El sol quema, el calor sofoca y el camino es largo, son 62 kilómetros sobre un terreno que en ocasiones luce atestado de rocas y tierra suelta. Los camiones de carga Diconsa transitan con las cajas llenas de alimento a Xopilapa, Veracruz, donde hombres y mujeres acompañados por mulas y burros, y “equipados” con carretillas, esperan ansiosos su arribo para cruzar el puente con el abasto a cuestas y terminar el recorrido. Al otro lado, la razón de su sacrificio: sus familias. 

La presencia de la paraestatal hace que la comunidad deje de trasladarse más de 2 horas a pie para ir a buscar alimentos. Diconsa se los acerca hasta donde es posible. Los últimos metros, hacia la tienda comunitaria, lo hacen con bultos de maíz y productos de la canasta básica en las espaldas o con sus animales de carga. Nadie se rinde. 

El gerente de la Sucursal Veracruz, Humberto Pérez Pardavé, explicó que son los trabajadores del almacén rural Puente Nacional los encargados de trasladar comestibles sanos y de buen precio para las familias necesitadas que habitan la zona, donde la única institución con la capacidad e infraestructura para internarse entre cerros y cañadas es Diconsa.   

“Llevamos 8 toneladas de producto por mes a la única tienda que hay en Xopilapa”, enfatizó el funcionario, quien añadió que los caminos se complican en temporada de lluvias, “cuando eso sucede, debemos sacar toda nuestra habilidad e ingenio para llegar la zona. Los caminos se ponen resbaladizos y cualquier error, podría ser causante de algún accidente”.

El almacén rural Puente Nacional abastece alimentos con alto valor nutricional a 160 tiendas comunitarias, 11 comedores de la Secretaría de Desarrollo Social y 100 clínicas del sector salud en 22 municipios veracruzanos. 

En tanto, la encargada de la tienda comunitaria, Alberta Gregorio Santiago, destacó la participación de los pobladores, quienes se reúnen frecuentemente para organizar su pedido. Posteriormente, esperan a los trabajadores de Diconsa que transportan la mercancía hasta Mata Oscura, donde termina la carretera. Ahí, los habitantes de Xopilapa toman la estafeta para concluir el recorrido.