Discurso No. 026

Palabras del titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), Jesús Murillo Karam, durante la firma de convenio de colaboración con el Gobierno de Coahuila y Entrega de Escrituras a familias damnificadas por el paso de un tornado, en Ciudad Acuña Coahuila.

Ciudad Acuña, Coahuila. 26 de junio de 2015.

A mí no me sorprenden los calificativos con los que el Gobernador se ha referido a la población de Acuña. No me sorprende porque lo traen en la sangre y lo traen en la historia.

Dominar estas tierras tan difíciles del norte, fue tarea de hombres y mujeres que tienen que tener un temple distinto; que tuvieron que venir en las condiciones más hostiles; que fueron capaces en su voluntad, en su esfuerzo, en su deseo de tener mucho mejor condición, de venir a dominar el clima, las condiciones, las carencias y sostener con ese espíritu del migrante, que generalmente es el valiente, que es capaz de salirse, que es capaz de dejar la comodidad de lo que conoce para ir a buscar, en la especulación de un futuro incierto, la posibilidad de una vida mejor.

Eso es exactamente lo que hicieron quienes los antecedieron llegando aquí, los que acaban de llegar, y los que buscan en esa lucha diaria ser mejores, vivir mejor. Y la desgracia nos enseñó otro mejor; un mejor que he visto pocas veces.

Cuando llegamos ese día, no vi un pueblo desesperado y triste, vi un pueblo con ansia de ayudar, de ser útiles, de encontrar soluciones, de aportar algo, solidarios con los que había sufrido. Un pueblo que iba al rescate, y nos lo contagiaron a todos.

El señor Presidente de la República, como bien dice el Gobernador, me condicionó a la rápida, la más rápida entrega de soluciones que paliaran, lo posible de paliar en la tragedia. El señor Presidente se comprometió a que esto tendría resultados.

Por eso en esta evaluación, puedo decirles que ya entregamos casas; que ya estamos actuando en lo fundamental, y que los plazos que se nos plantearon esperamos cumplirlos a la brevedad. Con lo que ya no solo ustedes, sino los mexicanos, todo el país, podemos sentirnos de algo muy orgullosos: somos, tal vez, de los países que mejor se preparan para la tragedia.

Decir que estas casas y estas escuelas estaban aseguradas, es hablar de un pueblo previsor, de un Gobierno previsor. En este caso, de un INFONAVIT previsor. Yo le preguntaba al director de INFONAVIT desde cuándo aseguramos.
Prácticamente a partir del sexenio del Presidente Peña Nieto. Carlos Zedillo se quedó aquí desde ese día. En consecuencia, quiero decirles que hay una entrega total de todos.

Los notarios participaron; no tengo que repetir lo del Ejército, porque lo hacen todos los días en todo el país. Son los primeros en llegar y son los primeros en estar en cualquier circunstancia trágica. Algo que también nos debe de enorgullecer. No todos los ejércitos del mundo hacen eso, ni lo hacen con tanta pasión, ni lo hacen con tanta entrega, ni lo hacen con tanto sentimiento nacional.

Los constructores, bajo el liderazgo de un paisano suyo -y ya nos metimos en el asunto de los números del Gobernador-, son de los principales exportadores de la industria automotriz, y también tienen al presidente de la otra industria, que son dos grandes aportadores al producto bruto del país: la vivienda y los automóviles.

Me refiero al señor Abusaid. Y es claro que al referirme a él lo hago a los que lo eligieron como presidente, a los compañeros de trabajo que están metidos en esto, al tratar de romper un récord de velocidad en la entrega de casas.

Y no podemos hacer menos. Es el ámbito en donde nos sentimos seguros. Es el techo que nos protege; y estamos obligados a quienes ya sufrieron, cuando menos tengan paliada su tragedia con la certeza de que van a volver a tener techo, de que tienen techo. Y de que ese techo, además, como lo señala el acto de hoy, tiene un seguro, que es esa escritura.

Yo sí me siento verdaderamente en deuda con un pueblo como lo son ustedes, capaces de reaccionar como lo hicieron; capaces de ser solidarios, como lo son; y que tienen un Gobernador y un presidente municipal que estaban ahí, que no perdieron en ningún momento de vista a sus gentes; que se entregaron de lleno a esto. Porque tampoco hubiera sido posible sin el presidente municipal y sin el Gobernador.

Déjenme darles las gracias a los dos.

Muchas gracias.