El 12 de febrero de 1959, el entonces presidente Adolfo López Mateos (1958-1964) creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg). La iniciativa, gestada en el marco del Plan de Once Años impulsado por el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Jaime Torres Bodet, estaba encaminada a proporcionar a los mexicanos los libros para sus estudios de manera gratuita

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Fue así que el 16 de enero de 1960, once meses después de fundada la Conaliteg, se entregaron, en la localidad de El Saucillo, San Luis Potosí, los primeros libros de texto gratuitos: Mi libro y Mi cuaderno de trabajo de primer año, los que fueron distribuidos en las más de 33 mil primarias en todo el país, para los dos millones 11 mil alumnos inscritos en primer grado para el periodo lectivo 1960.

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Si bien el Estado mexicano otorgó libros de texto gratuitos durante el porfiriato y en algunos gobiernos postrevolucionarios, la originalidad, y punto de discordia, de la Conaliteg se localizó en definir al Libro de Texto Gratuito como único y obligatorio.

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Señala Elizer Ixba Alejos que por primera vez, en la historia de México, no habría distinción entre niños de escuelas primarias públicas y privadas, rurales y urbanas, por el carácter gratuito, único y obligatorio del libro de texto. De este modo, el Estado mexicano no sólo unificó contenidos, sino que se atribuyó funciones de autor, editor, impresor y distribuidor.

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Las reacciones contra esta política de Estado no se hicieron esperar. Las primeras voces se concentraron en denunciar al libro de texto gratuito como una disposición autoritaria, inconstitucional y contraria a los fines educativos y culturales del Estado. Estas críticas se desarrollaron en un ambiente anticomunista, y se orientaron a denunciar que, de esta forma, el Estado extendía su intervención en los asuntos educativos y sociales del país.

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También los libreros y editores, en especial los extranjeros, se opusieron a la medida. Esto es entendible si consideramos que para la época el gremio editorial de libros escolares enfrentó tres acusaciones:

  1. El monopolio en manos de extranjeros. En específico de españoles.
  2. El alto costo de los libros; y,
  3. La obstrucción de sellos editoriales mexicanos en las listas oficiales de la SEP.

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La creación de la Conaliteg obedeció a un doble propósito por parte del Estado. Por un lado, la gratuidad de los textos y su distribución masiva, que coadyuvó a la igualdad de oportunidades educativas. Y, por otro, su carácter obligatorio los habilitó como un vehículo transmisor de una ideología acorde con las concepciones e intereses del Estado.

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En el Archivo General de la Nación (AGN) —en los fondos Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos—, se resguardan documentos en los que empresarios, periodistas, organizaciones sociales, estudiantes y profesores expresan su sentir sobre este proceso que despertó la animadversión de diversos sectores de la sociedad.

¡Ven! Visita el AGN y conoce la historia de México a través de sus fondos documentales.

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