En México con base en el Censo de 2010, habitan 1.8 millones de niñas en el rango de edad de 0 a 14 años, para las niñas indígenas romper el estereotipo de género requiere una política pública integral, garantizando principalmente el acceso a la educación, a la alimentación y a la salud.

De acuerdo con UNICEF México, las niñas, niños y adolescentes indígenas en nuestro país constituyen la población con mayores carencias y el menor grado de cumplimiento de sus derechos sociales, ubicando como problemas fundamentales de la niñez indígena, la baja talla, las altas tasas de mortalidad infantil, el analfabetismo, el trabajo infantil, entre otros.

Las políticas públicas se han instrumentado, tienen como propósito fundamental garantizar el derecho al desarrollo de la población indígena respetando su cosmovisión. En el caso de las niñas indígenas nos preocupamos por su presente y su futuro; una de las prioridades es garantizar no solo el acceso a la escuela, sino a la educación en todos los niveles, así como a la alimentación; lo hacemos a través del Programa de Apoyo a la Educación Indígena que beneficia a 14,457 niñas.

 Para mantener el pleno desarrollo de las niñas, en el marco del Programa se realizan acciones de fortalecimiento de derechos y cultura, tales como: información sobre sus derechos sexuales y reproductivos para la prevención del embarazo en adolescentes e información para eliminar prácticas que violenten los derechos de las niñas en los contextos comunitarios; de preservación de su cultura, la lengua y las expresiones de sus pueblos y comunidades, lo que fortalece su liderazgo. Los derechos de las niñas se están visibilizando, al igual que las visiones de desarrollo de las niñas indígenas, ellas como adolescentes o jóvenes siguen siendo beneficiarias de la política social; de los 75,000 niños en el Programa de Apoyo a la Educación Indígena, 37,000 son mujeres, actualmente con el programa se cubren todos los niveles de educación e incluso la titulación del nivel superior. Una de las prioridades de la CDI es que el liderazgo que se fomente en el presente en las niñas indígenas, contribuya a su formación y desarrollo futuro, lo que permitirá a México avanzar en la edificación de un desarrollo sostenible, para lo cual es necesario seguir aplicando políticas públicas transversales, tanto con perspectiva de género como con interculturalidad.