Discurso No. 001

Palabras del titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), Jorge Carlos Ramírez Marín, durante la conmemoración del centenario de la expedición de la Ley Agraria de 1915.

Veracruz, Veracruz, 06 de enero de 2015.

Gracias, con su permiso señor gobernador don Javier Duarte de Ochoa;

Saludo con muchísimo gusto a mis dos buenos amigos, don Luis Gómez Garay, coordinador del Congreso Agrario Permanente, y a don Max Correa Hernández, dirigente de la CCC, e integrante de la Comisión Política Nacional;

También saludo con mucho gusto a Rocío Miranda, a Eduardo Navarro, a todos los amigos representantes de distintas organizaciones que se encuentran reunidos aquí, mi buen amigo don José Narro Céspedes, muchas gracias; por supuesto los representantes de la CCI, aquí también estaba UGOCEM pero se quedaron muy calladitos, UNTA por supuesto;

A nuestros dirigentes y como siempre -decía yo- la solidaria y siempre oportuna presencia del señor Procurador Agrario, el ingeniero Cruz López Aguilar a quien todos conocen porque trabaja muy de cerca con todos;
A los representantes del gobierno del estado.

Hace un momento decía en pie del monumento a Venustiano Carranza -y me gustaría repetirlo con ustedes- que vale la pena pasar la página 100 veces por cada año y regresar a 1915, hace 100 años se promulgo la Ley Agraria. Ese es el motivo por el que se ha decidido por parte de sus dirigentes convocar a esta Convención Nacional Campesina e Indígena muy oportunamente, para que en la Conmemoración de estos 100 años de la Ley Agraria no solamente le rindamos un homenaje a los que tuvieron la idea, a los que dieron su vida y a los que consiguieron que esas ideas quedaran convertidas en una Ley, sino que veamos también -y esa es la tarea que ustedes van a hacer ahora- cuál es la proyección que los próximos años que esa ley agraria va a tener.

Hace 100 años lo que significó la promulgación de esta Ley fueron dos cosas fundamentales: primero creó un régimen de propiedad que no existe en ninguna otra parte del mundo, algunas veces lo hemos conversado: o es propiedad privada, o es propiedad del estado, y en México este dilema se rebasó y se creó la propiedad social en distintas formas, las principales el ejido y el reconocimiento de la tierra que es propiedad de las comunidades agrarias.

Lo más importante es que esto ocurrió antes de que se promulgara la Constitución, dos años antes de la Constitución ya existía esta Ley Agraria y eso por supuesto marcó el camino para lo que después sería el artículo 27 de la Constitución de 1917, ahí quedó convertido en una Ley Suprema el reconocimiento a las comunidades indígenas, a los ejidos y a la propiedad social.

¿Cuál es la virtud de esa propiedad social? Que al mismo tiempo que reconoce una forma de propiedad, que los hace dueños, las sigue haciendo colectiva y sigue haciendo que sean deliberaciones colectivas las que den lugar a las modificaciones o a todo lo que suceda sobre esa propiedad. Evidentemente hace cien años la historia agraria de nuestro país cambio radicalmente a partir de esta promulgación.

Y es bueno recordarlo porque lo más importante es que esa Ley, la expedición de esa Ley, fue la piedra angular para modificar un marco legal agrario firme y con beneficios para el campo mexicano. Podemos discutir lo que queramos ahora con respeto a la conveniencia o no de tales o cuales proyectos, a la necesidad de cuidar nuestras aguas y nuestros bosques. Podemos discutir si esta propiedad debe seguir siendo de tal o cual manera, pero ese punto de partida, ninguna de esas discusiones existiría si hace cien años esta Ley Agraria no se hubiera promulgado.

Todo lo que se ha originado, entre otras cosas las organizaciones a las que ustedes pertenecen, se crea a partir de que existe esa Ley y de que México es un país diferente a los demás en materia agraria, porque reconoce la propiedad de los legítimos dueños, los que lo eran antes de que se repartieran las tierras con las leyes de Reforma y se repartieran las tierras en el Porfiriato, eso es lo que se conmemora el día de hoy.

¿Qué ha pasado con eso? Pues por ejemplo, entre otras cosas, se ha creado esta Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. ¿Por qué Territorial? Porque mil 700 ejidos en México han desaparecido; desaparecieron y sobre ellos, sobre los que fueron tierras productivas, sobre los que fueron campos hoy se asientan casas, algunas muy bien hechas, algunas muy bien puestas, algunas hasta bonitas, pero que en ningún modo dejaron riqueza para los originales propietarios de la tierra.

Mil 700 ejidos desaparecieron y fueron absorbidos por ciudades, que caso tenía seguir haciendo Reforma Agraria si no parábamos de inmediato que se siguiera especulando con la tierra alrededor de las ciudades. ¿Qué pasa con esa tierra? ¿Las casas que se edifican sobre ella de alguna manera les pertenecen a los ejidatarios originales dueños de las casas? No, esos ejidatarios o sus líderes, gracias a un sistema que permite esa corrupción, reciben una gratificación para venderlas en centavos, y ellos no se quedan a vivir en las que fueron sus tierras, ellos se van a engrosar los cinturones de pobreza de las ciudades, gastan rápidamente el poco dinero que obtuvieron por su único patrimonio.

Pero lo que es peor, alrededor de estas decisiones se fueron cada día quedando más rezagadas las que solo podían contemplar que se fueran sus tierras, que cambiaran de manos porque ellas no tenían ninguna decisión sobre ellas, no contando con facultades en sus asambleas: las mujeres cuyos maridos migraron a los Estados de Unidos sin listas de sucesión porque era muy complejo hacerlas, y cuando te vas la urgencia de lo último que te acuerdas es de cumplir con tramites y requisitos se fueron a Estados Unidos y las mujeres se quedaron aquí sin derecho a tomar decisiones en las asambleas y se quedaron sin nada.

Por eso había que crear una Secretaría que no solamente viera el tema de Reforma Agraria, sino que frenara el crecimiento y la especulación de las ciudades, eso es lo que hace la SEDATU y para eso la creó el Presidente Enrique Peña Nieto; por eso intervenimos en el tema de desarrollo territorial, porque hoy le podemos decir -y lo digo a cada estado al que voy- a todos los compradores de tierra: “para qué la compran si no les vamos a dar permiso de construcción”; “para qué la compran si el INFONAVIT no les va a dar crédito más allá de los perímetros que ya hemos establecido”; “para qué la compran si no va a haber subsidios de la Comisión Nacional de Vivienda”. Y esto, estimados amigos, es lo que frenará la especulación agraria, que desafortunadamente muy poco ha servido para enriquecer a los ejidatarios mexicanos; eso sí, ha servido para que las ciudades crezcan en desorden y sin la posibilidad de hacer justicia a sus legítimos habitantes.

Por eso también estamos interviniendo de manera definitiva en el tema de los contratos de minas e hidrocarburos. Cuando se propuso esta reforma, la visión de algunos era que iba a desaparecer el ejido; hoy no solamente hemos comprobado que el ejido no desapareció, sino que está ante la posibilidad real de ser más productivo, de contar efectivamente con una gran riqueza que pueda justificar no solamente tener un papel, sino tener realmente la propiedad y los beneficios de lo que se hace encima de esa propiedad.

Cuando propusimos las reformas, la primera oferta fue: “no les toca a los ejidatarios las utilidades, porque ellos son dueños de lo de arriba, no de lo de abajo, lo de abajo es propiedad de la Nación”. El Presidente Enrique Peña Nieto no acepto esta tesis y propuso una reforma que incluye no el derecho, sino la obligación para los que hagan negocios sobre ejidos, de reconocer una participación en las utilidades a los legítimos dueños de la tierra, eso es lo que cambia en esta reforma y eso es lo que puede cambiar y ser efectivamente una piedra de toque para el progreso.

¿Dónde radica el futuro, en qué parte podríamos escribir cómo va a ser el futuro? Es muy sencillo, las ciudades y el mundo rural no tienen por qué ser diferentes ¿Por qué alguien que nace en el campo tiene un 30% menos de posibilidades de llegar a ser profesionista que alguien que nace en una ciudad? ¿Por qué alguien que nace en la zona rural tiene que tener menores servicios que alguien que nace en la zona urbana?

Quiero comentarles cómo con tan sólo una modificación, como fue la creación del Fondo Especial de Apoyo para Municipios y Estados Mineros, algunas cosas van a cambiar muy rápidamente y es responsabilidad de la SEDATU. Tan sólo este año una utilidad generada en este fondo de 3 mil 600 millones de pesos será repartida entre los municipios y los estados mineros.

¿Qué significa esto? Que nuestros compañeros de Mazapil -que antes tenían que llegar con la mano extendida a esperar el favor de la empresa para que le repare su escuela- ya no tiene que pedirle el favor a nadie, ese dinero está en un fondo y se distribuye equitativamente, y les corresponde a ellos: por Ley, por decisión del Congreso, por iniciativa del Presidente de la República, un solo municipio minero tendrá este año 2015 la posibilidad de ejercer más de 300 millones de pesos en beneficio de su comunidad.

Estos son los cambios que traen estas políticas que no buscan prolongar la pobreza sino erradicarla de raíz, erradicarla viendo que los habitantes del campo tengan cada día más ingresos, esa es la piedra de toque que puede cambiar efectivamente y equilibrar el mundo rural y el mundo urbano.

Hay un principio fundamental para que esto pueda suceder, valoro mucho, estimados amigos -y lo digo a nombre del Gobierno de la República- valoramos esta reuniones, sobre todo porque como ha insistido tanto Max Correa, como Gómez Garay son reuniones positivas que se hacen dentro del marco de la Ley, que generan iniciativas y propuestas para cambiar leyes, que generan diálogo; pero algo tenemos que cuidar y es el poder de las organizaciones campesinas, tenemos que estar muy atentos de que este poder no se debilite.

¿Qué es lo que puede debilitarlo? La división. Amigos, las organizaciones campesinas unidas son buenas interlocutores ante el Gobierno de la República, y serán buenos interlocutores ante empresas que como ustedes han dicho muy bien quieran pasarse de listos y tratar de regresar al pasado a un tiempo de explotación a un tiempo de desorden y a un tiempo donde las tierras se le podían quitar a los legítimos dueños.

Organizaciones sólidas, bien unidas, no dividiéndose en pequeñas fracciones según el caso, según el contrato, según el estado, según el negocio que se vaya a tratar. Porque tal y como ha ocurrido en el medio agropecuario, en el medio energético puede ocurrir, si ustedes no mantienen esa unidad, que muchísimos intermediarios surjan a ostentarse como reguladores o a tratar de ser interventores ante los legítimos propietarios de la tierra.

Por eso estamos trabajando esquemas en la SEDATU -que es la responsable de esas relaciones entre los pretendientes de contratos y los ejidatarios- para que se garanticen dos cosas fundamentales: primero, el respeto a la propiedad, con todo ello conlleva, el medio ambiente, la certeza jurídica, etcétera. Y segundo, muy importante, el respeto a los derechos de las mujeres en la participación de esas utilidades. Es un compromiso del Gobierno de la República, en los ejidos donde haya contratos una parte fundamental debe ser garantizar el derecho a las mujeres ejidatarias o a las mujeres esposas de ejidatarios a ser parte de las utilidades de esos contratos.

El otro rasgo fundamental es seguir trabajando en romper esas barreras imaginarias pero que algunos llevaron a los hechos entre el mundo rural y el mundo urbano, el ejemplo más claro estimados amigos está en la vivienda. El Gobierno Federal destinaba millones de pesos para la “Vivienda digna”; hasta el nombre ya marca una división, el programa se llamaba “Vivienda Digna” y solo atendía casas y cosas del mundo urbano.

El Acuerdo Nacional para el Campo hizo que se fueran también una parte de esos recursos al mundo rural, pero se ejercían desde otra secretaría, y las organizaciones tenían que tocar una puerta y otra de manera indistinta. Hoy no solamente hacemos vivienda en el mundo rural sino que la hacemos de calidad y les anuncio, la seguiremos haciendo y la seguiremos haciendo a través de las organizaciones campesinas que han demostrado ser interlocutores honrados, honestos para llevar la vivienda a los hombres y mujeres del campo.

Los programas de vivienda continuarán y se fortalecerán, y los de vivienda rural han demostrado su efectividad, la diferencia que hace tener un baño, la diferencia que hace una recamara más y la diferencia que hace una unidad básica de vivienda tal y como las entrega hoy el Gobierno de la República, con por lo menos dos habitaciones y reconociendo prioritariamente la propiedad de las mujeres en esas casas.

Por eso es importante mantener esta unidad, por eso es importante que continúen los programas de solución de conflictos agrarios, y por eso comprometo el trabajo del Gobierno de la República para que todo esto continúe. Tenemos todo el derecho a la crítica, bienvenida, nos enriquece, nos enaltece; tenemos un profundo derecho y una profunda responsabilidad a cuidar espacios como este, donde su liberación nos traiga nuevas ideas que refuercen estos compromisos.

Desde el Gobierno de la Republica deseamos un mejor futuro para el campo, y trabajamos para eso. Reconocemos a los hombres y mujeres que honradamente, con toda su vocación de servicio puesta en marcha desde las organizaciones campesinas como las que se reúnen en esta Convención, trabajan para lograr lo mismo que nosotros queremos.

Cuenten con el Gobierno de la República, trabajaremos juntos con el futuro del campo.

Muchas gracias.