Comienza el fuego. Lo primero es mantener la calma, determinar la fuente del incendio y detectar la ruta de evacuación, recordando siempre que lo más importante es salvaguardar la vida.
Si apagar las llamas resulta imposible, lo más importante es evacuar; si se es parte de la Brigada de Protección Civil de un inmueble hay que apoyar a los compañeros y, en tal caso, dirigir al personal hacia las salidas de emergencia.
Con estas bases se llevó a cabo el curso para la prevención de siniestros impartido a personal de la Brigada de Seguridad y Protección Interna de la Gerencia Estatal de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) en Chihuahua.
Esta actividad incluyó maniobras de sofocamiento, evacuación y acciones para ponerse a salvo si quedaran atrapados en un incendio.
Andrea Hernández, coordinadora de la brigada de CONAFOR, subrayó la importancia de saber atender una contingencia.
“En el lugar de trabajo o la casa, sitios muy conocidos por cada uno, la sugerencia es identificar las salidas cercanas aún con los ojos cerrados, haciendo conteo de pasos para llegar a una puerta que los conduzca al exterior y que, en caso de incendios, puedan evacuar pese a falta de visibilidad”, indicó.
Ante la imposibilidad para comunicarse verbalmente por la presencia de humo, los asistentes aprendieron las señales adecuadas para la dirección de una evacuación: lo primero es entender que la salida se hará en fila, cada uno colocará sus manos sobre los hombros del compañero que tienen enfrente, siempre manteniéndose unidos. Quien va a la vanguardia lleva la conducción del camino y guiará al resto de la fila con el movimiento de los hombros.
Si éste se hace al frente indicará al de atrás que debe detenerse; si levanta el hombro izquierdo, la instrucción es virar hacia la izquierda y si levanta el derecho significa que deben ir en esa dirección.
Estar en un ambiente real, con llamas y poca visión fue una experiencia que les abrió los ojos, expresaron Sandra Ochoa y Alejandra Duarte, asistentes al curso y personal administrativo de CONAFOR, porque estar siempre listo hace la diferencia entre la vida y la muerte.