La rabia en el ser humano es una enfermedad secundaria, ya que el padecimiento es propio de animales. El virus ataca a casi todos los mamíferos, como perros, vacas, cerdos, cabras, ovejas, gatos, ratones, conejos, monos y murciélagos. Inicialmente la rabia provoca una alteración aparentemente inexplicable en el comportamiento del animal; de tal manera que un perro tranquilo puede tornarse agresivo, morder al dueño o a cualquier persona o animal que se le aproxime, en tanto que uno de carácter bravo, puede mostrarse triste y manso. Dado que el animal sufre una alteración en el gusto, trata de comer cosas absurdas como piedras, madera, papel o tierra; además de que camina al azar, atacando y mordiendo a hombres y animales.

Clasificación de la rabia

Se clasifica en dos tipos: la rabia urbana o doméstica transmitida por perros y gatos y la rabia silvestre transmitida por animales como el murciélago, el zorrillo, el zorro, el coyote. En esta última tienen ingerencia instituciones como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

Transmisión

Un hombre puede infectarse con el virus de la rabia a través del contacto con la saliva del animal enfermo, sin que haya mordedura de por medio. Basta que un tajo, herida, rasguño profundo o quemadura en su piel entre en contacto con la saliva del animal rabioso. Una vez que el virus penetra, se dirige siempre al sistema nervioso central.

El tiempo de inoculación varía según la naturaleza del virus, el lugar de inoculación y la cantidad inoculada. Si el punto de contacto ha sido la cabeza, el cuello o los miembros superiores, el periodo de incubación será más breve, porque el virus alcanzará con mayor rapidez al sistema nervioso central (principalmente a través de los troncos nerviosos, propagándose a lo largo de los nervios sensoriales). Las células que lo acogen son destruidas.

Si el mordisco del animal rabioso fue efectuado a través de la ropa de la víctima, solamente una pequeña cantidad de saliva contaminada llegará hasta la herida, lo cual puede retardar el proceso de afectación.

Síntomas

En los humanos, el primer signo de contagio es fiebre poco intensa (38°C) acompañada de dolor de cabeza y depresión nerviosa. La temperatura se eleva, llegando a los 40-42°C, seguida de periodos de inquietud y espasmos dolorosos en la laringe; además de respirar y tragar con dificultad. También se presentan espasmos en los músculos del tronco y de las extremidades, en forma intermitente y acompañados por temblores generalizados, taquicardia y detención de la respiración. Cualquier tipo de excitación (luminosa, sonora, aérea, etcétera) puede provocarlos.

El hombre se torna hidrófobo (sufre espasmos violentos cuando ve o trata de beber agua). Frecuentemente experimenta ataques de terror y de depresión nerviosa; tiende a la vociferación, los alaridos y la agresividad, con accesos de furia, alucinaciones visuales y auditivas, babas y delirio. Este periodo de extrema excitación dura cerca de tres días; después le sigue la etapa de parálisis, más rápida y menos común en los hombres que en los animales. Se observa parálisis flácida del rostro, de la lengua, de los músculos de deglución, oculares y de las extremidades; parálisis que luego se generaliza. Sea cual fuere el tipo de rabia, el padecimiento presenta una evolución inexorablemente fatal para el paciente.

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