DIRECCIÓN GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL

México, D.F., 17 de octubre de 2014.

 

ILDEFONSO GUAJARDO VILLARREAL: Mejores y más favorables para cómo producimos, cómo vivimos en comunidad, cómo nos integramos en sociedad, eso en general puede ser innovación.

La innovación puede ser incremental, puede ser adaptiva, puede ser disruptiva, y cada uno de esos objetivos definen distintos tipos de innovación, ustedes creerán que por ejemplo, en este país el simple hecho de que podamos transformar nuestros distritos de riego, y hoy (inaudible) tuvo una gira hoy sobre temas de agua, pueden cambiar radicalmente la vida de una comunidad agrícola y la capacidad productiva en el presente y en el futuro.

Les doy un ejemplo, hoy estuvo aquí David Korenfeld, el director general de CONAGUA, como responsable de la región de parte de El Bajío, acompañé al Presidente a un distrito de riego, al más antiguo del país, el distrito 1, que se construyó en la época de Don Porfirio.

En esta ocasión íbamos a inaugurar un nuevo sistema de riego, adaptado de tecnologías ya existentes en otras partes del mundo; filtros de agua para desmineralizarla, sistemas de riego por goteo de un distrito que ya estaba con faltantes de agua para producir, se transforma en un distrito que puede tener hoy un uso todavía de solo el 60 por ciento del manantial y poder incrementar de 150 millones de dólares que produce hoy en frutas y vegetales de exportación, pudiera producir hasta mil 500 millones de dólares con este suministro de agua.

Es un buen ejemplo de una innovación adaptiva, que no estamos generando la idea, pero la estamos adaptando y eso puede transformar la vida de muchas comunidades en este país.

Hay, sin duda, innovaciones disruptivas que cambian de tajo la manera en cómo hacemos las cosas, sin duda, el uso de las tecnologías de la información cambia radicalmente la forma en cómo producimos y cómo competimos en el mundo.

En México, una industria tradicional como la textil, que se vio totalmente amenazada por el crecimiento de China y en donde todavía hoy en los sectores tradicionales enfrentamos competencia desleal, pero un segmento de productores mexicanos le apostaron a la innovación y hoy ya estamos produciendo textiles inteligentes en el temas de (inaudible) deportivos, telas contra incendios para los uniformes de los bomberos de diferentes países en el mundo, para exportar, y ese segmento de productores son los que están exportando y están creciendo a gran velocidad, aquellos que le apostaron a cambiar la forma como el de una industria tradicional como la textil.

La innovación no es privativa de los agentes privados, es una obligación de los agentes públicos. Si los gobiernos no cambian la manera en cómo hacen las cosas, limitan y ponen una camisa de fuerza en la capacidad emprendedora de la sociedad.

Y temas de cambios radicales de cómo hacer las cosas lo podemos ver en la aplicación de políticas públicas a lo largo del tiempo.

Yo quiero que ustedes se ubiquen, aquellos que tienen la edad suficiente, y los que no para ellos será historia económica, en el México de los ochentas, aquellos que tenemos suficiente edad para recordarlo, una economía cerrada, súper mercados en blanco y negro, donde cuando íbamos la oferta de bienes era muy pobre, y de repente tomamos una decisión trascendental: la decisión de globalizar nuestra economía, nos incorporamos al GATT, hoy Organización Mundial de Comercio, y nos comprometimos con una visión estratégica con el Tratado de Libre Comercio con América del Norte.

Ese tratado no hubiera sido posible si no coincidieron en el tiempo liderazgos en América del Norte con suficiente visión. En el caso de los norteamericanos si George Bush no hubiera tomado el primer riesgo histórico de que una economía en vías de desarrollo o emergente se asociara a un Tratado de Libre Comercio con una economía desarrollada, cosa que no había precedentes en el mundo globalizado, no hubiera sido posible.

Y si Bill Clinton que gana la elección en el proceso de Bush para su reelección, no hubiera ganado la Presidencia de Estados Unidos, no hubiera sido posible lograr los votos en el Congreso norteamericano que requerían que un presidente demócrata consiente de los fenómenos proteccionistas de los sindicatos, que generalmente son demócratas en Estados Unidos, viera que la política pública del libre comercio era una política de gran visión y que si veía a las encuestas políticas del día no hubiera tomado la decisión, porque sus (inaudible) no estaban a favor del libre comercio, pero sin embargo, fue un presidente visionario que sabía que esa integración era valiosa y fundamental.

Y del lado mexicano tomamos también ese riesgo, cuando en el Davos de 1991, perdón, fue en el 90 creo, nos dimos cuenta que Europa estaba concentrada en el desarrollo de Europa del este y que México no iba a tener un posicionamiento de los capitales en otras regiones, nos dimos cuenta que la integración natural y más efectiva era hacia el norte.

Y era necesario realmente integrar y complementar esa decisión. 20 años después ¿qué tenemos? No solo una zona de libre comercio, tenemos una zona de integración productiva de alto nivel donde este estado es uno de los que más se han beneficiado de la integración a la globalidad de este país.

Y eso fue posible gracias a esa visión. Hoy exportamos siete veces más de lo que exportábamos hace 20 años. Cada minuto que pasa el comercio trilateral son 2 millones de dólares, ya en este ratito exportamos como, si multiplican por cuatro ya son 8 millones, pero fundamentalmente lo que tenemos que darnos cuenta es que en ese proceso donde la Inversión Extranjera se ha cuadruplicado en la etapa post-Nafta, donde hemos sido capaces como nación de seguir una política comercial activa integrándonos en diez tratados de libre comercio a la fecha, con 45 países del mundo, que nos dan acceso a más de mil millones de consumidores y eso es posible ¿gracias a quién? Aún y habiendo alternancia en el poder, en el 2000 y en el 2012, aún y con eso el gobierno mexicano ha sido fiel a una política de integración global y no hemos trastocado nuestros compromisos y nuestra congruencia en el comercio internacional y eso nos da una credibilidad internacional que se refleja justamente en los compromisos de inversión ¿cómo podemos explicar hoy en día que una sola empresa productora de automóviles produzca desde su plataforma México a partir del 2016 un millón de vehículos al año, esa compañía le invirtió más de 6 mil millones o 7 mil millones de dólares a sus plantas porque confió que no le íbamos a cambiar las reglas del juego en materia de comercio internacional.

Vio una política congruente para desarrollar las cadenas de valor.

En esa historia de integración, donde sin duda es una gran historia de éxito, también tenemos que reconocer como mexicanos que teníamos una deuda fundamental en la transformación de la economía interna y ese es el tema para el cual José me invitó a platicar con ustedes hoy.

Nos integramos a la globalidad, pero teníamos tareas pendientes en esa globalidad ¿cómo les podemos pedir a los empresarios mexicanos que compitan con sus homólogos al otro lado de la frontera y en otras partes del mundo, si no les garantizamos condiciones de competencia similares, acceso a energías competitivas a bajos costos, servicios de telecomunicaciones competitivos globalmente? Es como pedirles que entren a una pelea de box amarrados de un pie y de una mano.

La economía necesitaba transformaciones desde el momento en que decidimos integrarnos a la globalidad, y eso es lo que explica que hoy a pesar de finanzas públicas sanas y a pesar de una integración racional a la globalidad tengamos en los últimos 30 años una economía con crecimiento deficiente con tasas de 2.4 por ciento promedio y con productividad negativa a través del tiempo ¿por qué? Porque si nos integramos a la globalidad, si un segmento de la economía mexicana está compitiendo de manera efectiva y eficiente, pero la gran mayoría de recursos de este país está en sectores de servicios y pequeñas y micro empresas que tienen por mucho una muy menor productividad relativa o comparable y obedece ¿a qué? A que las reglas del juego no se emparejaron, a que no facilitamos los mercados financieros, a que no abrimos el esquema de energía a la inversión privada para tener capacidades productivas competitivas y que no hicimos a tiempo lo que teníamos que hacer en materia de competencia económica, cuando nos integramos a Nafta hicimos reformas, y creamos por primera vez en la historia una Comisión Federal de Competencia y la ley que regula la competencia en México. Fue 100 años después que los norteamericanos había hecho el (inaudible) que regula las condiciones de monopolios en Estados Unidos, pero en México no sólo nos tardamos 100 años, sino que los primeros 17 años de la vida de la competencia en México fue sin dientes, y permitió la concentración de mercados en el sector de telecomunicaciones, en los sectores de algunos agroalimentarios en dónde y en sector financiero dónde el efecto final y el impacto, no es sobre a gran empresa, es sobre la pequeña y mediana y los emprendedores, si no igualamos el terreno de juego no tenemos capacidad para poder integrar el gran volumen de emprendedores nacionales y de pequeños y medianos a las cadenas de valor, porque igualar el terreno de juego implica justamente el paquete de reformas que finalmente las fuerzas políticas se pusieron de acuerdo para procesar justamente los primeros 20 meses de esta administración.

En estos 20 años en México no faltaban buenos economistas o buenos técnicos lo que faltaba es que aquellos que formamos parte de la clase política tuviéramos la capacidad de procesar los cambios que eran necesarios en este país, y esos cambios ¿en qué se traducen? Se traducen fundamentalmente en que hoy o antes de la reforma una gran empresa podía autogenerar su electricidad, pero la pequeña y mediana tenía que comprársela a CFE a tarifas más caras que sus competidores a partir de las reformas los cambios en generación de energía y la posibilidad de producción de gas y un gas que da un costo más bajo en la generación de electricidad podemos aspirar a tarifas eléctricas más competitivas internacionalmente.

Lo mismo pasa en los mercados financieros las grandes empresas no necesitaban ir a los bancos mexicanos se financian internacionalmente, pero antes de la reforma el 84 por ciento de las empresas mexicanas tenían que financiarse de proveedores porque no tenían inclusión financiera, la idea de las reformas es generar competencia en el sistema bancaria y ampliar la capacidad de financiamiento y así estamos a cada una de ellas.

En materia laboral, que se hizo en transición, en materia educativa que pega en el meollo fundamental del asunto en una ciudad como Tijuana que ya ha de estar viviendo lo que es el siguiente cuello de botella si no planeamos el futuro y es el desarrollo de recursos humanos calificados técnica y profesionalmente para satisfacer la demanda impresionante que está generando la industria manufacturera en México.

Solo para darnos un dimensión de lo que va a representar el futuro en materia de manufacturas, Norteamérica ha llegado a la historia gracias a la innovación y a las técnicas de (inaudible) o lo que es el gas y el petróleo de (inaudible) a tener autosuficiencia energética y tener una de las fuentes de energía más baratas del mundo, mientras que China y Europa pagan más de 15 dólares por millón de BTUs en gas, está región paga aproximadamente 4.1 dólares por la misma molécula.

Se imaginan ustedes lo que esto representa en competitividad manufacturera de América del Norte y si a eso le sumamos el bono demográfico del mexicano que acompañado de una reforma educativa que amplié y profundice la calidad de la educación estamos complementando las capacidades productivas de esta región para competir en un mundo donde en Corea y en Japón su población económicamente activa se está reduciendo de aquí al 50 en 30 por ciento.

Si las analizamos todas las reformas tienen un solo común denominador. Cómo mejorar las condiciones para que las pequeñas y medianas empresas de México y los emprendedores puedan tener un terreno de juego equilibrado y puedan eficientemente poder accesar a niveles más altos de productividad y poder integrarse a las cadenas de valor.

Yo quiero dejar aquí mis comentarios porque quiero dar paso a un diálogo que a través de las preguntas que ustedes remitan a nosotros poder seguir incursionando en cosas más específicas que ustedes tengan interés. Aquí dejo mis comentarios y les agradezco por estar aquí esta tarde.