“Ahora mi solvencia económica es un poquito más amplia, aparte de que puedo traer a mis hijos conmigo, ya no los dejo en casa solos. Para mí es una excelente fuente de trabajo”, afirma Raquel González Espinosa, madre de tres hijos, viuda desde hace tres años.

 

En la colonia Pénjamo, de Apatzingán, Michoacán, donde el Programa de Empleo Temporal (PET) apoya a las viudas que perdieron a sus esposos en enfrentamientos armados, la señora Raquel explica que a raíz de la pérdida de su marido tuvo que dedicarse al comercio para mantener a sus tres pequeños.

 

Sin embargo, los recursos que de ahí obtiene son insuficientes, por lo que decidió integrarse al PET con un grupo de viudas que se apoyan mutuamente. “Es algo muy importante, es un granito de arena que nos está apoyando; gracias a él pude comprarle zapatos a mis hijos; son tres, entonces le compro en cierto tiempo a uno, después al otro”.

 

Realmente es un apoyo grandísimo, ojalá sigan trayendo más programas para que pueda sacarnos adelante a todos, es una opción que tenemos de seguir trabajando, es un enorme apoyo”, pero considera, “me gustaría que fuera un poco más extenso, me refiero al tiempo de trabajo”.

 

El PET se lleva a cabo a nivel nacional con la participación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), mediante el cual se da empleo para la rehabilitación y mantenimiento de caminos rurales y urbanos.

 

En este último aspecto, en el estado de Michoacán se invierten más de tres millones de pesos para la generación de 37 mil 814 jornales y 926 beneficiarios para limpieza de vialidades urbanas, como el retiro de vegetación y basura.

 

Ahí, Wendy Cecilia Monroy Pulido, quien coordina las labores en la colonia Pénjamo, en Apatzingán, Michoacán, explica que su comunidad se beneficia al estar limpia y para quienes forman parte del PET representa un dinero extra que les sirve a los hijos de las familias en la compra de comestibles y otros bienes.

 

En dicho programa se da trabajo tanto a hombres como a mujeres de 16 años en adelante, así como a personas con capacidades diferentes y de la tercera edad, ubicadas en zonas de muy alta marginación.

 

“Salimos temprano, y dependiendo cómo esté la parte donde nos toca, si toca que somos mujeres y hay que agarrar el pico, de todas formas nos organizamos: agarramos pico, pala, aunque seamos mujeres, porque queremos trabajar y que quede bien limpio para que nos vuelvan a llamar”, explica Wendy

 

“Es una emoción muy grande, porque es una oportunidad de ganar un sueldo para nuestros hijos, porque aquí la situación está muy difícil, venimos aquí a la colonia amigos, familiares, vecinos a trabajar muy contentos”, añade.

 

A su vez, Celeste Camacho Prado, de 21 años de edad y quien es sostén de su casa integrado por su mamá y una hermana, ya que hace cuatro años perdió a su papá, explica que aparte de ser demostradora de diversos productos, trabaja en casas donde lava y plancha, ya que rentan el lugar donde habita.

 

Agrega que era estudiante, pero debió dejar la escuela, ya que debía mantener el colegio de su hermana. “Si no tuviera el PET mi vida sería un poquito más difícil; es una ayuda para solventar algunos gastos de la casa”.

 

Para mis tres hijos soy padre y madre a la vez, dijo por su parte la señora Edelmira Rodríguez González, de 42 años de edad, quien para sobrevivir vende productos por catálogo tres veces a la semana. Explicó que perdió a su esposo hace cinco años, por lo que el PET “es un apoyo extra, porque como mis hijos ya terminan el ciclo escolar, se van a otro grado, me va a ayudar para comprar los uniformes, para pagar nuevas inscripciones”.

 

“Soy viuda y mi única alternativa es trabajar y este Programa de Empleo Temporal es de gran apoyo para mí”, recalca.

 

La señora Eva Lozano Coria, de 53 años de edad y ocho miembros en su familia y sin esposo, vende fruta en su casa, además de lavar y planchar ajeno. Sin embargo, asegura, “ya no nos sentimos tan solas con el apoyo”, por lo que pide que este programa se extienda para obtener con trabajo más dinero y “sobrellevar la casa”.

 

Don José Gerardo Ríos Pacheco, quien vive en la colonia Valle Dorado y es chofer de taxi expone que tiene seis hijos, por lo que con el PET recibe una “ayuda extra” por dos o tres horas de trabajo.

“A mí la mayoría de las veces me toca andar con el azadón, arrancando zacate, bordos de tierra que hay en la calle, poner parejo el piso y que esté la colonia bien limpia”.

 

Añade que el dinero que obtiene con el PET le sirve para comprar pañales, leche o ropa a uno de sus niños. “Cuando nos organizamos encontramos soluciones a los problemas. Saber que tengo trabajo me da mucha tranquilidad”, dice convencido.

 

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