Quiero agradecer al Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, por reunirnos aquí en Palacio Nacional para conmemorar el Día Mundial de la Salud 2013, que tradicionalmente se aprovecha para fomentar la toma de conciencia sobre algún tema clave de la salud en el mundo.

En esta ocasión se hace énfasis en una de las enfermedades más devastadoras de nuestro tiempo llamada por nuestros expertos como la epidemia silenciosa del siglo XXI: la hipertensión arterial.

El Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo Federal, constituye el escenario relevante para iniciar esta importante celebración y también para hacer entrega de la condecoración Eduardo Liceaga de este año y de los premios al Mérito en Salud que otorga el Consejo de Salubridad General, al reconocer a los profesionales con una trayectoria de vida ejemplar dedicada a favor de la salud. A los galardonados muchas felicidades.

Al igual que todos los países del mundo hemos cambiado en materia económica, política, social y cultural, ambiental, demográfica y epidemiológica y gozamos de todos los beneficios derivados de esos cambios.

Pero a la vez enfrentamos nuevos y complejos escenarios. En salud las enfermedades crónicas no trasmisibles, la obesidad, lesiones, los accidentes, la violencia, las discapacidades y enfermedades de salud mental, constituyen algunos de los retos más relevantes.

En el mundo las enfermedades cardiovasculares son un importante problema de salud pública. En México las enfermedades del corazón han ocupado el primer lugar en la tasa de defunción. En el año 2000 ocurrieron poco más de 68 mil muertes y se estima que en el 2012 la cifra ascendió a más de 105 mil.

Estudios realizados en nuestro país muestran de manera consistente un incremento en la prevalencia de dislipidemias, diabetes y sobrepeso, y la hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo más importantes para riesgo cardiovascular.

La Encuesta Nacional de Salud 2012 muestra que la prevalencia de la hipertensión arterial se ha mantenido prácticamente sin cambios en los últimos seis años, y afecta a 31 por ciento de la población adulta mayor de 20 años.  Esta cifra se incrementa cuando se asocia con obesidad y más cuando se asocia con diabetes mellitus.

En esta encuesta también se pudo observar que del 100 por ciento de los adultos hipertensos encontrados, casi la mitad desconocía que padecía la hipertensión arterial.

No obstante en los avances en el tratamiento y manejo de la hipertensión, las complicaciones siguen presentando y representan para el Sistema Nacional de Salud costos muy elevados, y para la sociedad y sus familias una reducción de las capacidades productivas, elevando costos laborales y problemas sicológicos, individuales y familiares.

Antes este panorama, la política pública en salud de esta administración considera fundamental hacer de la prevención de las enfermedades y de la promoción de la salud una prioridad.

De la mayor importancia es la participación de la sociedad, ya que sólo así podremos reducir los factores de riesgos asociados, logrando intervenciones más oportunas y definitivas.

Además es prioritario garantizar la calidad como producto del reordenamiento y el reforzamiento de las regulaciones de los establecimientos y atención médica tanto en el ámbito público como privado, y a la participación que corresponda de la autoridad sanitaria en el ámbito federal y estatal.

Los mexicanos requieren contar con servicios de calidad uniforme a lo largo y ancho de nuestro país, disponibles y con cada vez con mayor capacidad de resolución.

Por otro lado, la lógica de continuidad de las políticas públicas en salud, nos encamina a una nueva reforma sanitaria que atienda las justas demandas y necesidades de nuestra población, situación que exige el acceso efectivo a los servicios de salud con calidad como elemento central.

La gran contribución del Sistema Nacional de Salud para lograr un México incluyente y próspero que nos ha instruido el señor Presidente, es transformarlo en una sociedad de derechos que se concretará cuando todos los mexicanos sin importar su condición laboral, su lugar de residencia, su preferencia política, o género, tengan pleno acceso a los servicios de salud con resultados favorables y medibles.

Estamos trabajando en la Cruzada Nacional contra el Hambre, así como en la atención del Programa intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, en cuanto a la Prevención y Tratamiento de Adicciones en el Sistema Nacional de Salud, con las instrucciones del señor Presidente.

De esta manera para dar cabal cumplimiento a lo que señala el artículo Cuarto de la Constitución. Para lograr la universalidad de los servicios será necesario reforzar la rectoría de la Secretaría, promover la separación de las funciones, el financiamiento y la prestación de servicios, lograr una articulación plena de todos los actores, a través de una adecuada coordinación y gestión de los recursos disponibles, y trabajar unidos por el Sistema Nacional de Salud, bajo un modelo único, homologado y con la operación de redes y servicios de atención tanto públicas como privadas.

Uno de los elementos fundamentales para alcanzar la universalidad de los servicios de salud será la transformación y la unificación de los mecanismos de financiamiento público de la atención médica, rompiendo con la segmentación por grupo de población.  Esto nos permitirá garantizar el uso ordenado de los recursos disponibles y la necesaria rendición de cuentas.

De este modo, hacer efectiva y equitativa la seguridad social universal que ha instruido el Presidente, licenciado Enrique Peña Nieto.

La prestación de los servicios de salud también debe garantizar acciones de salud pública, muchas de ellas de atención primaria y de acción comunitaria, las cuales son aplicadas desde el ámbito local junto con la prevención y promoción de la salud.

No es un reto menor, pero estamos seguros de que si contamos como hasta ahora con su apoyo señor Presidente, y con el esfuerzo corresponsable y comprometido de todos los integrantes del Sistema Nacional de Salud y de la sociedad, podremos cumplir y habremos de rendir buenas cuentas. Tenemos la responsabilidad de coadyuvar en salud, en el imperativo impostergable de lograr un México incluyente y próspero que la nación exige.

Señoras y señores es tiempo de actuar y consolidar los avances obtenidos a favor de los mexicanos. Tenemos las condiciones y podremos lograrlo. Como lo ha dicho el Presidente, movamos y transformemos a México. Muchas gracias.