Este año, para su 14ª edición, la presencia de México estará a cargo de Antonio Vega Macotela, con la pieza “Molino de sangre”. Se trata de una instalación que reproduce rigurosamente en escala 1:1 una de las primeras máquinas usadas en el proceso de acuñación que la Casa de Moneda de México adoptó a partir de 1732 y que será instalada frente al castillo del Orangerie, uno de los sitios más emblemáticos de la exposición.

Es un “molino” porque su diseño se basa en los “ingenios” utilizados para la molienda de cereales, que eran impulsados por los caudales de los ríos; y es “de sangre” porque donde no se contaba con esta fuerza motriz se le sustituyó por la de bestias o personas.

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Aunque en América estas máquinas se utilizaron solamente en la laminación, el molino de Vega Macotela cuenta con lo necesario para acuñar, como se hizo en Europa. Y es aquí donde intervino la Casa de Moneda, que enfrentó el reto de producir los troqueles de rodillo y aportó los cospeles en que se acuñará durante la exposición: 100 días a partir del 10 de junio.

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Para el artista, las piezas acuñadas, más que medallas conmemorativas son monedas que cuestionan la transformación de la sangre en dinero, y estarán asociadas al circuito de los bitcoins, donde tendrán un valor determinado por una lógica diferente a la del mercado.

A 170 años de la última vez que utilizó un molino de sangre, la Casa de Moneda de México celebra la construcción de esta pieza que confirma, una vez más, la estrecha relación que hay entre el arte y la moneda.

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