Buenos días. Es un honor estar aquí, en la celebración del 40 Aniversario de esta Asamblea General, que conmemora el 40 Aniversario de la American Chamber, en la Ciudad de Monterrey, es realmente un encuentro donde nos damos cuenta cómo se ha transformado la vida económica y de negocios en nuestro país.

Yo creo que hace 20 años, cuando firmamos Nafta, TLC cono América del Norte, nadie hubiera podido imaginar una reunión donde estemos hablando en inglés, en español, sin instrumentos de traducción simultánea.

Yo creo que esto es justamente lo que hace 20 años un conjunto de líderes ambicionaron en la relación de negocios de América del Norte, que una comunidad de negocios pudiera estar reunida en este número masivo, casi, de 500 invitados, importantes, y poder estar intercambiando de inglés a español, con la facilidad natural, donde todos nos entendemos, porque precisamente hablamos un lenguaje común, que es el lenguaje de la prosperidad y de los negocios.

Hace 20 años, cuando ambicionamos la integración en América del Norte, con un tratado comercial, sin duda sabíamos que estábamos rompiendo paradigmas, sin duda sabíamos que el mundo era bastante escéptico, y la posibilidad que tres naciones, una de ellas con un grado de desarrollo notablemente menor, pudieran unirse con visión para conformar una región económica que pudiera representar la complementariedad de ventajas económicas que pudieran darle un mayor potencial a la región de América del Norte.

Veinte años después, hoy, en esta reunión, con la presencia del señor Gobernador del Estado, Rodrigo Medina de la Cruz, con la invitación que nos hizo nuestro Presidente de AMCHAM-Monterrey, nuestro amigo Andrés Ochoa, con la gran coordinación de Lupina, y con, sin duda, la espléndida presencia y discurso que nos dispensó el señor Embajador de Estados Unidos en México, el Embajador Wayne, quien queda representado por su Cónsul General Joseph Pomper, y con la significancia de la presencia aquí de Carlos Páez, Presidente de AMCHAM-México, podemos hacer un recuento todos juntos de la historia, una historia que sin duda se refleja en el territorio nacional con singularidad en un Estado como Nuevo León, un Estado que hoy en día, como ya lo escuchamos, se puede dar el lujo de hablar de que el año pasado pudo lograr una meta importante y muy significativa de atracción de inversión extranjera.

Esa historia nos dice en el reflejo de Nuevo León lo que pasó en México en 20 años de Nafta. El Tratado nos ayudó a cuadruplicar la inversión extranjera directa promedio cuando comparamos post-Nafta con pre-Nafta. Nos ayudó a potencializar los salarios promedio pagados en el sector exportador de la economía mexicana, nos ayudó a incrementar cinco veces la capacidad exportadora de nuestro país.

Sin duda, los beneficios de Nafta están ahí, y muchos de los detractores en su momento hoy se dan cuenta que sus predicciones se equivocaron. Y utilizamos mano de obra barata para fortalecer las líneas de producción y mano de obra que no fuera la apropiada para fortalecer nuestros procesos productivos, y las normas medioambientales fueron relajadas como en aquel tiempo Perot y los opositores de Nafta solían decir.

Por el contrario, los estándares se homogenizaron, las condiciones de América del Norte se mejoraron, y podemos presumir al mundo de que fuimos conjuntamente los arquitectos de uno de los mejores tratados de libre comercio que existen y existieron a partir de 1994.

Sin embargo, a 20 años de celebrar Nafta, y de haber sido, sin duda, partícipes y testigos de un fenómeno que dio nuevo paradigma en el mundo, debemos de reconocer los mexicanos que Nafta no ha sido capaz de derramar todos sus beneficios de forma pareja ni con todas las unidades económicas ni con todas las regiones del mundo.

Así como hay un México próspero conectado audazmente a la competitividad, en el Norte, en el Centro-Occidente, con los clusters automotrices, los clusters aeroespaciales, hay un México también en el Sur-Sureste, y en regiones de México que no ha podido integrarse al esquema exitoso de la globalidad.

Por eso, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, cuando habla de democratizar la productividad, justamente habla de cómo podemos establecer conjuntamente estrategias para lograr que este éxito de integración inteligente en la globalidad pueda ser ramificado a todas las áreas de la economía mexicana y a todas las regiones de México.

Para democratizar esa productividad es necesario concluir tareas que debieron haberse hecho hace 20 años, tareas como fortalecer los mecanismos para garantizar la competencia económica y lograr que no haya sectores privilegiados que extraigan la productividad de otros sectores.

Tenemos que lograr democratizar el crédito, para que no sea México el ejemplo malo de un financiamiento pobre, escaso y caro en el contexto latinoamericano, no a través de bajar tasas de interés por decreto, sino a través de cómo incentivar en el reforzamiento de garantías y cómo incentivar la competencia entre sus instituciones bancarias, para poder lograr que las empresas mexicanas no sólo 15 por ciento de ellas tengan acceso al crédito, sino que su número se amplíe.

Para lograr que la banca mexicana no sólo preste una tercera parte de su crédito a los emprendedores y a los empresarios, y la mayor parte de sus activos sean en papeles gubernamentales.

También se tiene que democratizar la educación, se tiene que democratizar la innovación, para que todos los actores puedan conectarse en este tren de éxito que representa una integración inteligente a la globalidad.

Para nosotros fue tremendamente satisfactorio el primer encuentro de dos presidentes en su inicio de mandato, y fue tremendamente satisfactorio porque se empataron dos agendas, porque por fin después de 20 años volvemos a retomar el espíritu de Nafta.

El reconocimiento de dos mandatarios que están poniendo en la mesa un hecho ineludible, que el éxito de América del Norte es simplemente el éxito compartido en la prosperidad de las naciones que lo integran.

Que América del Norte debe de dar el siguiente paso de haber logrado una asociación comercial justamente como aquí como se dijo, desde el inicio, por la participación del Presidente de AMCHAM, de lograr una integración productiva exitosa para mejorar nuestra competitividad.

Profundizar nuestra integración significa facilitar nuestras fronteras, disminuir nuestros costos de transacción en el proceso de intercambio de mercancías y de integración a las cadenas de valor global.

Hoy el mundo no compite por países y por productos. Compite por cadenas de valor y por regiones. Por eso la estrategia de integración global a partir de reforzar la integración que Nafta nos permite, es cómo volvemos a establecer en América del Norte un objetivo conjunto, como el Presidente Obama y el Presidente Peña establecieron, para hacer que esta región sea una de las más competitivas del mundo, y que podamos volver a lo que tuvimos hace 20 años.

Hace 20 años América del Norte tenía el 20, casi el 20 por ciento de las exportaciones de todo el mundo, hoy sólo tenemos el 13 por ciento. Por eso en la agenda de los presidentes se puso como prioridad la conclusión del TPP. No le podemos dar la espalda a Asia, porque representa la región con las economías emergentes de más alta tasa de crecimiento.

Por el contrario, debemos seguir expandiendo la región integradora para poder generar en esta locomotora un crecimiento más acelerado logrando tratados de libre comercio que inteligentemente posicionen de nuevo a América del Norte en la competencia global.

La agenda planteada por los presidentes refleja a pie juntillas la agenda que el Presidente Peña ha establecido. La primera, justamente, como dije, una integración más eficiente entre nuestras economías, una integración que permita, como ya se dijo, la normalización, la homogeneización de normas, para poder hacer que nuestros sectores productivos puedan empatar sus procesos, la facilitación de fronteras, y la intención conjunta de poder mejorar la integración de cadenas de valor.

El Presidente Peña ha definido con una estrategia de política industrial, lograr, justamente, que México, que ha sido uno un modelo exportador exitoso, donde hoy de cada peso que exportamos sólo el 33 por ciento tiene contenido nacional, lograr una política industrial consistente con la apertura, que pueda permitirnos generar mayor valor agregado en las cadenas de exportación.

La agenda construida por los dos presidentes, justamente, refuerza eso, refuerza alinearnos en el concepto que el Presidente Obama le llama el renacimiento de la infraestructura. Refleja también, a través del Convenio que firmamos entre el INADEM, que está en el sector Economía, dependiendo de un servidor, y el Small Business Administration, de Estados Unidos, darnos cuenta que necesitamos hacer que las pequeñas y medianas empresas formen también parte de este éxito exportador.

Lograr romper justamente esta concentración donde prácticamente 45 empresas, son, 50 empresas son responsables por el 45 por ciento de las exportaciones mexicanas. Necesitamos más empresas medianas y pequeñas que se integren a este éxito exportador, y ese Convenio firmado por los presidentes va dirigido justamente a eso.

La agenda también reflejó una visión conjunta para terminar en este año las negociaciones del TPP, que es una visión compartida por la importancia de integrarnos justamente a economías de mayor dinamismo en el mundo.

Sin duda, incluye el capítulo de educación y de innovación. Es inaceptable que hoy haya más estudiantes norteamericanos estudiando en Costa Rica que los que hay estudiando en México. Eso no era la filosofía de Nafta. Tenemos que recomponer el mundo y tenemos que recomponer el rumbo, y tenemos que volver otra vez a los tracks que iniciamos hace 20 años, para poder tener realmente un destino conjunto que nos pueda permitir lograr más éxitos dentro de este proceso de integración.

Para mí realmente es un honor estar aquí y realmente ser testigo que esta Cámara de Comercio que ha sido estratégica y fundamental para el desarrollo del Estado, sigue siendo una Cámara rica en participación, nutrida en presencia empresarial, y que realmente es una de las que dan ejemplo en México, justamente para seguir evidenciando que Nafta es la estrategia correcta, y tenemos que seguir fortaleciendo esa visión de futuro.

Muchas gracias por su atención, y muchas gracias señor Gobernador, por acompañarnos en esta reunión.