Descrita en 1881 por Carl Wernicke, la encefalopatía de
Wernicke genera daño cerebral en las partes bajas del cerebro (tálamo e
hipotálamo), derivados de la deficiencia de tiamina. En 1887 el psiquiatra S.
Korsakoff describió el síndrome o psicosis que se desarrolla cuando los
síntomas del síndrome Wernicke desaparecen generando daño permanente en las
zonas involucradas con la memoria.
Los síntomas de este padecimiento son: pérdida de coordinación muscular, cambios en la visión (movimientos oculares anormales, visión doble, caída de párpados), incapacidad para formar nuevos recuerdos, pérdida de la memoria y/o alucinaciones.
El tratamiento de esta enfermedad tiene como objetivo controlar los síntomas y evitar que progresen; se administra vitamina B1 además de que se debe llevar a cabo una dieta equilibrada siendo necesaria la suspensión del consumo de alcohol.