Discurso No. 065

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, durante su participación en el foro estatal para la elaboración de los Programas Nacionales de Desarrollo Urbano y de Vivienda, realizado en Tzompantepec, Tlaxcala

Tlaxcala, Tlaxcala, 30 de agosto de 2013.

Por su puesto que en primer lugar, saludo la presencia de un gran amigo, de un extraordinario compañero de lucha y hoy un gobernador esforzado en demostrar que geografía no es lo mismo que extensión territorial, y desarrollo no es lo mismo que tamaño. Que Tlaxcala tiene un extraordinario futuro y que Tlaxcala tiene hoy el presente que soporta ese futuro. Los que desde el Gobierno Federal escuchamos, somos testigos y respondemos a las gestiones que hace el gobernador de Tlaxcala, sabemos que en manos de Mariano González Zarur comienza un nuevo destino para este gran estado de la República Mexicana. Muchas gracias gobernador por su extraordinario apoyo como siempre.

En estas magníficas instalaciones agradezco por supuesto la anfitrionía del Tecnológico de Apizaco y a su director el maestro Felipe Pascual Rosario, muchas gracias por prestarnos las instalaciones. Una de las cosas que están dignificando y significando a estos Foros es que recurrimos muy poco a los hoteles, y lo estamos haciendo en la esencia, en la justa dimensión que tienen y que buscan estos interrogantes que les hacemos a ustedes sobre desarrollo regional, sobre movilidad, sobre desarrollo urbano. Los hacemos en el centro y en el corazón de donde ocurre la vida de las sociedades, y eso sin lugar a dudas, los espacios académicos lo significan y sobre todo, insisto, los dignifican así que nuevamente gracias al señor director.

A la presidenta municipal de Tzompantepec, la contadora Lorena Vázquez, muchas gracias presidenta por acompañarnos el día de hoy.

Y por su puesto al señor delegado de la SEDATU, don Sergio Pintor Castillo.

Y ustedes escucharon el día de hoy a una de las personas que integran el Consejo Consultivo de Desarrollo Urbano se esta Secretaría. A mí me da mucho gusto saludar el día de hoy a don Joaquín Álvarez Ordoñez, una institución del urbanismo en nuestro país, y de verdad me siento honrado y agradecido por el tiempo que nos dedica. Es increíble cómo la tradición, la fuerza de lo que se ha hecho, la herencia de ese México que fue construyéndose, que hizo unidades habitacionales, importantísimas vías de comunicación, estadios, olimpiadas, ese México del que el arquitecto Álvarez Ordoñez ha sido testigo y actor, les deja suficiente energía para estar aquí con nosotros sacrificando un muy valioso tiempo familiar, y trabajando como un pasante más de los muchos que vienen a participar con nosotros ofreciendo las nuevas ideas y toda la frescura que da su experiencia.

Pareciera una contradicción pero no, esta es una de las principales virtudes que tienen estos Foros, refrescamos nuestras ideas. Estos Foros tienen como principal propósito repensar lo que hemos hecho; a lo mejor estamos muy seguros de lo que tenemos ahora, y nos conformamos con seguir construyendo calles o que se sigan construyendo viviendas, con seguir solventando el tema de los números, 510 mil viviendas al año. Seguimos solventando el tema de los números, alcanzamos en electricidad una cobertura del 98 por ciento del territorio nacional y los números nos siguen dando para más, en agua potable, en calles pavimentadas.

El problema lo estamos viendo ahora, el problema está en los cambios que una sociedad que evidentemente está creciendo no solamente en población, sino que está creciendo en aspiraciones. La pregunta es si más allá de los números estamos haciendo lo suficiente para ofrecerle un camino a esas aspiraciones.

La gente quiere tener casa, es verdad; pero cuando la casa es de una sola recámara, cuando empiezan los problemas que pueden ir desde la violencia intrafamiliar, desde el hacinamiento, hasta el abuso, hasta la proliferación del pandillerismo, hasta la desesperación social en determinados centros que no fueron pensados para la vida en convivencia, entonces nos damos cuenta que no solamente se trata de hacer casas, pavimentar y dotar de agua potable, tiene que haber un diseño más allá de todo esto que efectivamente garantice esa vida en convivencia.

Y no solamente es un problema social, es fundamentalmente un tema de productividad y competitividad, si no tenemos nosotros viviendas y comunidades que efectivamente le den a los seres humanos la oportunidad de concebir aspiraciones, tener una convivencia familiar y desarrollar esas aspiraciones en medio de un ambiente propicio, entonces no tendremos los hombres y mujeres competitivos para hacerle frente a la economía global en la que aspiramos estar en la élite. Y aspiramos a esa élite no porque no vayan a dar un diploma, aspiramos a esa élite porque significa tener mayores ingresos por persona, mejor nivel de vida como comunidad, mejor nivel de vida como país, todo eso se traduce en beneficios directos para las personas.

Todo eso, esa competitividad y esa productividad resolverían algunos de los más importantes problemas de nuestro país, como por ejemplo, el hecho de que todavía sea el campo la sede fundamental de la pobreza de nuestro país, pareciera que lo hubieran designado de por vida, pobreza igual a campo, o vida rural igual a menores niveles de educación, de salud y a una menor calidad de vida, cuando la realidad en otros países es al revés, quienes se van a vivir al campo son justamente los que han alcanzado un nivel de vida suficiente como para poder alejarse de las grandes concentraciones urbanas, y vivir de manera más aislada y en espacios más amplios. Con nosotros ha sido al revés, el régimen de propiedad que ostenta la mayoría de la superficie de nuestro país es la propiedad social, es decir que la mayor parte de las 198 millones de hectáreas, para ser exactos 102 millones de ellas, están destinadas a ejidos, comunidades indígenas, comunidades agrícolas.

¿Qué significa esto? Que esa propiedad fue diseñada en principio para ser desarrollada en comunidad. La idea de la tierra repartida en ejidos fue que no hubiera un solo detentador de esa riqueza, sino que se distribuyera. Hoy en día vemos cómo apenas el 6 por ciento de toda esa tierra ha sido comercializada, ¿pero no es acaso el tema de las transacciones ejidales uno de los principales que atraviesa el país? Claro que sí, sólo que basta ese 6 por ciento para ocupar la der más alta plusvalía, ese 6 por ciento está alrededor de las costas y alrededor de las grandes ciudades.

Entonces, es ahí donde la especulación aprovecha la pobreza, despoja de la única propiedad a sus legítimos posesionarios y propietarios, y los manda a vivir ahora a una pobreza peor, que ¿quién tiene que resolver? el Estado; ¿cómo se resuelve? Pues muy sencillo, después de que vendieron las tierras ejidales, se reservan un pedazo que se invade y entonces acuden a la presidenta municipal y al señor gobernador y le dicen: “usted nos tiene que poner agua potable, usted nos tiene que llevar electricidad”. “Oiga, pero es que nosotros no tenemos presupuesto para eso”, “nosotros somos mexicanos” y sin duda lo son.

Ese error de planeación tiene que ser corregido y estamos ante esa extraordinaria oportunidad. Yo soy un ferviente defensor de la propiedad social y también un ferviente defensor de que encontremos las alternativas para que esa propiedad social, efectivamente pueda dejarles riqueza a los ejidatarios, a la iniciativa privada que la pueda desarrollar bajo normas muy claras y sobre todo a las comunidades les vaya brindando espacios de reserva territorial donde puedan decir: aquí se establecerá la industria, aquí se establecerán escuelas o servicios de salud y aquí y sólo aquí se desarrollará vivienda. Ese es un extraordinario reto que no será tan sencillo, y tampoco será inmediato, pero sí es muy sencillo iniciar esta tarea.

En la SEDATU lo estamos haciendo por instrucciones del Presidente de la República. Además de estos foros, que después de 11 años nos crearán un Programa Nacional de Desarrollo Urbano, este programa nos arrojará una plataforma en algunos casos, y un techo en otros casos, para decirnos el marco en el cual se deben mover las autoridades federales, municipales y estatales; al mismo tiempo con las 90 ciudades más grandes del país, se crean convenios específicos para que entonces las reglas que pusimos en el programa se apliquen en todos estos municipios del país. ¿Por qué en 90? Las 59 zonas conurbadas del país, las zonas metropolitanas del país con las ciudades que las connurban, más Campeche, Colima y La Paz, que no son zonas conurbadas, pero sin duda son ciudades con una vocación específica dentro de los programas del Plan Nacional de Desarrollo.

Plan Nacional de Desarrollo, Programa Nacional de Desarrollo Urbano, convenios municipales de desarrollo urbano y de ahí, estimados amigos, contar con el marco que nos permita, dentro de las facultades de los señores presidentes municipales consagradas en la Constitución y respetadas escrupulosamente por el Gobierno Federal, podamos decirle al señor presidente municipal que lo único que le pedimos es que para que pueda otorgar ese permiso del que le da facultades la Constitución, tiene que consultar el Registro Nacional de Reservas y obtener de este registro nacional que se trate efectivamente de un lugar catalogado y calificado como zona de vivienda. Esto ayudará a los presidentes municipales para evitar que otro tipo de presiones los obliguen a otorgar permisos en lugares posteriormente se ven impedidos de poder cumplir con la función de brindarle a esa gente servicios municipales.

El otro día fuimos testigos de la tragedia de un presidente municipal, que en un solo año pasó de tener un municipio de 7 mil habitantes, a tener un municipio de 77 mil habitantes; y entonces decía: “oiga el que no ha cambiado es mi presupuesto, mi presupuesto es para 7 mil habitantes, yo tenía dos parques y ahora tengo 9; yo tenía una escuela y ahora tengo 6”. Estas implicaciones que tienen la construcción de vivienda o la construcción de infraestructura sobre los municipios son fundamentales.

Del programa se crea el Registro Nacional de Reserva Territorial que califica esa reserva, o sea sabremos dónde es barranca, dónde es la cima de un cerro, sabremos dónde pasa un arroyo y por lo tanto dónde se puede construir y dónde no, o bajo qué condiciones se puede construir. Este marco que brindaremos a los presidentes municipales para poder hacer mejor su trabajo, sin duda va a repercutir en una mucha mejor calidad de vida para los ciudadanos, en una mucha mayor certeza para los ciudadanos.

Porque al mismo tiempo, particularmente en el INFONAVIT donde se aprobó a partir de este miércoles, al mismo tiempo los presidentes municipales verán fortalecida su hacienda, ya que todos los desarrollos que requieran o utilicen financiamiento púbico -créditos de INFONAVIT, subsidios de la CONAVI, créditos de Sociedad Hipotecaria Federal- todos al mismo tiempo cobrarán, por supuesto en una cantidad razonable, la hipoteca, los servicios de mantenimiento del fraccionamiento y el impuesto predial. De esta manera los municipios no tendrán que esperar que llegue el fin de año o el principio del año para ver quiénes se acercan a pagar el impuesto predial, sino que particularmente donde se haya otorgado permiso de construcción y permiso de financiamiento -en este caso municipal y federal- podrá hacerse el cobro directo del impuesto predial, lo cual reforzará la hacienda municipal.

Y todo esto, amigos, se liga a los programas de infraestructura. En Tlaxcala por ejemplo, la aspiración del tren Puebla-Apizaco que cuenta con estudios que soportan su viabilidad, que cuentan con estudios que demuestran su importancia y cómo impactaría al desarrollo, este tipo de obras, que por supuesto reciben el apoyo de la SEDATU, -y se lo hemos ofrecido y lo reitero públicamente al señor gobernador- son obras que deben caracterizar la movilidad, el transporte masivo de personas hacia centros de trabajo, sin un mayor costo para la sustentabilidad ambiental y sobre todo con un menor costo para la hacienda familiar, es decir para la economía de las familias.

Nosotros creemos que Tlaxcala está llamado de manera muy importante al desarrollo del empleo, al desarrollo industrial, a la explotación turística de zonas tan particulares y únicas, y por supuesto Tlaxcala, y aquí lo estamos viendo el día de hoy, no estará ausente del llamado a planificar el desarrollo urbano, planificar dónde estará esa industria, qué se asentará alrededor de los desarrollos turísticos, qué programas de movilidad tendremos que impulsar, cuáles son las reglas que vamos a tener que convenir la Federación, el estado, los municipios; estoy seguro de que Tlaxcala acudirá como siempre a este llamado.

Algunos ven a Tlaxcala como el hermano más pequeño de la Federación, es una idea absolutamente errónea. La ubicación privilegiada geográficamente de este estado y justamente su dimensión, lo hacen idóneo para estos planes de desarrollo, para ser uno de los lugares donde comiencen, precisamente, a ponerse en práctica estos ejercicios de planeación.

Hay cosas tan significativas de Tlaxcala, esa posibilidad de pararte en un solo punto y tener, me decía alguien, los volcanes son las mojoneras de Tlaxcala, pues yo creo que tiene razón; y hay una extraordinaria virtud en los tlaxcaltecas que el resto de la República aprende y que en el Gobierno Federal estimamos profundamente, los tlaxcaltecas siempre, históricamente, siempre han sido ellos mismos, no será diferente. Las aportaciones de ustedes enriquecerán este plan para la grandeza de Tlaxcala y para la grandeza de su aportación a la República Mexicana.

Muchas gracias