Muchísimas gracias, y muy buenas tardes a todas y a todos los asistentes a este evento.

Le saludo con amplio respeto, a las autoridades, particularmente al Gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, a quien le agradezco esta invitación, esta invitación que me había formulado ya tiempo atrás, que me insistía mucho que pudiera estar aquí, antes de que concluyera su Administración.

Y aquí estamos, señor Gobernador, con el gusto de acompañarle en la entrega de estas obras, que su Gobierno ha venido impulsando, acompañadas de la gestión en distintas áreas del Gobierno Federal. Pero son dos obras que hoy el gobierno del Estado de Puebla está entregando para beneficio de su sociedad.

Y junto a él, quiero saludar a todas las autoridades reunidas de los distintos órdenes de Gobierno que hoy concurren, tanto Federal, como estatal, municipal.

Al Alcalde de San Andrés Cholula.

A otras autoridades que están aquí presentes.

A nuestros delegados federales.

A la comunidad cultural del Estado de Puebla, a quienes lograron un espacio en este recinto un poco reducido, pero les saludo.

Y, de igual manera, a todos los representantes de la sociedad poblana.

Y, particularmente, aquí cholultecas, como decía Matilde, muchas gracias por su hospitalidad.

Lo primero que quiero decirles es ofrecerles una disculpa, porque llegamos con algo de retraso de la hora originalmente programada.

Sé que ya tienen mucha hambre, me puedo imaginar que están ya pasando por hambre, y a lo mejor les hago ganar un poquito más de apetito con mi intervención, que procuraré hacerla muy breve.

Y en lo que quiero fundamentalmente referir algunos aspectos, más allá de las obras que se están inaugurando y que ya se han referido.

Lo primero que me gustaría compartir es, reitero, mi agradecimiento al Gobernador, porque él en su mensaje, y es coincidente con lo que el Gobierno Federal y el Presidente de la República hemos venido trabajando bajo una misma mística, muy coincidente.

Para el Presidente de México, yo tengo muy claro que mi Gobierno, el Gobierno Federal, el Gobierno de la República, está comprometido con todas y todos los mexicanos; sin mirar cuál es su origen partidista, si eventualmente lo tienen, cuál es su credo, cuál es su religión, trabajamos por todo México.

El único interés que está presente en la mente y en el trabajo del Gobierno de la República, y en la mente del Presidente de la República, es trabajar por todos los mexicanos. Procurar, eventualmente, las mejores condiciones para su desarrollo, y para que cada mexicano logre hacer realidad sus planes y proyectos.

Y lo que hoy queda aquí acreditado en las inauguraciones que estamos realizando el día de hoy, tanto del tren como de este Museo Regional, es que el Gobierno de la República, y así lo ha testimoniado el propio Gobernador, y se lo quiero agradecer, es, hemos trabajado con todos los gobiernos estatales, sin importar cuál sea su origen partidario.

No ha habido otro interés más que coordinarnos, sumar esfuerzos y poder apoyar las gestiones que cada gobierno estatal está realizando.

Y en lo que esté en nuestro alcance y más allá de ello, en todo nuestro empeño y capacidad, es asegurar que el Gobierno de la República pueda, realmente, apoyar y respaldar el trabajo y la gestión de los gobiernos locales, porque cuando a las partes de todo nuestro país le va bien, o les va bien, a todo México le va a ir bien.

No buscamos sólo trabajar para unos cuantos. Buscamos que el esfuerzo se vea reflejado en el quehacer de todo lo que se viene haciendo en la geografía nacional.

Y ahí concurren distintos esfuerzos de diferentes gobiernos, de distintos partidos políticos, y el Gobierno de la República, y particularmente el Presidente de la República, su servidor, no ha tenido más miramientos que apoyarles a todos por igual, para que realmente puedan cumplir con lo que han comprometido ante la sociedad que les ha dado su confianza y que están ostentando esa responsabilidad.

Aquí queda acreditado este compromiso. Aquí se han señalado las varias obras, pues yo creo que las más emblemáticas en las que ha concurrido esfuerzo de ambos gobiernos en recursos, en gestiones.

Y éstas que hoy entrega el gobierno del Estado de Puebla, y que agradezco haya esperado que yo pudiera estar aquí para poder inaugurarlas de forma conjunta, y en ello sí prácticamente hacer de este evento el último que me toca hacer con el Gobernador Moreno Valle, en su carácter de Gobernador.

Y ante ello no tengo más que reconocerle esta disposición, y felicitarle por todos los logros que ha realizado a lo largo de estos ya casi seis años de su administración.

Muchas felicidades, señor Gobernador.

Lo segundo que me gustaría significar en esta visita y, repito, más allá, porque aquí ya se ha dicho mucho de las dos obras que se inauguran, las características y condiciones muy particulares de estas obras, se logran dos objetivos importantes, creo yo, la democratización de nuestra cultura.

El Gobernador del Estado de Puebla ha trabajado de manera muy empeñosa, realmente, en abrir mayores espacios a la cultura, éste es uno más, este centro, este museo regional que hoy estamos aquí inaugurando.

Y forma parte también del propósito que persigue el Gobierno de la República, y que hemos venido alcanzando, repito, a través de estos esfuerzos.

Y dos, este tren interurbano, muy emblemático, sin duda, va a ser una obra muy emblemática esta conexión que se logra a través de este medio de comunicación masiva, que contribuye a otros propósitos, además de ser un tren turístico, eminentemente turístico, no sólo servirá a ese propósito, sino también se convierte en un medio de transporte masivo, seguramente que tendrá una gran utilización por quienes van entre estas dos ciudades, trabajan, se tienen que mover, desplazar de un lugar a otro, y creo que sirve a este importante propósito.

Pero lo otro que quisiera significar en esta visita, y sólo porque lo acabo de apreciar, déjenme decirlo aquí, lo quiero. Me ha realmente cautivado muchísimo lo que he apreciado hace un momento, y aquí me acompañó el Gobernador.

Es la generosidad y la nobleza de nuestro pueblo, la nobleza del pueblo de México, que aquí se ve reflejada en mucha de la gente que antes de arribar a este sitio pude saludar en las calles, tanto de San Pedro Cholula como de San Andrés Cholula, mucha gente reunida, mucha gente que ahí me contagió de ánimo.

Créanme que me dio una enorme inyección al alma del Presidente de la República al decirme: Presidente lo acompañamos, lo respaldamos, que Dios le bendiga, que tenga toda la fortaleza para todo lo que tiene hacia adelante.

Y créanme que eso le da, inyecta vitalidad y energía al alma de uno.

Y digo que somos un pueblo muy noble, porque al ir saludando a la gente, observaba sus rostros y frente a estas expresiones de apoyo, de respaldo, gente que no era convocada, gente que yo no sé en qué partido político milita. Era gente que se fue reuniendo, gente que venía saliendo algunas de la escuela que habían ido a recoger a sus hijos.

Y, los saludaba y yo decía: Seguramente están enojados con el Presidente. Pocos me lo llegaron a expresar: ya no más gasolinazos, Presidente, ya no más gasolinazos.

Yo les tengo que decir lo siguiente: Comparto las emociones que hay entre la gente. Créanme que soy el primero en saberlas, sentirlas. No soy ajeno a ellas, porque sé que las decisiones difíciles que ha tomado el Gobierno y que ha asumido la responsabilidad de estas decisiones, no son fáciles y tampoco gana la mayor popularidad, ni se festejan de más.

Pero como lo he explicado en otros espacios, han sido decisiones tomadas, precisamente, para hacer mejor frente a un escenario bien adverso, que nos está tocando vivir al inicio de este año.

Y ahorita a lo mejor les hago hacer un poco más de hambre, porque sí les quiero explicar dos razones centrales, que obviamente nos dejan ver un escenario mucho más desafiante y complejo.

Y ahí están las decisiones tomadas. No muy populares. Créanme que si hubiese tenido una alternativa distinta que me hubiera permitido no tomar las decisiones que se hicieron, no las hubiera tomado de tal suerte o de tal forma, o en ese sentido.

Pero a veces al Presidente sólo le toca escoger entre el mal menor o entre el daño menor. Hay veces que no da margen para más.

Y con esa responsabilidad y con esa firmeza tomamos las decisiones que ustedes conocieron de inicio de año.

Y, de verdad que me llevo de aquí, la nobleza de nuestra gente, porque muy pocos, salvo muy pocos me dijeron: No más gasolinazos, Presidente y, además, en un tono muy respetuoso, en un tomo amable, conminándome a decir: Presidente, ahí nos encargamos en usted, somos el pueblo, piense en el pueblo.

Y es pensando en el pueblo, es pensando en la gente y, sobre todo, en los más necesitados y en los más vulnerables, que se toman estas decisiones por paradójica que parezcan. Por paradójicas que se vean y que no se logren comprender, pero así se han tomado, pensando, fundamentalmente, en los que menos tienen.

Y les decía yo, cuál es la condición que estamos enfrentando, cuáles son los dos escenarios que nos han cambiado un poco el escenario en los últimos años, particularmente, en el último año.

Y que lo quiero explicar, y pedirles a los medios de comunicación que, si recogen esta versión, también abone a las varias explicaciones que se han dado ya a lo largo del tiempo, o a estos primeros días de este año nuevo.

La primera de ellas. Dejamos de ser un país que producía importantes cantidades de petróleo. Se nos cayó nuestra plataforma petrolera.

Y aquí no hay a quien culpar en el tema. Pasó porque se nos fue vaciando o secando el yacimiento más importante que México tuvo, y del que dependió por muchas décadas.

El que el ingreso petrolero fue la fuente central y más importante que ha impulsado el desarrollo de nuestro país. Ahí, precisamente los ingresos petroleros representaron más del orden del 50 por ciento de todo lo que llegaba a los Gobiernos para hacer la obra pública que hoy se conoce en el país.

Y ese yacimiento se fue secando. Se repuso la producción en otras plataformas, pero ya no igual. No alcanzamos a producir lo que en el pasado llegamos a tener por producción petrolera.

Les doy tres datos. Hace apenas diez años el país llegó a su punto histórico de producción: 3.5 millones de barriles diarios, ahí era su punto.

Luego decreció la producción, ya en la pasada Administración alcanzamos a producir solamente 2.6 millones de barriles diarios, con una fortuna, entonces el petróleo valía, como no había valido en muchos años, en tres décadas, más de cien dólares el barril.

Entonces, se bajó la producción, pero teníamos ingresos importantes.

Ahora nos tocó vivir un escenario muy distinto y complejo: poca producción y además el precio del petróleo bajó.

Es el primer escenario que nos tocó vivir, y el mundo lo descontó, nos midió como Nación ante esa realidad, y tuvimos depreciación en nuestro tipo de cambio, nuestra moneda se devaluó, porque evidentemente el mundo reconoció que nuestro petróleo valía poco y que ya no teníamos tanto petróleo.

La segunda circunstancia que nos tocó enfrentar. La campaña electoral de los Estados Unidos y la transición hacia un nuevo Gobierno, con posicionamientos como todos conocemos, difíciles y duros sobre México, lo cual dejó ver, para México, un futuro muy incierto, un panorama completamente incierto.

Y ahí lo que ha generado esto es que inversiones que eventualmente estaban orientadas a venir a México y generar empleos en México, y generar riqueza en México, se detuvieron, se frenaron.

Porque lo que el mundo está hoy observando sobre México es cómo va a cambiar y cuál va a ser el nuevo marco a la relación que construya México con los Estados Unidos.

Éstas son las dos grandes variables que nos dejaron, o nos están llevando a enfrentar una nueva realidad.

Hoy por la mañana definí con toda claridad cuáles son los objetivos que el Gobierno de México se propone para dar marco a la nueva relación con el nuevo Gobierno de los Estados Unidos.

Y lo señalé de manera muy puntual: actuaremos en ejercicio pleno de nuestra soberanía, actuando a partir de nuestras fortalezas, con gran dignidad, pero, también, entendiendo que el marco que norma la relación entre ambos países va a ser distinto y va a cambiar.

Y que vamos a tener un acuerdo y una negociación integral, no sólo en lo económico, no sólo en lo que tiene que ver en nuestro comercio, que es muy importante, hacia allá va el 80 por ciento de nuestras exportaciones.

Es Estados Unidos, efectivamente, el cliente más importante de México, como también México es de los más importantes para los Estados Unidos. Somos el segundo cliente más importante sólo después de Canadá, así de importante somos unos para los otros.

Por eso, a partir de estas fortalezas vamos a construir un acuerdo que sea bueno para ambos países, en la que ambos países ganemos. Repito, con dignidad, con apoyo en nuestras fortalezas, y eso nos convoca a que estemos muy unidos.

Así como ponía el ejemplo el Gobernador hace un momento, de un momento de nuestra historia en el pasado, ante la Invasión Francesa, éste es un momento que demanda el que estemos unidos.

Y que miremos por encima de nuestras preferencias partidarias, de nuestras ideologías, de los partidos con los que simpatizamos.

Éste es un momento que nos convoca a entender, justamente, lo que México tiene por delante y por desafío, y que en unidad es como de mejor manera vamos a superar y a sortear estos momentos desafiantes.

Yo estoy convencido de que la unidad nacional, la que se ha hecho presente en otros momentos difíciles de nuestra historia, y con la cual hemos podido sortearlos, esa será, hoy, justamente, la mayor fortaleza con la que México enfrente sus retos: en unidad, unidos, con optimismo y, sobre todo, con una visión muy positiva de lo que podemos lograr y encontrar como oportunidad, para seguir favoreciendo el desarrollo y la prosperidad de los mexicanos.

Esa es la tarea que tenemos por delante.

Con ello concluyo mi intervención. Los dejo para que vayan ustedes a comer tranquilos y en paz. Llevándose, ojalá, espero, estas dos reflexiones.

Y hoy particularmente llevándome de Puebla, de esta visita a Puebla, señor Gobernador, toda mi gratitud para con la gente de esta entidad.

Porque, si bien podrían haber estado más enojados, como yo esperaba encontrármelos, la verdad, hoy me llevo en su saludo, siempre cordial, amigable, un gran alimento.

Yo sí me voy muy alimentado en el alma; muy alimentado, muy revitalizado y con una enorme energía para encabezar los esfuerzos que, como nación, debemos de llevar a cabo para seguir creciendo y, sobre todo, que México siga siendo un país de más desarrollo, de más prosperidad y de más oportunidades para todos los mexicanos.

Muchísimas gracias por su atención.