Discurso No. 078

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, durante la instalación del Consejo Nacional de Vivienda en el Centro Banamex.

México, D.F. 7 de octubre de 2013.

Gracias estimados amigos, estimadas amigas; debo en primer lugar reconocer que el hecho de que estemos aquí, es una ratificación ciertamente de la voluntad del Gobierno de la República de generar estos espacios de discusión, de consulta ciudadana y de participación.

Pero no estaríamos aquí sin la decidida iniciativa de tres institutos fundamentales en esta materia. Quiero darle formalmente las gracias a la COPARMEX, particularmente a su presidente Juan Pablo Castañón que no se encuentra con nosotros, pero está aquí el encargado de esa comisión, Arturo López; a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, está con nosotros el señor presidente Luis Zárate; y a Fernando Abusaid de la CANADEVI, tres instituciones definitivas para que pudiéramos llegar a la concreción de esta idea fundamental que es poner en marcha otra vez los mecanismos institucionales que el país tiene, que fue consolidando a lo largo de los años en materia de vivienda y posteriormente los cortara abruptamente.

Aquí están reunidas muchas inteligencias, lo más valioso de ello es que presentan una diversidad tal de matices, de experiencias, conocimientos que sin duda, si somos capaces de armonizarlos, si somos capaces de encontrar los mecanismos eficientes para que sus aportaciones sean útiles, sin lugar a duda estaremos dando un paso fundamental en nuestros respectivos propósitos.

Todos los aquí representados, asesores internacionales como ONU Hábitat; independientes como don Gabriel Quadri, a quien saludo con mucho gusto; académicos, escuchamos a Alicia Ziccardi; funcionarios que hemos tenido esta responsabilidad antes, muchas gracias a doña Sara Topelson como siempre, al arquitecto Eibenzchutz; estamos aquí reunidos un grupo fundamental para el país en esta materia.

Agradezco la presencia de los señores subsecretarios de Salud, de Economía, de la SEMARNAT, y por supuesto la presencia de Luis Madrazo Lajous de la Secretaria de Hacienda y los señores directores de nuestros organismos nacionales de vivienda: del INFONAVIT, Alejandro Murat, de Sociedad Hipotecaria Federal, licenciado Jesús Alberto Cano Vélez, de FOVISSSTE, el licenciado José Reyes Baeza, de la CORETT, Jesús Alcántara, de FONHAPO, Ángel Islava; a todos en general muchas gracias por acompañarnos, por la decisión de acompañar este momento fundamental.

No estaríamos completos si no tuviéramos la representación territorial necesaria, y ésta se logra gracias a la representación de los estados; muy particularmente distingo y saludo la presencia de Leticia Quesada, quien es además presidenta en estos momentos del organismo tripartita de municipios, donde se reúnen las tres distintas fuerzas políticas que tienen representaciones municipales, un hecho sin precedente que abona también en el esfuerzo político por poner de acuerdo al país.

Amigos en buena medida de eso se tratará, de poner de acuerdo al país. Hay algunas conclusiones que hemos aceptado todos desde los foros, desde los equipos de transición, desde el desarrollo de este proceso para dar lugar al programa sectorial que, también supliendo una ausencia de once años, dará lugar al Programa Nacional de Desarrollo Urbano en los próximos meses.

Para todos están muy claros dos hechos, el desafío en materia de vivienda no es numérico, no se trata de cuántas casas más somos capaces de producir; hoy se trata de cómo, efectivamente, somos capaces de que la construcción de vivienda sea un soporte fundamental del cumplimiento del derecho constitucional a una vida digna, pero también de la construcción de ciudades donde esta vida digna pueda cumplirse en todos sus aspectos.

En segundo lugar, saber que no podemos seguir disociando el desarrollo urbano y la política de vivienda, sino que tenemos que construir con ambos una sola política nacional que armonice estos dos aspectos y que efectivamente nos permita la calidad de vida a la que aspiramos en todo el país.

Por lo tanto, es fundamental que este Consejo al que damos lugar, y que instalaremos en un momento, sea una institución viva, actuante, generosa pero efectivamente eficaz para generar las políticas que nos permitan lograr estos objetivos.

Yo quiero que ustedes tengan en cuenta en primer lugar, que la voluntad del Presidente de la República de mover el estado de cosas actual hacia un estado de cosas mejor, se da desde el momento de la creación de una Secretaria que suma en sus funciones la gestión del suelo, el ordenamiento territorial, el desarrollo urbano y la producción de vivienda.

Todo lo que tiene que ver con el suelo, y decimos siempre en la SEDATU, y lo que pasa encima de él, hoy es responsabilidad en una sola Secretaria con sus respectivas funciones compartidas; pero sería incompleta si no tuviéramos este Consejo, donde no solamente esperamos tener asesoría, sino que fundamentalmente esperamos que estén aquí presentes los líderes de los proyectos que vayamos acordando, los líderes de los proyectos claves y fundamentales para modificar la realidad del país. No se trata solamente de crear un Consejo para escuchar interesantes opiniones o interesantes ponencias, ya sean de la Academia o sea el recuento de experiencias en la función pública, queremos un órgano actuante, que efectivamente aporte, vigile.

¿Cuáles son las respuestas que esperamos de este Consejo? En primer lugar, que seamos capaces de hacer, finalmente, que se den la mano los objetivos de la industria y los objetivos de calidad de vida, mejoramiento humano, desarrollo urbano y planeación que el país necesita. Necesitamos que el Consejo sea capaz de armonizar las necesidades y las condiciones de la propiedad rural con el desarrollo urbano, no podemos seguir pensando en la existencia de estos dos mundos disasociados, confrontados o abusados unos con otros, tenemos que dar las condiciones en que la propiedad rural sea un aliado del desarrollo urbano y un aliado del desarrollo nacional.

Necesitamos armonizar el derecho a la vivienda ciertamente con nuevas reglas en comunidad. Muchas veces hablamos de densificación, hablamos de verticalidad, poco hablamos de cuáles son las cosas, las condiciones que tiene que cumplir una sociedad para aceptar cambiar de un modo de vida que le ha extendido horizontalmente hasta crecer 8 veces la mancha urbana o como veíamos hace poco, el sábado apenas en Tamaulipas, en tan solo 15 años prácticamente duplicar la dimensión de una ciudad, la longitud de una ciudad. No podemos pensar solamente en eso, en un cambio por decreto sin generar las condiciones necesarias para que la sociedad acepte un nuevo modo de convivir, justamente en comunidad.

Necesitamos efectivamente que el desarrollo urbano y el crecimiento estén totalmente armonizados, hacer compatibles los apoyos con mejores prácticas, mejores prácticas que son indispensables. Dispersamos una cantidad tal de subsidios con muy poco énfasis en dos hechos fundamentales, primero la necesidad de transparencia y segundo un comportamiento ético que garantice que los subsidios efectivamente lleguen a su destino íntegros y sin desviaciones.

Necesitamos efectivamente unir las facultades que otorga la autonomía municipal con una nueva concepción de rectoría del desarrollo urbano que involucre a estas facultades, le otorgue nuevas herramientas pero mantenga esta responsabilidad del desarrollo urbano, más allá de la presión a la que pueden ser sometidos los organismos municipales para conceder licencias, para otorgar permisos o inclusive para modificar sus planes municipales de desarrollo.

En resumen, estimados amigos, esta es una extraordinaria oportunidad, coincidiendo con la necesidad de que cuente con las herramientas indispensables; por eso decidimos alargar el plazo para tener una muy amplia discusión sobre las herramientas con las que efectivamente contará tanto la Comisión Ejecutiva como el Consejo Consultivo, como el pleno del Consejo Nacional de Vivienda.

Creemos que estamos ante una extraordinaria oportunidad, una –desafortunadamente- impulsada por la tragedia, pero otra impulsada por un Gobierno, debemos decirlo, decidido a cambiar el estado actual de cosas, decidido a mover a México.

Este año, la industria de la vivienda tuvo a su disposición más de 8 mil millones de pesos, el próximo año, en una cantidad sin precedente, y de determinarlo así el Congreso de la República, particularmente la Cámara de Diputados, la industria de la vivienda dispondrá de 12 mil 500 millones, la mayor cifra hasta ahora en subsidios aportada en su historia; pero a esta se sumarán más de 18 mil millones que están disponibles en Sociedad Hipotecaria Federal para el mismo fin y con condiciones mínimas, y a la que debemos encontrar con agilidad y con inteligencia que se integren fondos muy grandes como los de Banobras o el propio Fondo Nacional de Infraestructura.

De lo que el Consejo haga, depende en mucho que efectivamente esta realidad pueda transformarse; dejemos atrás el otorgamiento masivo del financiamiento sin una política dirigida al desarrollo urbano, dejemos atrás el despliegue de tierra barata como condición fundamental para dar origen a créditos de vivienda y al contrario, pasemos a un desarrollo urbano y metropolitano totalmente de la mano de los proyectos de vivienda que la industria con tanto entusiasmo y con tanto sacrificio, también hay que decirlo, está impulsando en estos momentos.

Produzcamos vivienda digna y sustentable como se ha exigido aquí, seamos pioneros en mecanismos de movilidad que quizá no hemos explorado hasta ahora. Hagamos de la Corett un eficiente instituto de gestión del suelo, de gestión de reservas particularmente intraurbanas; en resumen, cumplamos con la disposición del Presidente de la República de hacer de la política de vivienda el eje del desarrollo urbano en nuestro país.

Quisiera concluir recordando tres cosas que hace mucho tiempo sé de los consejos; y no es esta vieja teoría de que los consejos al contrario enredan las cosas, lejos de eso creo fervientemente en la necesidad de los espacios de diálogo.

Pero el diálogo tiene que reunir tres condiciones, la primera como decía aquel obispo de Recife en Brasil, Hélder Cámara: “cada vez que no estás de acuerdo conmigo me complementas”. Este Gobierno no tiene miedo de la crítica, la crítica tiene que ser complementaria de nuestro trabajo. Ustedes son en buena medida los principales generadores de la crítica honesta, leal en términos de estar apegados a los objetivos, que siempre enriquece el trabajo.

En segundo lugar, la segunda condición para el diálogo es que tengo que pensar que la opinión del otro puede tener razón, si siempre creo que solamente es mi opinión la que cuenta, hago totalmente nugatorio el ejercicio del diálogo.

La tercera, en la que más me gustaría poner énfasis el día de hoy, es que después del diálogo las cosas no pueden seguir igual; lo que se ha discutido tiene que servir para algo y estoy seguro que así será.

Por lo que siendo hoy siete de octubre de 2013, es un honor y un enorme compromiso para el Gobierno de la República, a nombre del señor Presidente Enrique Peña Nieto, declarar formalmente instalado este Consejo Nacional de Vivienda, y decirle a todos ustedes que les deseamos el más productivo de los trabajos, tengan la certeza que el Gobierno de la República mantendrá ese compromiso.

Muchas gracias