El primer paso para realizar un presupuesto, es asignarle un destino a cada peso que se dispone. No puede sobrar uno solo. Esto implica que al recibir la quincena o el ingreso, se debe decidir qué es lo que "va a hacer" cada uno de esos pesos. La forma tradicional para esto es separar el dinero en sobres etiquetados de acuerdo con propósitos específicos: el pago de la renta; el pago de servicios; la compra del súper; "salidas y diversión" y pos supuesto: "ahorro". Cada persona define cuáles son sus objetivos y los montos que designará a cada uno de ellos.

Al tener disponible el ingreso, se debe decidir en qué se va a distribuir el dinero según las categorías preferentemente de gasto fijo, gasto variable, ahorro y pago de deudas hasta dejar un balance en cero.  Aunque esto puede parecer drástico y quizás para algunas personas un sin sentido, en realidad es una manera segura de evitar el sobre endeudamiento dado que se usará únicamente lo que contiene cada uno de los sobres.

¿Qué pasa si no se asigna a cada peso un destino?

Suele ocurrir que se desarrolle la ilusión de que se cuenta con más dinero del que en realidad hay. Se vuelve fácil gastar el dinero que se tiene a la mano sin considerar los compromisos financieros inminentes, lo que resulta en llegar al fin de la quincena o de mes con dificultades para pagar las deudas. Asignar de inicio a cada peso un destino permite “blindar” los compromisos de deuda; el ahorro y acotar los gastos variables de acuerdo con las posibilidades reales. Si bien existe la posibilidad de sacar dinero de un sobre de gastos variables o de ahorro para satisfacer un gasto eventual, siempre debería existir el compromiso de pensarlo dos veces antes si realmente es la única opción, y en el caso de ahorro, reponerlo en el siguiente periodo que se tenga dinero.

El segundo paso consiste en considerar aquellos gastos anuales que de antemano están comprometidos y se deben amortizar de forma mensual. Gastos de esta categoría, son las primas de los seguros, las inscripciones de la escuela, o impuestos. Al no perder de vista estos gastos, los podemos considerar en nuestro presupuesto mensual al incluir una parte de la suma total. Este hábito permite siempre tener una visión eficiente a futuro para evitar pasar por momentos de angustia para conseguir el dinero y pagar; o en el peor de los casos endeudarse. ¿Qué impide ahorrar un poco cada mes lo que se tendrá que pagar en 3, 5 o 12 meses? Las sorpresas y desbalances se pueden atajar antes de que afecten la estabilidad del ingreso. El dejar de lado la visión a futuro, genera la falsa percepción de contar con un recurso económico suficiente para afrontar los gastos, hasta que llega el imprevisto (que en realidad es algo más que sabido) y nos desestabiliza generando estrés y preocupaciones; si no es que nos obliga a contraer deudas.

Para evitar esta situación, es ideal adoptar como costumbre de asignar a cada peso ganado un destino específico, ya sea gastos mediatos o a largo plazo. Debe siempre tenerse en cuenta que los gastos de este tipo suelen representar cantidades cuantiosas, por lo que es indispensable considerarlos con suficiente tiempo de anticipación para fragmentarlos en el mayor número de partes posibles y que no signifiquen un problema acrecentado. Apartar el dinero de forma mensual para estos gastos permitirá que cuando llegue el momento, se cuente con el dinero sin preocupaciones mayores.

En la siguiente entrada del Blog, se expondrán los siguientes pasos para conseguir un presupuesto que permita cubrir los compromisos financieros, pero sobre todo ahorrar.