Para atender las poblaciones inhóspitas en el corazón de la Sierra Madre Occidental, donde el bosque abraza a Durango y Sinaloa, Diconsa moviliza mensualmente más de 550 toneladas de alimentos a 85 tiendas comunitarias, donde el 30 por ciento ellas, representa la única opción de abasto.

El almacén rural Altares, establecido en Durango, es el encargado de llevar productos nutritivos a los municipios Santiago Papasquiaro, Otáez, Tepehuanes, Topia, Canelas y Tamazula, afirma el jefe de almacén, Gilberto Sarmiento.

Los trabajadores de Diconsa transitan diariamente por veredas, donde los enormes pinos y encinos son testigos de las largas jornadas de los choferes que no se inhiben ante cualquier clima extremoso.

“En invierno, la temperatura llega a 10 grados bajo cero. La nieve hace que los camiones derrapen. En temporada de lluvias, los camiones se atascan. Sin embargo, el apoyo de los pobladores permite que salgamos adelante”, recuerda Gilberto, con 15 años de trabajar en la paraestatal.

Explica que para que los camiones puedan transitar entre el fango deben rodear las llantas con cadenas, pues esto hace que los camiones se amarren a los caminos y puedan avanzar cuesta arriba a la localidad de Guamúchil, municipio de Santiago Papasquiaro.

Para surtir los poblados que se ubican en la Sierra Madre Occidental, afirma el chofer Francisco Alcalá, “tenemos que conducir hasta 17 horas y cruzar los ríos Rincón de Huajupa y Las Flores”.

A fin de cumplir la cobertura de abasto se realizan largas jornadas. Éstas empiezan por la madrugada de cada lunes. Los camiones salen con la mercancía desde el almacén rural Los Altares. Un radio de largo alcance es su acompañante. A través de él comunican a las poblaciones y a las bodegas Diconsa.

En tanto, desde el almacén Los Altares, la trabajadora Manuela Aguilera monitorea a sus compañeros, se preocupa por ellos, pues sabe que para llegar a la tienda comunitaria La Bufa, en Tepehuanes, los choferes manejan 10 horas, el mismo tiempo hacen para surtir a la pequeña localidad de Campanilla, en Otáez.

A David Francisco Díaz, supervisor de almacenes en la Unidad Operativa Durango, no le sorprende la entrega y el compromiso de sus amigos, pues afirma que el empleado Diconsa se caracteriza por su gran sensibilidad “la población es como su propia familia, por eso, sin importar las condiciones climáticas o los accidentados caminos, el alimento llega porque llega”.

Este apoyo lo agradece Manuela Gandarilla, encargada de la tienda comunitaria Los Altares desde hace 19 años, quien además de ofrecer la canasta básica, en su establecimiento se cuenta con el servicio de lechería.

Luz María López, madre soltera de cuatro hijos y quien acude a las tiendas Diconsa, afirma que “se lleva muchos productos con poco dinero”.

El subgerente estatal, Rubén Gerardo Ontiveros, explica que Durango cuenta con comunidades que sufren carencia alimentaria y que se encuentran muy apartadas, en la lejanía de la sierra. Para llegar ahí, se deben sortear pendientes o detener la unidad de carga para retirar troncos, piedras o lodo.

La presencia de Diconsa realmente hace la diferencia, pues a través de su Programa de Abasto Rural desplaza la canasta básica con un almacén central y 10 rurales que, a su vez, surten a 720 tiendas comunitarias y nueve tiendas móviles.