Este se forma cuando una masa de aire frío choca con una masa de aire caliente, pues al ser más denso, el aire frío se mete como una cuña debajo del aire caliente, lo que genera movimiento y provoca inestabilidad en la atmósfera de esa zona.

Durante este fenómeno se presentan descensos de temperatura, heladas, vientos intensos, fuerte oleaje, abundante nubosidad y lloviznas.

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La mayoría de los frentes fríos que afectan a nuestro país, se originan cerca del polo norte. Después de atravesar los Estados Unidos de América, cruzan el territorio nacional, del noroeste al sureste y según la época del año y su localización geográfica, pueden prolongarse de tres a siete días.

La temporada de frentes fríos en México va de septiembre a mayo, aunque en nuestro territorio su frecuencia es muy variable, lo mismo que su duración, pero en promedio se registran alrededor de 58 al año, la mayoría dentro de la temporada invernal.

En el periodo de noviembre a marzo, los frentes cruzan el territorio mexicano en el Istmo y reciben el nombre de Tehuantepecos, vientos fuertes que ocasionan anomalías térmicas en el golfo de Tehuantepec. Cuando las masas polares atraviesan el Golfo de México dan origen a los fenómenos conocidos como nortes.

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Tras el paso del frente frío, lo más probable es que se registren lluvias, la humedad y temperatura disminuyen y el viento sopla con más fuerza del norte hacia el sur, un poco después el cielo empieza a despejarse pero es entonces cuando se instala la nueva masa de aire gélido y seco, lo que provoca una mayor disminución de la temperatura.

Es importante estar preparados por si se presenta alguno en la zona donde vivimos, lo primero es estar atentos a los avisos de prevención, vestir con ropa gruesa y calzado cerrado, cubrir el cuerpo con chamarra, abrigo, bufanda, guantes, además consumir frutas y vitaminas amarillas, ricas en vitaminas A y C.