–Para algunas personas es una decisión, una actitud, un proceso, una forma de vida, algo que ofrecemos a los demás, algo que aceptamos para nosotros –agregó, durante el taller denominado El Manejo del Perdón, que impartió a personas que trabaja con adultos mayores interesados en mejorar la calidad de sus servicios y acciones.

–El perdón es una decisión voluntaria y consciente, que nos libera de sentimientos negativos, como el rencor, resentimiento, enojo, dolor. Como actitud, implica estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de las propias percepciones, comprendiendo que son opciones, no hechos objetivos. Y como proceso, nos permite cambiar nuestras percepciones las veces que sea necesario.

Beneficios del perdón

–La salud mejora con el ejercicio exhaustivo del perdón; la autoestima se eleva al dejar de apegarse a sucesos dolorosos del pasado. Perdonar reduce el temor al rechazo, engaño, abandono, por lo tanto, incrementa la confianza en sí mismo y libera al individuo del rencor.

–El perdón limpia asuntos inconclusos y cierra episodios dolorosos que roban energía, capacidad y afectan el rendimiento personal. Sin el perdón, seguimos estancados en el mismo estándar de vida que genera círculos viciosos –explicó.

¿Por qué no perdonamos?

–Muchas veces no perdonamos porque tenemos ideas erróneas. Por ejemplo, “No puedo perdonar porque no puedo olvidar”, “algunas personas no merecen ser perdonadas”, “si perdono tendré que confiar en esa persona”, “perdonar a alguien significa que volverá a repetir lo que hizo”, “perdonar y pedir perdón son señales de debilidad”, “el perdón exige que te comuniques con la persona”.

–Hay que erradicar estos mitos. El perdón es una situación individual –precisó.

–Otra de las razones por las que resulta difícil perdonar –añadió, es porque no admitimos ni expresamos claramente nuestras emociones y sentimientos, especialmente nuestra ira.

¿Cómo desahogar los sentimientos negativos?

–Exprese abiertamente el enojo de una forma adecuada. Aprenda a reconocer la ira cuando la sienta. En primer lugar, exprese su ira en privado, escriba cómo se siente, más adelante decidirá si la comparte o no; realice ejercicio físico, siempre ayuda en el proceso –afirmó.

Agregó que hay muchas otras actividades que pueden realizarse, y citó, bailar, correr, nadar, yoga, box, entre otras. Recomendó practicar lo que quiere decir a la persona involucrada; el ejercicio de la silla vacía puede ayudar. Es decir, visualizar a la persona que quiere perdonar sentada en esa silla, frente a usted y retomando el diálogo que usted inició.

¡Perdónate!

Perdonarse y perdonar es una decisión para estar bien con uno mismo, antes que con los demás. El perdón a nosotros mismos es el proceso de aprender a amarnos y aceptarnos pase lo que pase.

–Perdonarnos es el proceso de reconocer la verdad, asumir la responsabilidad, reconocer que hay sentimientos que motivaron y pensamientos que hacen sentir culpa; escuchar compasivamente los temores y peticiones de ayuda que hay en el interior, y cicatrizar las heridas emocionales de manera sana, amorosa y responsable.

–Para perdonarnos es necesario también, amarnos –expuso. “Cada persona es la medida de su amor a sí mismo, por lo que su autoestima es el marco de referencia desde el cual se proyecta”.

Perdonar a los demás

Perdonar a los otros -padres, hijos, hermanos, pareja, amigos, o cualquier persona relacionada con nosotros-, resulta fundamental para nuestra paz interior y nos ofrece la oportunidad de sanar, tanto internamente como en nuestras relaciones.

–En el proceso del perdón hacia los demás –concluyó, es importante aceptar a las personas como son. Abandonar las expectativas que hemos puesto en quienes nos rodean. Considerar que las personas perciben diferente de acuerdo con sus valores, creencias, normas y/o experiencias. Y comprender que nadie siente, piensa o actúa de igual manera que el otro.