El Presupuesto de Egresos de la Federación es un componente crucial
del marco de política macroeconómica; cumple con funciones económicas
y sociales esenciales como la redistribución de la riqueza por medio
de la asignación de recursos para proveer servicios sociales, la generación
de empleo y la promoción del desarrollo. Al ser un medio para alcanzar
objetivos planteados en las políticas públicas mediante la asignación
de recursos, el presupuesto refleja las prioridades del gobierno y las
traduce a términos monetarios. Para que las prioridades del gobierno se
concreten, tienen que encontrar expresión formal en el presupuesto y
contar con recursos asignados. Si esto sucede, los presupuestos tienen el
potencial para contribuir a disminuir las brechas existentes en la sociedad
y avanzar en materia de equidad.
Por lo general, las políticas públicas se diseñan de manera uniforme,
para atender las necesidades de toda la población. Salvo algunas excepciones,
los diseñadores de las políticas públicas no toman en consideración
los papeles, capacidades y responsabilidades socialmente
determinados de hombres y mujeres, que son los que fundamentalmente
determinan las desigualdades de género existentes en nuestra sociedad.
Se parte del supuesto de que estas diferencias no implican desventaja, es
decir, que las políticas y programas derivados de los presupuestos no tienen
un impacto diferenciado en hombres o en mujeres. Aunado a esto, el hecho de que los presupuestos se presenten sin mencionar específicamente
a las mujeres, pero tampoco a los hombres, crea la impresión de
que son un instrumento técnico que tiene un impacto similar en todos los
grupos sociales. Sin embargo, la posición subordinada de las mujeres les
ha generado barreras para acceder a la educación, la propiedad, el crédito,
el empleo, la capacitación y los servicios de salud.
Ante esta situación, es urgente reconocer que las personas más pobres
y con menor capacidad de influencia política son las más afectadas
por las decisiones presupuestales; para estos grupos, los programas sociales
son especialmente importantes para el bienestar de estos grupos y el de sus familias. El gasto en áreas clave como la salud tiene un efecto
considerable sobre su presente y su futuro. Dada la sobre-representación
de las mujeres entre los más pobres, los efectos que las políticas y
las asignaciones presupuestales tienen sobre ellas son de gran magnitud.
Dentro del hogar o de la comunidad, las mujeres, hombres, niños y
niñas pueden compartir las mismas condiciones generales de pobreza.
Sin embargo, las mujeres y los hombres experimentan estas condiciones
y las necesidades que resultan de ellas de manera distinta. Dadas sus diferentes
labores y responsabilidades, la condición propia de las mujeres
puede llevar a que entre sus necesidades más inmediatas estén una fuente
cercana de agua potable y combustible, mayores ingresos para alimentar
más sanamente a sus hijos e hijas y mejores servicios de salud para la
atención del parto. La experiencia masculina puede derivar en que sus necesidades se relacionen con un mayor acceso a la tierra de cultivo, a la
tecnología y a insumos agrícolas. Aunque hombres y mujeres compartan
la condición de pobreza, la posición social y económica de las mujeres
las pone en una situación de desventaja. Esto puede ilustrarse mediante
las disparidades existentes entre los sexos en salarios, oportunidades de
empleo y representación política.
En el campo de la salud, desde hace tiempo se han instrumentado
una serie de programas especialmente orientados o focalizados hacia los
asuntos relacionados con las mujeres, como el embarazo, el parto y el
puerperio, entre otros. Estas acciones, si bien se enfocan a las determinantes
biológicas femeninas, no están orientadas a la disminución de la
posición de desigualdad que enfrentan las mujeres: simplemente atienden
a necesidades biológicas distintas.
Además de esto, es necesario que la perspectiva de género —que
busca entender las diferencias y desigualdades socialmente construidas
entre hombres y mujeres— se integre de manera transversal a las políticas,
programas y proyectos gubernamentales para mejorar la posición femenina.
La transversalidad de la perspectiva de género implica que la
búsqueda de la equidad entre hombres y mujeres permee todas las estrategias
del gobierno y que las mujeres (y los hombres) participen no únicamente
en la etapa de la puesta en marcha de los programas o proyectos,
sino también en las fases de diseño y evaluación para asegurar que
se incorporen sus intereses, necesidades y prioridades.
Publicaciones Recientes
2024-02-15 04:24:00 -0600
2024-02-12 00:15:00 -0600
2024-02-09 14:05:00 -0600
2023-12-13 02:32:00 -0600
2023-11-15 16:26:00 -0600
Presupuestos sensibles al género: Conceptos y Elementos básicos. CNEGSR
Las mujeres no constituyen un grupo homogéneo, tienen necesidades e intereses diferentes y, en ocasiones, divergentes. Existen otras características, además del género, que influyen en la posición social de las mujeres.
Secretaría de Salud |
14 de junio de 2002
Documentos
Imprime la página completa
La legalidad, veracidad y la calidad de la información es estricta responsabilidad de la dependencia, entidad o empresa productiva del Estado que la proporcionó en virtud de sus atribuciones y/o facultades normativas.