Discurso No. 089

Palabras del titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, al encabezar el 50 Aniversario de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 13 de noviembre de 2014.

Muchas gracias, estimados amigos y estimadas amigas.

Llegamos a un lugar donde afortunadamente las cosas se van renovando al ritmo de la Nación, y creo que en alguna medida más intensamente incluso que el ritmo de la Nación.

Hay muchas cosas que me unen con la arquitectura, y hoy he podido recordar muchas de ellas a través de las vivencias de los fundadores, de los ex presidentes, de quienes recibieron galardones a nombre de sus familiares o propio, y déjenme contarles esta. Yo soy de Mérida, como muchos de ustedes saben, una ciudad que está llena de arquitectura por todas partes. Y llegué desde muy pequeño a esa conclusión porque mi papá tenía un método pedagógico y psicológico que era muy simple: cuando estés presionado salte a caminar, y entonces decía el “hijo, aspira y admira, estás en una ciudad extraordinaria”.

Y efectivamente, uno va caminando en Mérida y va sintiendo ese aire inconfundible de dónde somos; y va viendo lo que hemos sido, y te va entrando la arquitectura por la nariz, por los ojos, se hace toda tuya. Después lo haces donde estás, y así descubres la arquitectura extraordinaria de ese país.

Pero no sólo la del pasado, la de los franciscanos, la de los dominicos, la del churrigueresco, la de Tolsá, la de Vázquez del Mercado, la de los extraordinarios reproductores neoclásicos, del neoclásico francés en las calles de Reforma, de la Condesa, de la colonia Roma; no, ves también cómo la arquitectura mexicana convirtió depósitos de agua en obras de arte, como convirtió obras tan funcionales como un estadio en auténticas obras de arquitectura y te das cuenta de que toda esa riqueza viene de lo más hondo del Ser Mexicano.

El ser mexicano que no es -decía Castillo Peraza- el Ser Mexicano de los muralistas, donde o estás del lado de la luz o estás del lado oscuro, sino que el mexicano es ese que hace un contorno alrededor de él y siempre es luminoso, siempre brilla. Pero no solo somos un México, y eso hay que reconocerlo y más hoy, tenemos que reconocer que no podemos retratarnos en un solo México.

Por eso, amigos, es tan importante que la arquitectura se reúna, delibere, se reencuentre, revise técnicas, espacios, proyectos, porque México es la arquitectura, y por nuestra raza y por nuestro ser hablan nuestras obras.

Y durante mucho tiempo pareciera que hubiéramos renunciado a hablar con belleza, como si fuera un peligro o un exceso pensar en el valor estético que tienen que tener nuestras unidades habitacionales, nuestras avenidas, nuestros pasos a desnivel, nuestros elementos urbanos y entonces, hay que decirlo con toda claridad, nos hicimos presa del pánico práctico de lo barato.

Y como asumimos que éramos un país con menos recursos, también asumimos que las cosas deberían tener otra dimensión y tener otro contexto, y así hemos gastado cientos de miles de millones de pesos en obras que debieran estar hablando por nosotros, que debieran ser el fiel reflejo del país que somos, con contradicciones, pero fuerte; con contradicciones, pero luminoso; con periodos críticos, pero alegre, entusiasta, lleno de visión del futuro, ese es nuestro verdadero país.

La contradicción es uno de los signos de México, pero somos por encima de esa contradicción lo que la resuelve y siempre la hemos resulto a favor de lo bueno y así hemos subsistido, nos hemos desarrollado, hemos alcanzado el futuro y hemos alcanzado en muchas áreas la excelencia y esta es una de esas.

Y de unos años para acá la arquitectura mexicana se ha estado imponiendo a esta condición y hoy celebramos que existen verdaderas obras de arte, que son capaces de desafiar al mundo. Puedo citar algunas de memoria de las que más me han impresionado últimamente, como puede serlo por ejemplo el nuevo edificio del Toreo; o como puede serlo, por ejemplo, una plaza comercial que se llama Garden Santa Fe, que está sumergida en la tierra, por decirlo de alguna manera y arriba es un inmenso jardín; o un gimnasio, aquí en Chiapas, que a pesar de ser particular es un gimnasio que es un portento de fusión con la naturaleza y eso lo hacen arquitectos.

Desde aquellas tempranas épocas yo confío y creo en los arquitectos mucho. Hace poco, en una discusión sobre las cosas que tenemos que ver en el Gobierno, algún funcionario decía: “no le pregunten a Jorge Carlos porque él para cada solución -pensé que iba a decir para cada solución tiene un problema, pero no- tiene un arquitecto”. Y efectivamente, para cada solución hay un arquitecto.

Esta convicción de que somos un país mucho más fuerte que nuestras contradicciones y un país mucho más fuerte que cualquiera de nuestras situaciones críticas no nos cae en cuenta ahora, hemos entrado a la administración con esa convicción, somos mucho más fuertes que cualquier adversidad.

Y cuando entramos a esta administración, entramos decididos a que no podíamos seguir administrando lo que había, sino que teníamos que retar y desafiar, atrevernos a las cosas que, aunque parecieran muy difíciles o algunas hasta imposibles, teníamos que llegar a la conclusión de hacerlas o no, porque es lo que se necesitaba.

Por eso, amigos, cito primero los logros económicos de una Reforma Energética que le va a devolver al campo la posibilidad de ser próspero al compartir las utilidades de las empresas con los dueños de la tierra.

Pero cito también las reformas que en materia de desarrollo urbano se están haciendo, primero consensadas con los ayuntamientos del país: 160 ayuntamientos de México han firmado con nosotros las cartas de intención, los convenios en los que nos comprometemos a homologar criterios, trámites, sistemas, tecnología. No queremos homologar lo que debe corresponderle a cada quien. En Yucatán sería tonto poner un reglamento sobre desniveles o laderas, pero tampoco podemos ponérselo igual a Chihuahua que a Chiapas.

Entonces esta necesidad de llegar a acuerdo en todo lo que si nos une y mantener nuestras diferencias bajo los mismos criterios, no haciéndonos iguales, pero si bajo los mismos criterios era fundamental. Eso ya está ocurriendo.

O como el caso de la vivienda, que cuando nosotros entramos a esta administración, construía casi el 80 por ciento de toda la vivienda fuera de los perímetros urbanos. Hoy, a octubre de 2014, esa proporción se ha invertido y prácticamente el 70 por ciento de la vivienda se está construyendo dentro de los perímetros urbanos.

O con los espacios, cuando el Presidente toma la determinación de que el Gobierno de la República no hará ningún pie de casa, sino que hará casas de dos recámaras, porque lo contrario es mantener una ilusión, poniéndonos palomitas en los números, pero sin afectar la calidad de vida de la gente en positivo.

Estas determinaciones, con el costo político que representaron, que nunca se midió porque era lo que se había ofrecido hacer, tienen un nombre y un apellido, son obra del Presidente de la República Enrique Peña Nieto y eso es lo que está cambiando a México en estos momentos. Con él, amigos, estamos enfrentando el reto de esta reforma urbana en la que los arquitectos son, sin lugar a dudas, una pieza fundamental.

Asombra, por lo demás -le comentaba al presidente hace un momento- el papel protagónico que ya alcanza la arquitectura en todas las áreas. Hace poco asistí a la entrega de premios de una importante empresa cementera y para mi sorpresa, casi el 80 por ciento de los premios de obras correspondieron a arquitectos, no solo mexicanos, sino también de otros países, pero la arquitectura mexicano ha resuelto problemas fundamentales y seguimos contando con ella para lo que falta.

Por eso siempre que vengo a Tuxtla, además de ser extraordinariamente bien recibido, hoy podemos presumir con todos ustedes, que les parece esta imagen de esta Tuxtla renovada por el celo y dedicación de este extraordinario gobernador, Manuel Velasco Coello. Muchas gracias Manolo, señor presidente municipal Samuel, muchas felicidades por este extraordinario esfuerzo de rescatar urbanística y estéticamente una de las ciudades más bellas de toda la República.

Tuxtla es un muy buen ejemplo de lo que nos queda por hacer, porque por ejemplo, entre 1980 y 2010, la población de esta capital se multiplicó por tres, pero la extensión territorial de Tuxtla se multiplicó por 17 veces. Mientras que la población se triplicaba, el espacio que ocupábamos aumentaba 17 veces.

¿Qué significa esto en términos reales, en términos de vida humana? Pues que alguien que hoy vive en las afueras de la ciudad está 17 veces más lejos del centro que los que vivían en 1980 en las afueras de la ciudad. Eso es lo que significa, 17 veces más alejado y esto va empobreciendo la imagen de las ciudades.

El Presidente, a través de un ambiciosos plan que instrumentamos en la SEDATU, pretendemos cambiar esto y construir ciudades que alcancen su potencial como motores de crecimiento económico y de desarrollo social; para eso necesitamos a los arquitectos, a los arquitectos de siempre, comenzando por los novatos del año que sin lugar a dudas ya quisiéramos tener la energía y la dedicación que tiene el arquitecto Mario o el arquitecto Álvarez Ordoñez. Muchas gracias por todo ese extraordinario talento y las explicaciones que nos dieron hoy.

En cada diseño, en cada plano, en cada decisión se está escribiendo el futuro de la ciudad, y ahora lo que nos proponemos es demostrar que no se trata solamente de la vivienda, sino de fabricar casas junto con un entorno adecuado para los que van a vivir en ellas. Que casa implica solamente el espacio habitable por la familia, pero hogar representa ese espacio más el espacio público, más los espacios de convivencia con los demás que integran su comunidad.

Por eso no solamente estamos preocupados por el tema de construcción de casas o de incrementar el número de viviendas, que afortunadamente es un sector que se recupera vigorosamente, hoy mientras la economía en México crece 2.7 por ciento, el sector constructor de vivienda crece 4.7 por ciento, con las condiciones que ya les comentaba.

Para el estado de Chiapas, por ejemplo, hemos otorgado más de mil 34 apoyos del programa de Consolidación de Reservas Urbanas. Estos subsidios que se aplican por primera vez, tienen un destinatario, que la población que gane 10 mil pesos o más, pueda habitar viviendas más cerca, más al interior de las ciudades, otorgándole a la vivienda un subsidio adicional al suelo hasta por 20 mil pesos.

Las viviendas rurales de FONHAPO, los subsidios de CONAVI, todo esto, estimados amigos, forma parte de un conjunto de reformas. Por eso, aquí con el gobierno estatal, con los municipios de San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Tuxtla, Comitán, apoyaremos la elaboración de programas de desarrollo urbano.

No se trata de resolver el tema de las 60 ciudades más grandes de México que hoy forman zonas metropolitanas, se trata de resolver y anticipar los problemas, ya no solo de Tuxtla, sino los que pudiera tener Comitán; ya no solo de Mérida, sino los futuros problemas que tendrán Umán o Motul; ya no solamente los de Toluca, sino los que ya representan Metepec y otros municipios que están conurbados.

Esta es la tarea en la que están ustedes apoyando decididamente, la Federación, los colegios estatales, tienen muy cercana colaboración con la SEDATU desde los ayuntamientos, desde los gobiernos estatales y también por cuenta propia.

Por eso nosotros creemos que hacer un México mejor, en la intención que tenemos de hacer un México mejor nos hace aliados, aliados fuertes, aliados que promovemos el equilibrio entre regiones y la equidad para todos los segmentos poblacionales.

Puede horrorizarnos lo que pasa en un lugar, pero no tenemos que dejar de ver todo lo que está sucediendo en otros, aquí por ejemplo donde se está trabajando para diseñar mejores ciudades; o en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes donde se entregan hoy obras fundamentales para poder comunicarnos.

Resolver esa diferencia, resolver ese desequilibrio es nuestro reto, porque lo que pasa en un lugar sucede porque el desarrollo regional, entre otros, está profundamente desequilibrado. Un habitante en el estado de Guerrero tiene un 30 por ciento menos de posibilidades de tener un empleo digno, de tener una vivienda digna, de contar con una educación digna que un habitante del Distrito Federal o el Estado de México a tan solo 600 kilómetros de distancia de su propio pueblo.

Esas diferencias son las que tenemos que resolver, las tenemos que planear y ejecutar y parten de resolver cómo queremos vivir en nuestras ciudades y ese es un tema de los arquitectos. Yo sé que el tema del desequilibrio entre regiones, de equidad entre todos los segmentos poblacionales es una intención inscrita en los deberes y en las tareas de la Federación de Colegios de Arquitectos de México se ha puesto siempre.

A través de esta Federación, a través de las obras de sus afiliados, hemos visto efectivamente como cambia el gobierno, como gobiernos que no incluían preocupaciones por el desarrollo urbano, hoy las tienen; que no incluían un problema de cómo podían percibirse las obras viales, hoy ya tienen esta percepción incluida o el tema del desarrollo regional incluido en sus propios programas y planes.

Esa es la aportación de los arquitectos y muy particularmente de la Federación de Colegios de Arquitectos de México. Hoy le agradezco mucho a don Carlos Álvarez que esté dando testimonio, desde la Federación mundial, del esfuerzo de los arquitectos mexicanos.

A nuestros distinguidos invitados de los Estados Unidos de Norteamérica, que hoy están aquí respaldando los esfuerzos de los arquitectos mexicanos, una de las mejores arquitecturas del mundo, una de las arquitecturas con más logros a través de los años, fusionando elementos indígenas, válidos, no solo válidos sino más originales que el de muchas otras culturas, y marcándonos distintivamente.

Los nombres de importantísimos arquitectos, algunos mencionados aquí, como Carlos Lazo, y yo no quiero dejar de mencionar a Pedro Ramírez Vázquez, no quiero dejar de mencionar al arquitecto Barragán, nos mostraron cómo, cuál es el camino del cambio; y cómo la arquitectura se levanta frente a los ojos de todos y frente a las narices de todos para que respiremos y admiremos.

¿Qué clase de México queremos ser? ¿Qué clase de México queremos construir? ¿En qué clase de México nos sentimos? Y hoy más que nunca tenemos que hacer eso aspirar y estar conscientes de lo que atravesamos, pero, por encima de todo, seguir admirando lo que hemos hecho, porque eso nos muestra el camino. Y eso es lo que la arquitectura mexicana le ha legado a todas las generaciones que vendrán después de nosotros.

Enhorabuena, felicidades, 50 años más para la arquitectura mexicana.

Muchas gracias.