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Durante los 6 años que llevo haciendo Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) he tratado de sistematizarla y buscar que tenga más impacto, que se le conozca más, por eso la creación de este libro.

La cooperación es un tema apasionante que me ha entusiasmado mucho porque he podido darme cuenta de su riqueza y del papel que juega en la política exterior de México. Es el instrumento más noble de la diplomacia, es la mano que se ofrece a otros países y sociedades, es humana y tangible a diferencia de la política multilateral en la que uno puede pasar semanas enteras negociando un texto y preguntarse cuál será su impacto para la humanidad o para México. La cooperación como ayuda humanitaria es la diferencia entre la vida y la muerte, el desamparo o el alivio. En el caso de Haití, la ayuda de México hizo toda la diferencia después del terremoto.

He buscado que a través del libro los lectores descubran que la CID mexicana tiene raíces muy profundas y fuertes a lo largo del tiempo, pero que se han olvidado. Hay episodios conocidos, como la mano tendida a los refugiados españoles y europeos durante 30s y la Segunda Guerra Mundial, o el asilo a más de 150 mil centroamericanos en los 70s y principios de los 80s, pero hay otras historias que me parece que merecen ser rescatadas y son necesarias para tener la imagen completa de lo que era la cooperación.

Por ejemplo, la CID educativa es la más antigua y ha tendido mucho impacto. El Programa Escuelas México se remonta a 1943 y desde entonces  ha apoyado a escuelas de Latinoamérica y el Caribe de varias formas, desde infraestructura o donación de libros, que no sólo significa donar material de trabajo, es también compartir nuestra política educativa y la experiencia que México ha desarrollado para su propia políticas públicas, hasta el Premio de pintura y de mejor aprovechamiento de 6to grado que incluye una visita a México de los ganadores. Estas experiencias para los niños son inolvidables y dejan una huella permanente. Estas acciones cimientan un verdadero puente entre nuestro país y esos países.

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Un hallazgo de este libro fue redescubrir que en los 60s Pedro Ramirez Vázquez, el arquitecto del edificio de la Cancillería en Tlatelolco o el Museo de Antropología, diseñó un aula prefabricada que pudiera transportarse hasta en burro o panga para construir las miles de escuelas que hacían falta en el país. El Presidente Adolfo López Mateos ofreció estas escuelas a los países que las necesitaran. Así se entregaron 399 escuelas a lugares como Yugoslavia, Costa Rica, India, Filipinas, Bolivia, Brasil, entre otros. 

Un proyecto de cooperación que contribuyó enormemente al mundo es la revolución verde. Gracias al trigo mexicano en los 60 s países como la India o Paquistán evitaron la hambruna y la muerte de millones de personas. Gracias a que en el Valle de Texcoco y el Valle del Yaqui se desarrollaron nuevas semillas de trigo y maíz. Esos lograron dar brinco en productividad agrícola y la producción de trigo de todo el mundo. Este es el único ejemplo que incluyo en el libro de la cooperación recibida de Estados Unidos, ya que gracias al extraordinario trabajo del científico  Norman Borlaug, México dio el brinco a la sustentabilidad alimentaria y de ahí, la humanidad entera. Borlaug recibió el nobel de la paz en 1971 por esta importante contribución. Ese premio en parte, según el reconoció, también iba para todos los mexicanos que trabajaron con él desde 1943 para mejorar el trigo que se producía en México y Norte América. 

Centroamérica y el Caribe es nuestro vecino más inmediato. Una región donde nuestras economías y sociedades coexisten de manera cercana. Hay una interdependencia. Los niveles de desarrollo son desiguales, aquí es donde México tiene mucho que ofrecer como lo ha hecho antes, en la construcción de instituciones en materia de salud, prevención de riesgo. A lo largo de la historia México ha desempeñado papel muy importante en el desarrollo de estos países. Con esta región, la CID sigue estando en el centro de nuestras vinculaciones y complementa muchas otras acciones de orden económico o político.

Por ejemplo, en los 80s en Centroamérica, hubiera sido inconcebible la política exterior que llevó a cabo el gobierno mexicano, sin la aportación de la cooperación, uno de  los episodios importantes de la cooperación que México ha ofrecido es el relacionado con el Acuerdo de San José, en el que México junto con Venezuela, nos comprometimos a contribuir con Centroamérica para la adquisición de crudo, garantizar abasto para Centroamérica y el Caribe, y entregar créditos blandos. Con el pago de esos créditos se realizaron proyectos de cooperación en infraestructura o en adquisición de bienes intermedios como autobuses urbanos.

El Acuerdo de San José es el antecedente del Fondo de Yucatán. 35 años después seguimos aprovechando este instrumento de cooperación financiera para contribuir con la integración y el desarrollo de Centroamérica y el Caribe.

Analizar el pasado permite entender mejor el presente. A lo largo de la historia de la CID mexicana hemos avanzado mucho. En libro cuento historias individuales de presidentes, ministros, secretarios. Entonces la CID eran iniciativas de personas porque no había instituciones dedicas a la cooperación en este país. Hoy existe, es la AMEXCID, eso quiere decir que ahora la institución es más importante que quienes trabajamos en ella. Esto nos da certidumbre en las acciones y nos permite trabajar a mediano y largo plazo.

La existencia de la Agencia a través de una Ley y un Programa de cooperación obliga a que las acciones sean más sistemáticas y coordinadas con distintos actores que participan de la cooperación. Necesitamos recursos a la altura del quehacer internacional de México y nuestras ambiciones en el exterior.

Hay un desfase de lo que queremos construir en el exterior y los recursos con los que contamos para la cooperación. México tiene enormes capacidades, podemos hacer mucho más a pesar de dificultades económicas del país a pesar de las carencias de nuestra sociedad.

La CID es una cuestión de ética, tenemos el deber de tender la mano al prójimo en sus necesidades, es un apoyo a las políticas exteriores y a la necesidad de mantener una estabilidad en el mundo en donde en lugar de presenciar con brazos cruzados terribles disrupciones sociales y económicas, podamos evitar la implosión de países o sociedades.

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Nota: El libro 100 años de cooperación de México fue acreedor al Premio Genaro Estrada por investigación.