Desde hace unos días, el acceso a la sede del Ejecutivo Federal tiene un nuevo elemento que sorprende a los visitantes: un árbol de Navidad natural de 10 metros de altura.

Este oyamel (Abies religiosa) proviene del bosque del Ejido El Capulín, una zona forestal certificada por el manejo sustentable, ubicada en el municipio de Amanalco de Becerra, en el Estado de México.

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A diferencia de otros árboles de Navidad naturales, este ejemplar de alrededor de 20 años, tendrá la oportunidad de seguir generando oxígeno pues no fue cortado sino banqueado, lo que significa que se extrajo con todo y sus raíces y se colocó en un recipiente que funciona como maceta gigante en la que estará hasta que concluyan las fiestas.

Para vestirlo se usaron artesanías mexicanas de diferentes regiones del país y más de 20 mil luces que lo hacen ver majestuoso en el camellón de la calle Molino del Rey, muy cerca de la Glorieta de la Lealtad.

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El Ejido El Capulín tiene una superficie de 557 hectáreas que cuentan con Certificación FSC (Forest Stewardship Council, por sus siglas en inglés) lo que garantiza que los productos tienen su origen en bosques bien gestionados que proporcionan beneficios ambientales, sociales y económicos.

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Para la Navidad 2016, los productores mexicanos alcanzaron una producción de 800 mil árboles que crecieron en plantaciones comerciales de diferentes estados del país.

El Estado de México es el principal productor de árboles de Navidad, con 500 mil ejemplares que crecieron en 4 mil 715 hectáreas.

 

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