Una poesía de trascendencia luminosa, de extraordinaria belleza y originalidad así como de una expresión profundamente femenina, ha convertido a Elva Macías (Villaflores, Chiapas, 10 de enero de 1944) en una de las grandes voces de la poesía femenina en México.

Este martes 10 de enero, la poeta y ensayista nacida en Chiapas, tierras de reconocidos escritores, cumple 73 años, de los cuales 57 ha dedicado a conformar una vasta obra que incluye poesía, ensayo, literatura infantil y antologías.

En entrevista con la Secretaría de Cultura, la autora de Círculo de Sueño, Lejos de la memoria, Ciudad contra el cielo, Imperio móvil, Jinete en contra y Caravanas de riesgo, entre otros muchos títulos, aseguró que no descubrió la poesía, pues “la poesía lo descubre a uno. Desde muy chica hacía versitos en la escuela, pero cuando decidí empezar a escribir ya con una libreta, conservándola y con interés de lectura formales, fue entre los 16 y 17 años”.

En su estado natal y con una perfecta salud, celebrará su cumpleaños con la familia cercana y sus tres mejores amigas. Lo hará en activo, pues está por presentar un libro iconográfico de quien fuera su esposo, Eraclio Zepeda, fallecido en 2015, el cual incluirá un breve prólogo con el resumen de su vida y más de 100 fotografías del autor “desde muy pequeñito hasta sus últimas actividades”.

Con este volumen, editado por la Secretaría de Cultura Federal y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, declaró sentirse contenta. “Es muy difícil hacer una síntesis de un autor que hizo tantas actividades, no sólo literarias, sino de viajes, actividades políticas, de todo hizo”.

Con su esposo Eraclio Zepeda, tuvo un diálogo permanente pues ambos nacieron en Chiapas y compartían un gran amor a la historia, tradiciones y cultura de esa entidad. Todo marcado además por la experiencia de los viajes.

“Literariamente somos muy diferentes, siempre tuvimos diálogo en nuestros trabajos, viajamos por muchas partes del mundo, vivimos en varias partes, pues todo esto está resumido en esa iconografía y también en alguna obra mía. Tengo un libro que se llama Caravanas de riesgo, en donde hay poemas que suceden en Chiapas, otros en Moscú y otros en China, en fin es como retratar las experiencias espirituales porque no fuimos viajeros como turistas”.

Elva Macías además de publicar Eraclio Zepeda. Iconografía en el curso de este año, ya prepara un nuevo libro que saldrá a la luz editado por el Fondo de Cultura Económica, el cual incrementará la gran tradición poética de Chiapas que, dijo, “no es tan numerosa como se cree, pero son voces rotundas”.

Y es que para Macías la poesía es producto de una necesidad del hombre. “Virginia Wolf decía que el teatro era una extensión de las discusiones y que la narrativa deviene de las conversaciones, pues yo digo que la poesía deviene de la necesidad del hombre que ha tenido siempre de cantar o de orar”.

Su vida y obra están marcadas por las fuertes tradiciones de su origen, pero también por la libertad y distancia que le dio esa aventura de viajes por China, Rusia y Europa, que emprendió al lado de su compañero, el gran narrador Eraclio Zepeda, cuando en 1963 enamorados huyeron en lo que llamaron “el rapto más largo de la historia".

La vida en China la impresionó. Leyó mucha literatura de esa nación en inglés, en español y de ahí le quedó una huella prácticamente imborrable que es la síntesis, la brevedad en la poesía. “Podría haber escrito con esa grandilocuencia latinoamericana que estaba muy de moda, pero a mí nunca me gustó. Entonces aún después de esos primeros libros, marcados por la poesía oriental, me he quedado con ese poder de síntesis, que a mí es la que más me interesa y me satisface”.

Como señaló el escritor y crítico literario Juan Domingo Argüelles, en la amplia obra de esta autora y desde su primer libro, Elva Macías mostró una preocupación por tener además de una temática muy propia, un perfecto cuidado del idioma. “En general, su obra poética consta de poemas a veces sintéticos, no necesariamente muy breves, pero siempre con un estilo muy cuidado y con una concentración extraordinaria, obviamente estamos hablando de una de las grandes voces de la poesía femenina en México”.

Para el también editor mexicano, Macías es una poeta con un gran sentido de pertenencia a su lugar, a su región, pero que también abordó temas universales. Alguna vez, dijo, “le pregunté a Eraclio Zepeda porqué él había dejado de escribir poesía y él respondió con su característico buen humor: porque ya teníamos una muy buena poeta en la familia. Entonces yo creo que Elva es una de las poetas más significativas de la poesía mexicana y obviamente está entre las voces más auténticas, más originales de nuestra lírica”.

El colombiano Álvaro Mutis señaló que la poesía de Elva Macías “es la esencia de lo nombrado porque sabe iluminar el lado oscuro y siempre escondido de cada cosa, de cada instante y darle una trascendencia luminosa”.

Las influencias poéticas de la autora han sido también vastas. “Me han relacionado afortunadamente, no sé por qué, con Yeats, en algunos giros del uso del poema. En otra época estuve muy lectora de Olga Orozco, luego en los años recientes me ha encantado Adonis, que siempre ha estado de candidato al Premio Nobel y no se lo dan. En fin, uno no puede tener una influencia porque la literatura es muy vasta, afortunadamente uno recibe de muchos otros autores”.

Actualmente, Macías se encuentra en Chiapas de vacaciones. Acaba de leer dos libros, pues para ella “el descanso es con lectura”. Uno de ellos fue El hombre que amaba a los perros, sobre el asesino de Trotsky, Ramón Mercader y el otro fue una pequeña biografía de Pedro Ángel Palou sobre Don Porfirio.

Cabe señalar que la autora estudió Lengua y Literatura Rusas en la Universidad Lomónosov de Moscú. Fue maestra de español para niños en China; difusora cultural en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en Chiapas y en la UNAM, donde ocupó la Subdirección de Casa del Lago. También fue directora del Museo Universitario del Chopo y de las series discográficas Voz Viva de México y Voz Viva de América Latina, además de Premio Chiapas de Literatura Rosario Castellanos, 1993.

Por su amplia obra ha merecido entre otros reconocimientos: el Premio Chiapas, el Premio de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 1994 por su libro Ciudad contra el cielo, y el Premio Internacional Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2012. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores.

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