Discurso No. 036

Palabras del Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, en la inauguración del foro de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, realizado en la Cámara de Diputados

03 de junio de 2013.

Muchas gracias.

Muchas gracias sobre todo a nuestros convocantes.

Al diputado Jorge Herrera Delgado.

Al senador Francisco Búrquez.

Señores diputados, diputadas integrantes de estas comisiones.

Distinguidos invitados especiales.

Saludos particularmente al arquitecto Iracheta, al arquitecto Eibenschutz.

Y muy especialmente a los señores integrantes del equipo de Desarrollo Urbano de la secretaría, encabezados por el subsecretario Alejandro Nieto, quien seguramente después se quedará conversando con ustedes.

Al señor director del Fondo Nacional de Habitaciones Populares, don Ángel Islava, y como siempre con amistad y afecto al señor Ministro a don Marco Vinicio Martínez, presidente del Tribunal Agrario del país.

Al señor director del FIFONAFE.

Amigos, amigas todos.

Yo creo que estamos ante una realidad. ¿Qué es lo que hace que tantas personas acudan a este Foro? Que no es, por mucho, el único que se ha hecho en la materia, seguramente será el más reciente en estos momentos. ¿Por qué vienen tantas personas a escuchar cosas muy parecidas en materia de desarrollo urbano?

Yo creo coincidir absolutamente con el arquitecto Iracheta, no es el sentido de la responsabilidad, o el sentido académico, o el deseo de conocimiento. Es el sentido común, el sentido de la urgencia, la certeza de que estamos ante una oportunidad, seguramente única en el tiempo, para empezar a resolver los temas que hemos pospuesto durante tantos años.

En 40 años la población de las ciudades aumentó de 383 ciudades, para ser exactos, que agrupan más de 15 mil habitantes cada una, este grupo aumentó su población en un 210 por ciento, cifra posiblemente única en el mundo; quizá con la única excepción del gigante chino, somos sin lugar a dudas uno de los países cuya concentración poblacional en ciudades se disparó. Y el término es real, porque 40 años parecieran haber sido suficientes, hubieran sido suficientes, de haber sido una migración y una población planeada.

Pero el hecho es que no lo fue, y el hecho es que estamos aquí. Y sin lugar a dudas, sobre lo único en lo que sí podemos ponernos de acuerdo es sobre el futuro, ponernos de acuerdo en el pasado es absolutamente inútil, ocioso. Decía don Jesús Alcántara, director del CORETT a quien saludo, “renuncias a la historia”.

No, no renuncio a la historia, apelo al sentido práctico, al sentido de urgencia que nos tiene que llevar a tomar medidas inmediatas. Lo demuestran los señores diputados, los señores senadores. Tuve el orgullo de pertenecer a la Legislatura, y en mi presidencia en la Cámara de Diputados votarse por unanimidad este enorme esfuerzo que se hizo para la Ley de Asentamientos Humanos.

Pero quizá lo que contribuya a avivar este sentido de urgencia, y es sobre lo que me gustaría ahondar un poco más en estos momentos, es las razones y el por qué necesitamos hacerlo. Decía Aristóteles que la polis es la comunidad perfecta, que es ahí donde deben de satisfacerse las necesidades del hombre, pero que su principal necesidad es vivir bien, y seguramente tenía razón.

Yo sin embargo, prefiero el concepto de la cívitas, latín o romano actualizado que toma aquella preocupación gubernativa, aquella preocupación de los intereses individuales que tenía Aristóteles en la polis, y los traduce en una auténtica estructuración, una auténtica organización social realmente cómoda.

Yo creo que sobre esto deberíamos empezar a platicar; sé que es urgente la reflexión, pero mucho más urgentes son las buenas prácticas. La tarea de la SEDATU es primero impulsar esa reflexión, pero por encima de todo, asegurarse que empecemos a cumplir con las prácticas que necesitamos en materia de ordenamiento territorial.

Por eso, en una misma secretaría se dan cita los problemas del suelo, los problemas del desarrollo urbano y los problemas de la vivienda. Por eso en una misma secretaría tenemos la función de diseñar el ordenamiento territorial, el ordenamiento del desarrollo urbano y el ordenamiento, planificación, sistematización de una vivienda, que en lugar de constituirse en la presión para el desorden urbano, se convierta en el factor fundamental alrededor del cual vaya precisamente estableciéndose un nuevo modelo de desarrollo urbano.

El concepto que anima al proyecto de desarrollo y ordenamiento territorial del Gobierno de la República es la democratización del espacio público, el derecho realmente de todos a vivir bien. Vivir bien no solamente desde el punto de vista económico, sino fundamentalmente desde el punto de vista de cumplirse una ley mucho más importante que la Ley de Asentamientos Humanos, aquella que declara los derechos humanos, construir el espacio donde efectivamente se puedan cumplir los derechos humanos.

Los derechos humanos no son solamente un concepto, necesitan suelo dónde ocurrir, necesitan habitación dónde realizarse, necesitan espacios públicos dónde discutirse. Entonces la liga, el nexo, la preocupación del Gobierno de la República es el cumplimiento de los derechos humanos, y esa es la visión que nos anima para ordenar el territorio, para buscar un desarrollo urbano y para tener una vivienda que haga posible el cumplimiento de estos derechos.

Nosotros no somos ajenos, estimados amigos, a la crisis occidental: un desastre ecológico, la gran revolución bioenergética, pero sobretodo la mercantilización desmesurada y llena de tensiones sociales.

Entonces, no hay duda que tenemos que replantearnos el imaginario del progreso y sus rutas. ¿Cómo vamos a llegar al progreso, cuál es el progreso al que aspiramos? Tenemos que re-significar esta palabra.

Si tomamos como referencia a nuestros jóvenes, por ejemplo, no podemos ser ajenos a las crisis que los atraviesan: la económica, la social, los parámetros de identidad, la desafección y alejamiento tantas veces justificado de la política.

A nivel colectivo necesitamos efectivamente inventar otras maneras de articular lo común, necesitamos ampliar la reflexión, pero, insisto, por encima de todo necesitamos empezar a realizar buenas prácticas.

No hay ningún sector que pueda permanecer ajeno y pasivo ante los desafíos que enfrentamos, toda omisión será un desvío del camino que obra en contra del equilibrio y del beneficio equitativo.

Por eso, cuando las cámaras de desarrolladores de vivienda o los centros empresariales nos piden la intervención en nuestro diseño de políticas en cada materia, no solo lo aceptamos, sino que lo asumimos como un compromiso de diseño colectivo, que satisfaga por encima de todo, -porque esta es nuestra misión, a diferencia de los empresarios, cuya misión es y debe ser la utilidad económica, la del gobierno es el cumplimiento de esos objetivos sociales- asegurarse que cada una de las políticas que emita vaya dirigida a cumplir esos objetivos, por eso participamos y los hacemos participar.

Nos quejamos frecuentemente de los términos de violencia en los que vivimos actualmente; una y otra vez, se nos dice y se nos muestra en la realidad, la estrecha relación que hay entre espacio y violencia. Espacio que es fundamental y determinante para que efectivamente a través de la justicia se pueda evitar esa injusticia que alimenta el crimen.

Para salir de esto que hemos planteado no hay duda que tiene que ser en colectivo. No podemos desde el gobierno sacrificar un sector a costillas de otro y por eso, no podemos permitirnos el lujo de cerrar las puertas a nadie en la discusión de las políticas públicas en materia de desarrollo urbano, de ordenamiento del suelo y del desarrollo de la vivienda.

Para romper los círculos viciosos que sin duda nos ponen hasta aquí con negligencia frente al desarrollo desordenado para direccionar un nuevo rumbo, para eso requerimos un nuevo sistema de planeación y un nuevo diseño institucional.

No basta con la creación de la secretaria, estamos construyendo y articulando los distintos espacios dentro de ella que den lugar a que las discusiones sean útiles, a que la participación de la sociedad sea frecuente, sea un alimento permanente de las políticas que a través de nuestra secretaría fluirán.

El pacto social solo puede darse sobre un espacio que permita fluir la vida con oportunidades y las posibilidades de que cada persona aliente su propia autonomía, a partir de relaciones fructíferas con su entorno, con su espacio.

El desarrollo inmobiliario tiene la posibilidad de ofrecer condiciones para que se disparen estas potencialidades y no trastocarlas; el espacio creado a través de este desarrollo es precisamente el fundamento de la libertad, y debe serlo de la libertad y no de la opresión, de la paz y no de la violencia, para el trabajo y la vida privada no para la violencia privada y pública.

Por eso este desarrollo territorial planificado, con orden es una estrategia fundamental en la construcción de la paz con oportunidades y equilibrio social. Ese es el motivo que anima la política del Gobierno de la República, esas son las razones y los objetivos que tiene que cumplir el Gobierno de la República, esa es la naturaleza de nuestra actual política pública de desarrollo urbano y ordenamiento territorial, es decir, sobre todo el territorio mexicano.

Una y otra vez injusto en tantas cosas. Por ejemplo, nosotros tenemos ahora 4 millones de hectáreas solicitadas como terrenos nacionales; y la pregunta es si resulta justo que un solo mexicano a través de este mecanismo, sin lugar a dudas anquilosado, y sin lugar a dudas atávico, pueda ser poseedor por el solo hecho de reclamarlas de 2 mil hectáreas del territorio mexicano, o 4 mil o cinco mil, por el solo hecho, como lo previene la Ley actualmente, de que no se encuentran ocupadas. Mientras, en las ciudades enfrentamos el problema de cómo darle espacio a esta vivienda popular, a esta vivienda que tiene que construirse a partir de 2.5 salarios mínimos, con el gran costo que representa sin lugar a duda la tierra intraurbana.

No se trata solamente de explicar los motivos, se trata también de articular las políticas que resuelvan estos dilemas, los pobres tendrán que vivir siempre en “las lomas” -lo más lejos, lo más feo- o podremos efectivamente encontrar la manera de articular vivienda en zonas céntricas, en zonas en las que puede efectivamente estar cerca del empleo, y evitar ese 60 por ciento del costo que representa en su salario el pago de la hipoteca más el pago del transporte.

Todo esto tiene una importante meta, no basta solamente resolver el tema en proyección, porque entonces nuestras leyes se quedarían simplemente, como ha ocurrido tantas veces, en un catálogo de buenas intenciones. Es imprescindible, y reto a este foro resolver el tema del financiamiento, cómo y quién lo va a pagar, cómo y en cuánto tiempo se puede pagar.

¿Tiene el desarrollo urbano qué costar más, de tal manera que únicamente puedan verse desarrollados, ordenados y planificados aquellos entornos que tienen un costo superior a los 10 salarios mínimos?

¿Estamos, los que no tengan esa oportunidad, condenados al hacinamiento que hoy padece el 40 por ciento de los habitantes de las ciudades?

Esas son urgentes reflexiones que hay que hacer. Estoy seguro que este Foro las hará. Mientras tanto, a través de los instrumentos que la Ley nos otorga y que el Congreso nos ha dado al integrar esta secretaria, seguiremos promoviendo buenas prácticas, pero su reflexión y sus resultados nos son indispensables, de tal manera que yo quisiera proponer a los señores legisladores presidentes de estas comisiones, que inmediatamente después del foro, pasáramos al taller de los resultados, cuáles fueron las conclusiones.

Saquémoslo del “uno más”, saquémoslo de un llamado más y procedamos inmediatamente a la creación del taller de las conclusiones de este Foro y su implementación inmediata en las políticas públicas que a través de la SEDATU, y a través y en responsabilidad del arquitecto Alejandro Nieto, puedan establecerse.

Yo creo que la manera de hacer fructífera nuestra relación es compartir nuestras reflexiones, pero sobre todo, lo ideal sería compartir nuestros resultados.

Yo hago votos una y otra vez porque la polis vuelva a ser cívitas, y todos y todas tengamos el espacio, y en nuestro espacio un lugar dónde decidir, y donde se cumplan efectivamente los derechos que nos consagra la Constitución.

De las palabras a los hechos, eso ya es solamente responsabilidad de nosotros.

Muchas Gracias.

Y para seguir con el protocolo, siendo las doce con seis minutos del tres de junio de dos mil trece, es un placer para mí declarar formalmente inaugurado este Foro, deseando que compartamos las reflexiones y compartamos los resultados.

Muchas gracias.