parlamentario, continúe encauzando el rumbo de nuestra Institución a través del marco legal que el legislativo nos otorgue.
 
Reconocemos que cumplir la Ley y respetar los Derechos Humanos, es prescripción que permite armonizar la convivencia colectiva.
 
Vivir en un Estado de Derecho es convivir con certidumbre, con seguridad; es tener confianza y la mejor garantía para la paz.
 
Aspiramos a seguir ensanchando este sendero, siendo ejemplo ante la ciudadanía.
 
De nuestra parte, el Poder Legislativo siempre encontrará respeto, disposición y colaboración; voluntad que se deriva de la instrucción del Presidente de la República ─nuestro Comandante Supremo─ para sostener una relación de coordinación que permita servir mejor a México.
 
Gracias a su madura perspectiva, hoy contamos con Fuerzas Armadas que resguardan con celo y dignidad a la patria.
 
En la Secretaría de la Defensa Nacional valoramos los esfuerzos del Poder Legislativo, para promover y proveer los requerimientos que nos permitan el mejor cumplimiento de nuestras misiones.
 
Apreciamos también las recientes reformas aprobadas por el Congreso de la Unión, que han mejorado la calidad de vida de los soldados y sus familias.
 
Nuestro Ejército ─el Ejército de todos─ tiene la gran oportunidad de seguir aportando y participando en el desarrollo nacional, con voluntad, esmero y los recursos humanos y materiales disponibles.
 
Sirva esta significativa ceremonia, para expresarle al pueblo y a sus autoridades, así como a las instituciones, que el Ejército de México, a 100 años de su creación, se refuerza cotidianamente con su realidad, con compromiso, vocación y servicio a México.
 
El contacto franco, cordial y respetuoso con la sociedad, nos acerca a ella.
 
Por eso nos preparamos, con honor, valor y lealtad. Lo damos todo por México y el bienestar de su gente; porque para cada soldado mexicano, La Patria es Primero.
 
Frase imperecedera que permanece inscrita en preminente sitio de este recinto y que nos recuerda la invaluable entrega con esmero y lealtad, de los compañeros de armas aquí representados, quienes nos han antecedido en el cargo y profesión, que nos dieron ejemplo y guía a quienes hoy tenemos la responsabilidad de dirigir al Ejército.
 
Redoblaremos esfuerzos para que las futuras generaciones de militares, vean en nosotros, el ineludible compromiso nacionalista que día con día, desde hace cien años asumimos y cumplimos de hecho.
 
Permítanme también otorgar merecido y justo reconocimiento a nuestros compañeros que en nuestro devenir e imbuidos del ideal ético de servicio a la patria, cayeron en el cumplimiento de su deber.
 
Antes de concluir quiero reiterar a nombre de los soldados de México, nuestro reconocimiento, agradecimiento y respeto al Senado como Institución, y a las senadoras y senadores por esta gran deferencia.
 
Muchas gracias.