Esa es la tarea que desde 1851 cumplió el Telegrafista en México, apoyado desde entonces y hasta 1992 en el sistema de puntos y rayas inventado por Samuel Morse.

Como todo, el telégrafo y su operador también se transformaron para seguir vigentes. Hoy tenemos muchas razones para seguir conmemorando en este día, como desde hace 44 años, al Telegrafista.

Personajes anónimos que han participado como actores importantes en sucesos tan relevantes como: la Revolución Mexicana, la Expropiación Petrolera, la Segunda Guerra Mundial, los Juegos Olímpicos de 1968, en las Copas del Mundo celebradas en México del 70 y del 86, y por supuesto también, en la Reforma Constitucional en Telecomunicaciones.

El telegrama sigue vigente. Con su antigua vocación de agente financiero fortalecida, sigue ayudando, gracias a los Telegrafistas, a escribir millones de historias como lo han hecho desde hace más de 150 años.