El consumo de tabaco en mujeres jóvenes va en aumento, ya que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2002, en ese año había 3.8 por ciento de fumadoras, en tanto que en 2011 aumentó a 8.1 por ciento en el grupo de 12 a 17 años de edad.

Datos de la Encuesta Nacional de Adicciones 2011 muestran que la epidemia de tabaquismo en México está focalizada en los adolescentes, adultos jóvenes y mujeres: en el grupo de 13 a 15 años de edad, 3.9 por ciento de hombres y 3.5 por ciento de mujeres fuma.

De acuerdo con la evidencia científica, la mujer es más propensa a padecer las consecuencias del consumo de tabaco, ya que no sólo tiene más riesgo de desarrollar diferentes tipos de cáncer, sino que puede tener serios problemas de salud durante el embarazo, que incluso pueden causar la muerte de su hijo.

En el ámbito nacional, los fumadores activos consumen en promedio 6.5 cigarrillos al día. Los hombres fuman 6.8 y las mujeres 5.6.

El consumo de tabaco no sólo causa daños directos, sino que su asociación con otros factores aumenta el riesgo De acuerdo con un estudio en mil mujeres brasileñas, tuvieron 60 por ciento más riesgo de infección por VPH las que fumaban.

En México, las enfermedades del corazón asociadas al consumo de tabaco ocupan el primer sitio, mientras que en cáncer de pulmón ocupa el segundo lugar y el enfisema pulmonar por inhalar humo de tabaco se ubica en el 12.

A corto y mediano plazo las instituciones de salud verán con más frecuencia casos por cáncer de pulmón, en particular el carcinoma epidermoide de pulmón y el adenocarcinoma, cuya mortalidad supera a cualquier otro tipo de cáncer, situación que se observa con más frecuencia en la población femenina.

En nuestro país se cuenta con centros especializados equipados con tecnología avanzada y profesionales que ofrecen tratamientos ajustados a la situación social de cada paciente.

Las intervenciones incluyen apoyo terapéutico, farmacológico y conductual combinados con enfoques específicos como estilos de vida, programas nutricionales, manejo de estrés, control de emociones que permiten reducir el síndrome de abstinencia.

Estos exitosos tratamientos logran que el paciente sienta de inmediato los beneficios de dejar de fumar, como la sensación de bienestar después de interrupción, la persona. A mediano plazo mejora su calidad de vida y a largo plazo puede evitar el desarrollo de enfermedades graves y costosas.

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