Discurso No. 083

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, durante el IX Encuentro Nacional de Mujeres Rurales.

México, D.F. 14 de octubre de 2013.

Estimadas amigas. Reciban por principio de cuentas un saludo de un amigo de ustedes y de un permanente aliado de las mujeres del sector rural. Es para mí un honor transmitirles el saludo del señor Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, un Presidente comprometido con el campo y sobre todo con las mujeres del campo mexicano.

Hay muchas personas muy importantes que vinieron a estar con ustedes en este evento; este evento que se pudo realizar gracias a una de las condiciones que el Presidente de la República le ha puesto a su gobierno y a sus funcionarios: la coordinación. Nada es de nadie, estas no son acciones personales, este es el despliegue del Gobierno de la República.

Y aquí está la SAGARPA, en primer lugar, que trabaja todos los días con ustedes, en todos los frentes del campo y me complace que hoy la representación de Enrique Martínez y Martínez, el señor Secretario, recaiga en manos de nuestro estimado amigo Ricardo Aguilar. Muchas gracias, subsecretario por acompañarnos está mañana y transmítale usted nuestra gratitud al señor Secretario por hacer posible esta reunión.

Me da muchísimo gusto, -y este gusto tiene además un poco de preocupación- porque sé el trabajo que está haciendo, particularmente en Guerrero, donde estamos en franco proceso de reconstrucción, pero hay que ir a visitar los albergues, hay que estar recorriendo la sierra, muchos lugares de la montaña de Guerrero todavía son inaccesibles; y hay una Institución que ha llegado a todos, y lo más importante, la que dirige esta Institución ha llegado a todos estos lugares. Para mí es un honor que nos haya brindado un poco de su tiempo hoy, la directora del CDI, Nuvia Mayorga, muchas gracias por acompañarnos esta mañana.

A María Angélica Luna Parra, esta extraordinaria funcionaria que viene en representación de la licenciada Rosario Robles, nuestro agradecimiento.

Y no puedo dejar de mencionar a la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, a la licenciada Lorena Cruz, muchas gracias, licenciada, por acompañarnos el día de hoy.

A mis compañeros de la SAGARPA, de la SEMARNAT, de todas estas importantísimas instituciones que nos acompañan en el presídium, y por supuesto, a la subsecretaria Georgina Trujillo Zentella, quien tuvo a su cargo la responsabilidad de hacer posible esta reunión, de tener la coordinación con la licenciada Mónica Hernández de SAGARPA y que hicieron posible que estuvieran reunidos el día de hoy, muchas gracias Georgina, no solamente por esta reunión, sino por todo el esfuerzo desplegado a lo largo de este ejercicio presupuestal para cumplir con las metas de la Secretaría. Gracias amigas.

Quiero comenzar refiriéndoles algo que me sucedió personalmente. Conocí a doña Fidelia en 1993, estábamos, hacíamos el mismo trabajo siempre buscando representación y hacer política. Doña Fidelia tenía en aquel entonces, como gran orgullo, presumirnos a su hija y a sus nietos, uno que tendría entonces 7 años de edad, otra que tenía 5 años de edad y el más pequeño acababa de nacer y tendría unos cuantos meses.

Como nos suele pasar en estas actividades, nosotros vemos a las personas, pero no siempre vemos lo que sucede atrás de las personas. Yo seguí viendo a Fidelia, mucho tiempo en todas estas actividades, hasta que hace alrededor de dos años, la encontré y era otra, o más bien era muchas, porque lo que le pasa a ella, le pasa a miles de mujeres en México, pero sobre todo, les pasa en el sector rural.

Porque hay una especie de sombra que cubre al sector rural y no cubre a las ciudades; hay pobreza en las ciudades, peros siempre es mayor la pobreza en el campo; hay dificultades para lograr la calidad de la educación en las ciudades, pero siempre es peor la situación de la educación en el campo; y en la salud; y en la distribución de apoyos; y en el cumplimiento de la ley, no hablaríamos de zonas y zonas enteras fuera del alcance de la ley, hoy en nuestro país y todas están en el sector rural.

No vemos muchas veces eso y cuando me encontré a Fidelia nuevamente -les decía- era una Fidelia que representaba lo que pasa en muchas y muchas mujeres del campo. Su orgullo y su presunción, que eran sus nietos, ya no solamente eran su orgullo y su presunción: primero se fue el yerno, emigró a Estados Unidos, dejó encargada a su hija de sus tres hijos; y cuando la hija recibió la noticia de que el yerno ya no iba a regresar, que estaba haciendo otra familia en Estados Unidos, decidió también emprender otro camino.

Y como pasa tantas veces, simple y sencillamente, le dejó los tres nietos a Fidelia, entonces ya no era solo ella, ¿Era ella rica? Para nada; ¿culta, educada? ni siquiera la primaria terminada, comisaria ejidal, comisaria municipal al frente de responsabilidades tratando de ayudar a sus compañeros y en eso nunca se gana dinero, sólo se ganan problemas. Pero ella estaba al frente ya de sus nietos pero ¿Con qué los mantendría? ¿Con qué haría que estudiarán? ¿Y si se enfermaban, quién haría frente a esas responsabilidades?

Amigas, el nieto más grande de Fidelia está por entrar a la preparatoria, el que le sigue está concluyendo también los estudios en la secundaria y el más chico, ahí va; esa es la calidad de mujeres que hay en México y que necesitan que el gobierno esté con ellas, porque ese es el México verdadero, y en ese México tiene que estar comprometido todo el presupuesto del Gobierno y todo su esfuerzo.

¿De dónde saca fuerzas la mujer del campo para hacerle frente a todos esos compromisos? Porque estoy seguro que podría recoger miles de historias como está en este simple ejemplo que estamos poniendo con esta reunión. Por eso amigas, el Gobierno de la República tiene un objetivo con la mujer rural, el Presidente de la República nos instruyó que no solamente fuera en los programas de la mujer.

En el caso de la Secretaría, nuestro programa de mujeres se llama PROMUSAG, y atendió este año a un total de 29 mil 166 mujeres del campo que se van a beneficiar con el programa de PROMUSAG. Pero la buena noticia es que en el otro programa -que no es de mujeres, sino que es para los no sujetos agrarios- que pueden entrar hombres o mujeres, el 40% de este programa son mujeres, o sea que 13 mil 984 personas adicionalmente a PROMUSAG, 13 mil 984 mujeres del sector rural se benefician con este otro programa.

Y quiero transmitirles a ustedes lo que es una decisión en esta Secretaría, no basta con que hagamos la entrega de recursos, si queremos un campo exitoso, cada uno de estos pequeños negocios tiene que tener un seguimiento, tiene que encontrar vías de apoyo. Es muy importante la presencia hoy, aquí con ustedes, de personas que no están en el presídium, porque es un presídium fundamentalmente del evento de mujeres, pero que son clave para el trabajo que todos los días tiene que hacerse en el campo; y saludo en primer lugar la presencia del señor Procurador Agrario, Cruz López Aguilar, que se encuentra con nosotros y donde la Procuraduría tiene la responsabilidad de hacerle justicia a las mujeres en el campo, vigilando el cumplimiento estricto de las sucesiones agrarias, vigilando, en cuanto se concrete esta Ley que acaba de aprobar la Cámara de Diputados, y que esperamos apruebe la Cámara de Senadores, que se dé la participación de la mujer en los comisariados ejidales.

Mil 678 ejidos, estimadas amigas, prácticamente han desaparecido para que se formen fraccionamientos, ciudades, centros de recreo para el turismo; pero esos beneficios no han llegado a las mujeres, porque hasta hoy los comisariados ejidales han sido un coto exclusivo de los hombres; y estoy seguro que cuando lleguen las mujeres, ese millón -son un millón 203 mil ejidatarias- cuando les demos a ellas derecho de dirigir sus ejidos, vamos a tener más honradez, más transparencia y el ejido efectivamente los beneficios servirán a las comunidades ejidales y no desaparecerán en otras cosas.

Ayudar a la mujer rural es un compromiso de la administración. Pero no es un sentimentalismo, amigas; el 53% de nuestra población son mujeres, toda esta población en el campo que no recibe apoyos es la pérdida de fuerza económica de nuestro país; si todas estas mujeres pudieran trabajar, esta meta alimentaria que se ha propuesto el Gobierno se cumpliría más rápidamente.

Voy a poner un solo ejemplo. Hacemos a cada rato eventos ejidales y eventos para el campo, fundamentalmente de señores; pero nunca hemos tenido que instalar una guardería, porque los señores no traen a sus hijos, no son su responsabilidad. En este evento aquí adjunto, y gracias a iniciativa de SEDESOL, está instalada una guardería para que los hijos de ustedes puedan ser atendidos, mientras ustedes están aquí con nosotros, esa es la diferencia cuando se trata de la mujer rural.

Ese es también un ejemplo de la atención que hay que tener, tenemos que crear condiciones para que la mujer pueda trabajar; no es solamente otorgar los apoyos, tenemos que modificar la legislación, tenemos que modificar muchas de las prácticas que incluso, como funcionarios, tenemos frente a la mujer rural.

Sobre todo estimadas amigas tenemos que capacitarlas. Tenemos que pasar a la otra escala, no solamente somos artesanos, tenemos que ser los gerentes de nuestro negocio; no solamente somos las manos que hacen las casitas, las hamacas, los bordados, entre esas manos tienen que estar las mentes que dirijan este negocio, que puedan hablar de tú a tú en la comercialización, que hablen de tú a tú con los funcionarios y exijan sus derechos.

Ese propósito lo vamos a cumplir; este año hemos fusionado -y de aprobarse el presupuesto por el Congreso de la República, la Cámara de Diputados- este año un Programa que se llama FORMAR, dedicado a la capacitación, que tiene muchísimas observaciones de la Auditoria Superior de la Federación porque no puede comprobarse si efectivamente esa capacitación llega a celebrarse. Ese programa, estimadas amigas, se convertirá, y por lo menos el 50 por ciento de ese programa tendrá que estar dedicado exclusivamente a la capacitación de la mujer rural en sus programas productivos y en las tareas gerenciales que tiene que asumir.

Por eso tenemos que dar lugar a esta etapa en la que nos hacemos cargo no solo de entregar recursos, sino de darle seguimiento para lograr la transformación de la mujer rural; sin esto, estimadas amigas no lograríamos efectivamente mover a México.

Por eso ven que asistieron a esta reunión el director del FONHAPO, que es el encargado de la vivienda, y que tiene un programa de más de mil millones de pesos dedicado exclusivamente a la vivienda del sector rural, programa que tiene que empatarse a los programas productivos, para que las mujeres que efectivamente trabajan en el campo, sean las primeras en tener derecho a una vivienda digna en su región.

Está con nosotros el director de la CORETT, que tiene la responsabilidad de regularizar la tierra que no tiene título, la tierra que sabemos que fue ejidal, y donde a alguna mujer le tocó un pedazo de tierra, pero nadie le entregó un papel que le dijera que efectivamente es suyo. Esa es la función de CORETT y nos acompaña hoy don Jesús Alcántara Núñez, que tiene este importantísimo programa de regularización, en el que por supuesto la tarea principal es dar certeza jurídica a las mujeres en su sociedad.

Y el señor director de FIFONAFE, don Ricardo López Pescador, quien tiene la tarea de impulsar la productividad sobre todo en los ejidos, y de donde plantearemos la creación de las inmobiliarias ejidales, para que sean los ejidatarios los que hagan negocio y no los intermediarios, quienes venden su tierra después de habérselas comprado en migajas y las venden en fortunas que nunca llegan como destino, nunca tienen como destino los ejidatarios.

Cambiar el mundo rural, estimadas amigas, es una enorme tarea, pero esa tarea comienza con ustedes; el mundo rural va a cambiar a partir de la mujer rural, va a cambiar a partir -como dice el secretario general de la ONU- de efectivamente darle a la mujer en el campo poder, para que pueda hacer las cosas; darle no solo la oportunidad, no solo los recursos sino darle efectivamente fuerza, fortaleza, que hagan posible todos estos principios y toda esta lucha.

¿Qué pasaría, estimadas amigas, si con el ejemplo que les ponía al principio, una mujer como Fidelia decidía bajar los brazos y rendirse? Pasaría lo que desafortunadamente pasa en muchísimos lugares, veríamos como se incrementa el alcoholismo, como se incrementa la trata de menores, veríamos cómo se incrementa la drogadicción, veríamos como aparecen más y más fenómenos de reclutamientos de jóvenes y jovencitas para servir al crimen organizado; veríamos más y más cada vez, el fenómeno de lugares abandonados, donde ya no hay una población joven que quiera hacerle frente a la responsabilidad de cultivar el campo.

Y como ese no es el México que queremos, estamos aquí y como ese no es el México que queremos, les apoyamos a ustedes. Ustedes son las que van a mover a México, las que van a transformar el campo y son, junto con el Presidente de la República, los que vamos a logar ese México próspero que todos merecemos.

Muchas felicidades en su día, cuenten con el Gobierno de la República.