Ciudad de México, 30 de agosto de 2016 (CONADE).- Al promover la acción del deporte como objetivo de bienestar para los jóvenes, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) pone énfasis en que uno de los principales riegos al realizar actividad física, es el consumo de anabólicos, sustancias químicas parecidas a las hormonas que tienden a hacer crecer los tejidos musculares.

Héctor Martínez Meléndez, subdirector médico de atención integral al deportista de la CONADE, comenta que estas sustancias ayudan a elevar la fuerza, resistencia y velocidad en el deportista. Existen, dijo, dos tipos de anabolizantes.

“Existen los endógenos, que el cuerpo los puede producir o de tipo exógeno, es decir, una modificación farmacéutica con esta hormona o proteína, se modifica en el laboratorio y una vez que se introduce en el cuerpo hace estos efectos”, explicó Martínez Meléndez.

En el caso de los atletas de alto rendimiento, son estas sustancias exógenas lo que buscan los laboratorios de antidopaje, para ver si algún deportista está sometido a un tratamiento o programa de fortalecimiento mediante estas sustancias.

Una de las principales consecuencias de alerta es que pueden provocar el crecimiento de otros tejidos, no solamente el muscular sino también el receptor que ayuda a que el anabolizante se introduzca en el área específica, y algunos tejidos anómalos o tumores, al alimentarse de estas sustancias, dificultan su oportuna detección.

Desde el punto de vista fisiológico en los jóvenes, “cuando se pasa de alguna etapa de la niñez a la pre-pubertad, pubertad o juventud, los cambios de caracteres sexuales están mediados por este tipo de hormonas anabolizantes y cuando a un joven se le pretende o se le aplica un tipo de estas sustancias, se debe tomar en cuenta que el cuerpo secreta una cantidad específica para poder hacer esos cambios fisiológicos; sin embargo, si no se dosifican adecuadamente estos anabólicos, el cuerpo se sobrecarga y la secreción natural para, como equilibrio afectando el eje hipotálamo gonadal” agregó el experto.

Estas sustancias, también llamadas esteroides, tienen un ciclo de vida dentro del organismo, pero para que genere los efectos, se necesita ingerir por varios días acompañadas del ejercicio y para que haya una adaptación muscular se necesita tres semanas, el error recae cuando no se hacen ciclos adecuados y el consumo se prolonga por meses.

Sin embargo, las consecuencias recaen en los órganos, “siempre hay un daño, este tipo de anabolizantes se metabolizan por el hígado y riñón, trabajan más y la consecuencia radica en la cuestión hepática”, comentó.

Dentro de los efectos psicológicos en un joven que consume anabólicos es que se muestran más eufóricos, tienden a estar más estimulados y soportar más carga de entrenamiento, son más activos y presentan cambios de actitud y menos cansancio.

Para finalizar, el subdirector médico recomendó no utilizarlos, ya que tienen un costo en salud bastante elevado, por eso se catalogan como sustancias dopantes, dan beneficios en el rendimiento, pero dañan el organismo, por lo que llamó a no incentivar su consumo, por ejemplo en los gimnasios donde las personas, en específico hombres, son más susceptibles a ingerirlos.