Se estima que entre un 20 a 30% de la población mundial presenta hígado graso (esteatosis hepática no alcohólica), una de las causas más frecuentes de alteraciones crónicas en las pruebas de función hepática en individuos que no presentan síntomas. 

De acuerdo a la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud (SPPS), ocurre cuando la acumulación de grasa en las células hepáticas provoca inflamación del hígado lo que puede desarrollar fibrosis (cicatriz por la inflamación constante) y, finalmente, provocar daño hepático crónico o cirrosis.

Existen condiciones que se asocian con la presencia de este padecimiento como obesidad, diabetes mellitus, dislipidemia metabólica relacionada con los lípidos y colesterol, pérdida rápida de peso, el uso de ciertos medicamentos (como los glucocorticoides) y/o la exposición a petroquímicos.

El diagnóstico de hígado graso se realiza mediante ultrasonografía, pruebas de función hepática y biopsia hepática; habitualmente se sospecha de esta afección en personas con esas enfermedades y se trata la causa para evitar que el hígado graso se complique en padecimientos más graves.

Por lo anterior es muy importante llevar una alimentación adecuada y balanceada, además, de realizar actividad física diaria.

Fuentes:
http://www.facmed.unam.mx/sms/temas/2009/08_ago_2k9.pdf

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