Mujer de primera generación

En la dinastía familiar es la primera en enfrentar al fuego y forma parte de la generación puntera de mujeres combatientes de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

Siendo una niña, Consuelo Díaz veía regresar a su papá a casa tras días de ausencia. Vestido de amarillo, llegaba oliendo a humo, con manchas de hollín y muy cansado. Cada vuelta a casa traía una historia diferente sobre el combate a incendios en bosques del estado de Morelos.

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Con el ejemplo de su padre y hermano mayor, también combatiente forestal, fue como creció. No  imaginó que algún día ella se dedicaría a lo mismo.

Inicialmente se dedicó al comerció de carne en un mercado de Cuautla, Morelos, luego se le presentó la oportunidad de entrar a una de las brigadas de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y decidió ser combatiente.

Sabía que no sería sencillo y, aunque lo dudó, tomó la oportunidad como un reto personal ya que haría algo fuera de lo cotidiano para una mujer.

Ahora, con 32 años, Consuelo tiene el orgullo de ser una de las primeras mujeres en México aceptada para formar parte de una brigada oficial de  la CONAFOR. Así es desde hace dos años.

Para ella ser combatiente no es una tarea fácil, tampoco es la más reconocida. Es un trabajo arduo y complicado que tradicionalmente ha sido desempeñado por hombres.

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Lo más difícil no fue enfrentarse al fuego, a las fuertes rachas de viento, al terreno peligroso o la deshidratación. Lo verdaderamente difícil, confiesa, es la aceptación del grupo, a quienes les pareció extraño tener a una mujer entre ellos. Así lo platica en una de sus primeras incursiones en campo:

“Llevábamos caminando un largo rato para llegar a un incendio. Yo estaba exhausta y ellos iban muy adelante; la verdad no fue la primera vez que quise desistir y nunca más regresar, no creí que podría alcanzarlos. Me senté, los observé y pensé: somos iguales, tenemos las mismas capacidades y aptitudes, algún día caminaré al mismo ritmo, algún día los voy alcanzar, pero de momento lo importante es llegar, aunque sea después que ellos. Si ellos pueden, yo también”, dijo.

Lo que al principio fue miedo, reconoce, se volvió un reto y terminó convirtiéndose en un orgullo, ya que la CONAFOR la consideró para que impartiera un curso a mujeres que buscan integrarse a la tarea de combatir incendios. Este curso se impartió a 13 mujeres durante una semana, en Zapopan, Jalisco. El objetivo fue enseñar el control de riesgos y el comportamiento y manejo del fuego a las participantes.

Junto a otras nueve compañeras de la CONAFOR, Consuelo también asistió al Primer Encuentro de Mujeres de Latinoamérica en el Manejo de Incendios Forestales, que se llevó a cabo del 27 de febrero al 2 de marzo en Tucson, Arizona en Estados Unidos.

Ahí se capacitaron en el manejo de combustibles forestales, quemas prescritas y restauración de zonas después de incendios y, además, en la autovaloración, la importancia del liderazgo y lo relevante que es escuchar todas las opiniones para trabajar en equipo.  

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Una empresaria del bosque

Alma Lilí Mena García es la única mujer en México que es directora de una asociación empresarial que exporta sus productos maderables y la primera en ser presidenta del  ejido que la vio nacer, La Ciudad, en el municipio de Pueblo Nuevo, Durango.

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Su historia con los bosques comienza cuando, ante la repentina muerte de su padre, a los siete años, se convirtió en ejidataria por sucesión.

A pesar de que en su comunidad solo había educación básica no interrumpió su formación académica, emigró a la capital de Durango para continuar con su preparación y, años después, se graduó como Licenciada en Informática y después como Contadora Pública.

Cuando concluyó con sus estudios regresó a La Ciudad para atender las tareas administrativas de su ejido, en donde se encontró con muchas áreas de oportunidad.

"Yo veía que casi toda la madera la vendíamos en tablas, no le dábamos valor agregado. Las utilidades que teníamos eran muy pocas y los costos demasiado altos, no había control. La empresa se manejaba por inercia, así que poco a poco me fui involucrando más”, relató.

Llegó 2012 y con ello Pino Real

Corporación Forestal Pino Real es una  Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC) que surgió en 2012 e incluye a los ejidos La Ciudad y San Pablo, ambos en el  municipio de Pueblo Nuevo y el ejido Vencedores, en el municipio de San Dimas, también en  Durango.

Pino Real vende su madera para la producción de tarima, cercas de jardín y moldura, productos vendidos en el mercado nacional e internacional. En esta corporación trabajan alrededor de 80 personas quienes producen mensualmente 200 mil pies de moldura y 280 mil pies de tarima.

La cerca para jardín, que se comercializa de febrero a junio, alcanza una producción de 250 mil unidades semestrales.

Los ingresos anuales de la empresa ascienden a los 35 millones de pesos aproximadamente.

"Al principio tuvimos muchos descalabros pero con el tiempo empezamos a ver resultados. Queremos crecer en los próximos tres años y doblar la producción de la empresa. Hay en puerta un nuevo producto. Estamos abiertos a que se unan más ejidos y ya hay algunos interesados", explica la directora de la asociatividad.

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La corporación cuenta con la certificación de cadena de custodia del  Forest Stewardship Council (FSC), logro obtenido del acompañamiento del proyecto Biodiversidad en Bosques de Producción y Mercados Certificados, ejecutado por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), dentro del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cofinanciamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés).

Los logros no quedaron ahí

Derivado de su buen desempeño en Pino Real, tuvo la oportunidad de dirigir el aserradero de La Ciudad y después de casi 20 años de labor, en 2014; se convirtió en la primera mujer presidenta del Comisariado Ejidal de ese lugar, cargo que ocupó hasta 2016.

"Fue muy difícil por el machismo que predomina. En mis inicios había hombres que se resistían a mi autoridad, incluso en el sueldo. No, nos pagaban lo mismo a las mujeres", detalló. 

La Ciudad, Pueblo Nuevo, cuenta con 245 ejidatarios, 43 por ciento son mujeres quienes en la actualidad tienen una mayor participación en la toma de decisiones.

"Entre todas hemos hecho un frente común y hemos demostrado que también somos capaces", dice. 

¿Los bosques?

"Me encanta el sector forestal, los bosques para nosotros son importantes porque de ellos vivimos. Ahora con la certificación (de cadena de custodia) vimos la manera de cuidar la biodiversidad, vimos que podemos ser una empresa sustentable y cuidar nuestro bosque. La gente está aprendiendo que si queremos tener utilidades necesitamos cuidarlos y ahora también se ha disminuido el índice de incendios forestales", dice.

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Mujer de raíces CONAFOR

En noviembre de 2016 Consuelo Marisel Figueroa Navarro, Connie, como es conocida entre sus compañeros, recibió una noticia: por su capacidad, trayectoria y conocimientos la nombraron Coordinadora General de Educación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

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La batuta de ese puesto estaba en sus manos para dirigir el área dedicada a acercar a la ciudadanía al tema forestal mediante la investigación, nuevas tecnologías,  educación, capacitación y la cultura.

Más allá del reconocimiento personal, su nombramiento conlleva algo histórico: en los16 años de vida de la institución, es la primera ocasión en que se le otorga a una mujer una coordinación general.

Connie, oriunda de Jalisco, llegó a la CONAFOR en 2006 contratada como prestadora de servicios profesionales para desarrollar una plataforma de capacitación en línea sobre temas forestales. Desde entonces, fue escalando:  jefa de departamento, subgerente, gerente y ahora coordinadora.

Confiesa que su atención y tiempo los ocupaba investigando sobre sus nuevas tareas, capacitándose e informándose sobre los temas y el funcionamiento de sus nuevas responsabilidades.

“Somos pocas mujeres en el mundo forestal, aunque cada vez más. Estamos logrando que nos acepten y nos miren de igual a igual”, reconoció.

Algo que le apasiona es trabajar por la educación en materia forestal, con jóvenes de los centros de Educación y Capacitación Forestal (CECFOR), con silvicultores de todo el país que recibe en el Centro de Formación Forestal (CEFOFOR) en Jalisco.  Esos centros los tiene a su cargo.

Durante estos once años, Connie vio oportunidades donde mucha gente solo vio poco presupuesto y obstáculos.  En un terreno donde muchos solo veían tierra, ella vio el lugar ideal para plantar un bosque.

Conócela

Decidió dedicarse al ámbito forestal  cuando tenía 12 años. Su abuela se le acercó y le dijo “mira el bosque, ojala supiéramos conservarlo”. Esas palabras marcaron su destino.

Consuelo Marisel es Ingeniera en Restauración Forestal por la Universidad Autónoma Chapingo y Maestra en Ciencias Forestales por el Colegio de Postgraduados (COLPOS).

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