Dirección General Adjunta de Comunicación Social y Cambio Cultural
Comunicado de Prensa 34, 16 de mayo de 2013

Que las mujeres tengan acceso y control de los recursos de producción es un elemento estratégico para su empoderamiento, ya que favorece su posición para participar y tomar decisiones en los hogares, en la sociedad y en el mercado. Por lo tanto, resulta primordial mejorar las condiciones en que se desempeñan las emprendedoras y empresarias, así como promover el surgimiento de más proyectos liderados por ellas.

El desarrollo empresarial de las mujeres es un tema relevante en estos tiempos, ya que es una ocupación cada vez más socorrida por ellas. Año con año se incrementa la participación de las mujeres en las actividades productivas y cada vez más mujeres toman la decisión de iniciar una empresa.

Según datos de la Encuesta nacional de Ocupación y Empleo 2013, primer trimestre, entre la población ocupada, el 27 por ciento son personas que se dedican a administrar un negocio propio, ya sea que cuenten o no con otras personas trabajando para ellas. De este grupo, el 36 por ciento son mujeres y el 64 por ciento hombres.

Sólo el 4.5 de la población económicamente activa ocupada corresponde a empleadores/as (2.2 millones de personas).

Ya sea como una forma de auto emplearse o de ejercer su profesión con mayor flexibilidad, que una mujer tenga una empresa es una manera de potenciar su agencia económica. Las mujeres son agentes clave para el desarrollo económico.

Un ejemplo de ello es que impulsan el empleo de más mujeres. En un análisis que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con datos de los Censos Económicos 2009, encontró que ellas contratan a una mayor proporción de mujeres en sus empresas. En el caso del sector servicios, el porcentaje de mujeres ocupadas en empresas propiedad de mujeres era del 81 por ciento, mientras que para el comercio era del 79 por ciento y en la manufactura del 72 por ciento.

Sin embargo, aún existen barreras que impiden el desarrollo pleno de las empresarias, entre las cuales se encuentran el concentrarse al final de la cadena productiva como una extensión de las actividades del hogar, negocios por lo regular no redituables; las normas culturales que limitan el acceso de las mujeres a mercados y, ante la dificultad de involucrarse en ámbitos donde predominan los hombres, las mujeres prefieren negocios de poco riesgo y bajo crecimiento.

Afortunadamente, las mujeres van adquiriendo experiencia en este segmento ocupacional y poco a poco se van dejando atrás las trabas que la sociedad impone a su propio desarrollo.

En ese sentido, las emprendedoras y las empresarias requieren herramientas con que apoyarse para beneficio de sus proyectos y negocios. Contar con información y saber buscarla es vital para satisfacer sus necesidades empresariales, la capacitación constante y la disposición para acudir con los y las expertas para asesorarse son dos recursos indispensables para el buen desarrollo de sus empresas. Sin embargo, tener una actitud emprendedora, es decir, pasión por lo que se hace, es imprescindible para salir adelante en el difícil mundo de los negocios.

El Instituto Nacional de las Mujeres hace un reconocimiento, en el Día Internacional de la Empresaria, a quienes deciden emprender un negocio y afrontar los retos que eso implica, y las invita a seguir participando en el desarrollo económico del país.