Por ello, los gobiernos deben buscar el desarrollo inclusivo global desde una perspectiva integral, involucrando a todos los actores relevantes del desarrollo. Esta diversidad de actores, con diferentes capacidades, debe caminar hacia la consolidación de asociaciones multiactorales e inclusivas que busquen producir desarrollo efectivo, tal y como lo precisó el Consenso de Monterrey. Estas alianzas han probado ser un instrumento necesario para la implementación de la ambiciosa Agenda 2030 y sus Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). En concordancia, la agenda de acción de Addis Abeba confirma este requisito, reconociendo la relevancia de los flujos públicos y privados, nacionales e internacionales, para la implementación del nuevo paradigma de desarrollo.
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